FRANCISCO CÁCERES BARRIOS
fcaceres@lahora.com.gt

Disculpen si continúo insistiendo en mi tesis de que el desastre del Organismo Legislativo con que contamos es la causa de la gran mayoría de problemas que tiene nuestro país. Que conste, con ello no estoy diciendo que por ello hay que cambiar la Constitución, como tampoco le estoy dando la razón a tantos que interesadamente se desviven por cambiarla ya que muchísimo se pudiera lograr, si no la mayoría, con solo cumplirla y aplicarla con mínimos ajustes en ciertas leyes, como en la que se refiere a los asuntos electorales y de partidos políticos. La falta de respeto no es de ahora, proviene de nuestros políticos desde hace mucho tiempo. Ellos se olvidaron de cumplir con sus deberes ciudadanos para satisfacer sus intereses. Por ello es que corresponde a nosotros, a la ciudadanía, llevar a ocupar cargos públicos solo a gente idónea, capaz, con experiencia y con sólidos valores y principios, pues solo así evitaremos que nos dejen de ver la cara de lo que no somos.

No puedo llamarlo de otra manera, fue una tremenda falta de respeto el haberle enviado el mensaje a la población para incrementar la remuneración a los diputados, a través de su subalterno Alfredo Tumax, secretario (con minúsculas) de uno de los sindicatos de trabajadores del congreso (también con minúsculas) porque de alguna manera debía responder al inmerecido sueldo que le asignaron. ¿Acaso no es insultar a la inteligencia de la población proponer que a los diputados se les debiera igualar sus remuneraciones con las de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, de Constitucionalidad y del Tribunal Supremo Electoral? No lo digo porque sus integrantes estén ganando un sueldo justo ni equitativo pues a juicio personal y de muchos de mis conciudadanos es muy elevado, más todavía cuando demuestran poca honestidad y calidad en el desempeño de sus deberes y obligaciones.

De ahí que insista en decir que mientras nuestro Congreso no esté integrado por representantes que legítimamente lo sean, tampoco vamos a llegar a ninguna parte. Creo que hasta el momento la nueva integración de la legislatura ha demostrado tener muy poca capacidad. Tampoco sus integrantes son idóneos, ni cuentan con la experiencia suficiente para visualizar que no es enviando a la cárcel a los ministros que no lleguen a sus interpelaciones como van a cumplir sus deberes de fiscalización, sino que para ello es forzosamente necesario demostrar un cumplimiento ejemplar y honesto con sus deberes legislativos. ¿Es que con sus disposiciones para evitar el transfuguismo, después de haberlo realizado previa y descaradamente, no están dando una prueba evidente de lo que va a repetirse cuatro años más en el Congreso?

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