Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt

En la zona 10 existe un edificio de oficinas ubicado en la 17 avenida, entre la 19 y 20 calles. Quienes salen de ese parqueo y se van a dirigir hacia el Obelisco deben cruzar a la derecha, en la 17 avenida de la zona 10, tomar la 20 calle y retornar para transitar en la 19 calle. En días de tráfico hacer ese recorrido y volver a llegar a la altura del mismo edificio del que se salió puede tomar hasta 20 o 30 minutos.

Pues para evitar ese problema, hay algunos conductores que prefieren meterse en contra de vía en la 17 avenida, en un tramo como de unos 30 metros.

De esto ya se le informó a la Municipalidad de Guatemala que llegó a señalizar el asfalto, pero no se resolvió el problema.

Pues resulta que en días pasados, a un señor que iba saliendo del edificio mencionado y se metió en contra de la vía para ahorrarse unos minutos, le fue obstruido el paso por un cristiano que estaba haciendo lo correcto y llevaba la vía, toda vez que venía del Boulevard Los Próceres, cruzó en la 17 avenida y se disponía a cruzar a la derecha en la 19 calle.

No contento con venir en contra de vía, al serle obstruido el pasó se dio a la tarea de bajar el vidrio y gritarle ¡hijo de la gran p…! a la persona que estaba haciendo lo correcto. El de la “culpa” era el que cumplió la ley.

Y es que es algo que, como las muertes, los robos, la corrupción y la impunidad entre muchas otras cosas, ya nos acostumbramos a ver y a tolerar como si tales hechos fueran parte del paisaje.

En hechos de tránsito quien tiene la razón mejor ya no dice nada porque “no vaya siendo que el fulano vaya armado” y entonces resulta que los infractores no solo no reciben ningún castigo legal, sino que ahora ni una buena sacada de madre se ganan porque la gente prefiere evitar “problemas”.

Y esto que describo es algo que retrata el lado de nuestra Guatemala que debe cambiar, puesto que nos hemos acostumbrado a que cumplir la ley es para pendejos, es para gente que no aprende a sacarle ventaja a la impunidad, a la falta de la certeza del castigo.

Y lo malo es que hechos similares pasan muy a menudo. ¿Cómo se explica usted que en un colegio de la zona 14, donde supuestamente accede gente “más educada” los maestros le tienen que pedir a los padres que respeten la cola de carros y no se cuelen para recoger a sus hijos?

Guatemala debe ser diferente, pero no pasará nada si nosotros mismos no erradicamos las malas prácticas, las malas mañas y las malas conductas. Al final del día, infractor por igual es aquel que se mete en contra de vía, como aquel que mata o roba.

Nuestro país será otro el día que estemos dispuestos a liderar con el ejemplo desde el seno de nuestros hogares, insistiendo en la necesidad de cumplir la ley, por engorroso que pueda ser su cumplimiento. Y lo que no nos guste, ejerzamos ciudadanía por cambiarlo mediante la manera correcta.

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