Jorge Mario Andrino Grotewold.
* @jmag2010

¿Cuál es la doctrina de pensamiento de Guatemala ante la situación del terrorismo? ¿Tiene el país un posicionamiento sobre el gobierno abierto como política internacional? ¿Hacia dónde orienta la nación su política migratoria? ¿Y cuál es su accionar sobre las políticas ambientales recientemente adoptadas por el Cop21? ¿Existe una política internacional de protección de derechos humanos? Todas estas y muchas otras interrogantes se dan en el país y en nuestros países vecinos y amigos ante una política exterior tradicional guatemalteca que nunca se ha definido, ni tiene un posicionamiento formal.

Guatemala no es conocida por contar con una política exterior fuerte ni constante. Por el contrario, los nombramientos políticos de los cancilleres y embajadores, desde siempre han permitido que las decisiones del país sean aquellas que otros Estados les obligan a seguir, privilegiando aspectos geopolíticos de interés distinto al nacional. Por supuesto, muchos elementos deben tomarse en cuenta, especialmente de quiénes son los aliados estratégicos internacionales y especialmente, aquellos cuya rectoría mundial privilegia la protección de los derechos humanos, el sistema democrático, así como aquellos cuya agenda de cooperación alcanza a mejorar las condiciones de desarrollo nacional.

Esa alianza estratégica ha permitido que múltiples países salgan en apoyo al país, especialmente cuando han existido cambios fundamentales de índole político, como lo fue el retorno a la democracia en 1985 y la suscripción de los Acuerdos de Paz en 1996, dando fin al conflicto armado interno. Esa cooperación y apoyo de países amigos, permitió encaminar múltiples proyectos de fortalecimiento de la incipiente democracia como la justicia y los poderes locales, sin que el Estado haya sido capaz de darle continuidad a esas acciones y programas con sus propias condiciones. Las agendas de cooperación, sin embargo, terminan y se frustran, cuando los esfuerzos son unilaterales y la expectativa de que el Estado responda de forma eficiente, se acaba.

Históricamente, Guatemala ha recibido influencia de otros países como Estados Unidos o Europa para aspectos geopolíticos, de estrategia en seguridad e inclusive, de desarrollo económico. Los propios Tratados comerciales o acuerdos de asociación son un clásico ejemplo. Sin embargo, esto no significa pérdida de la soberanía, sino una limitación por aspectos de mutuo interés, siempre y cuando el poder político siga estando en control de los agentes del Estado nacional. De lo contrario, sí puede significar una intromisión internacional, algo que no está pasando en Guatemala.

Guatemala, como nación, no puede cometer errores estratégicos como el pelearse con sus principales socios económicos y políticos. A pesar de que la soberanía no puede estar en juego y ésta debe preciarse, el juego político internacional debe ser inteligente y estratégico, algo que vemos que ni con un canciller de carrera ni con un gobierno nuevo, ha sido o es posible.

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