Martín Banús
marbanlahora@gmail.com

Recibimos hace algún tiempo ya, un correo electrónico que, diríamos nosotros, es todo un sincero llamado a la conciencia de quienes se han acomodado o entregado a la amoralidad y al desenfreno propio de la sociedad actual, misma que parece incapaz de distinguir entre lo bueno y lo malo, al asirse de un materialismo que tiende a dominarlo todo, ante la permisiva pasividad y despreocupada mirada de los políticos, autoridades y pueblo en general.

Hemos querido compartirlo con ustedes, estimados lectores, porque estamos seguros que todos saben y comprenden que en Guatemala estamos en una delicada encrucijada en la que podríamos estarnos jugando, como se dice, nuestra última oportunidad democrática.

Fue en la ciudad de Kansas, EE. UU., durante una apertura del Senado de esa ciudad, en la cual se acostumbra elevar una oración, previo al inicio de las actividades propias de los parlamentarios. La oración quedó a cargo del pastor Joe Wright, y como era ya costumbre, nadie esperaba si no una oración “ordinaria”, pero no fue eso precisamente lo que escucharon. Oró así:

“Señor, venimos delante de Ti este día, para pedirte perdón y para pedir tu dirección.
Sabemos que tu Palabra dice: ‘Maldición a aquellos que llaman bien, a lo que está mal’  y es exactamente eso, lo que hemos hecho…
Hemos perdido el equilibrio espiritual y hemos cambiado nuestros valores.
Hemos explotado al pobre y hemos llamado a eso, «suerte».
Hemos recompensado la pereza y la hemos llamado, «ayuda  social».
Hemos matado a nuestros hijos que aún no habían nacido, y hemos llamado a eso, »libre elección».
Hemos abatido a nuestros condenados y lo hemos llamado, «aplicar justicia».
Hemos sido negligentes al disciplinar a nuestros hijos y lo hemos llamado, »preservar su autoestima».
Hemos abusado desde el poder y a eso le llamamos, «hacer política».
Hemos codiciado los bienes de nuestro vecino y a eso lo hemos llamado, «tener ambición».
Hemos contaminado las ondas de radio y de televisión con  violencia, banalidades y pornografía y lo  hemos llamado, «libertad de espectáculo y de expresión».
Hemos ridiculizado los antiguos y sólidos valores de nuestros ancestros, llamándolos «pasado obsoleto».
Oh Dios, mira en lo profundo de nuestros corazones; purifícanos y líbranos de nuestros  pecados.
Amén.”

Las reacciones a la oración de Wright fueron masivas, positivas e inmediatas… La oración sorprendió a todos los presentes marcándose un antes y un después en la apertura de ese Senado.

Se dice que la situación de Guatemala, y nosotros coincidimos con eso, es extremadamente seria y comprometida (aunque hasta donde recordamos, siempre ha sido así). Hemos tenido, los guatemaltecos, la triste capacidad de viciar y degenerar un sistema y un modelo político plagado de libertades y bondades, mismas de las que siempre hemos abusado torpe y criminalmente. Hemos, además, cuando no aceptado la verdad que nos perjudica, odiado escucharla, lo que nos delata como un pueblo hipócrita… Ya lo decía Wright, “Maldición a aquellos que llaman bien, a lo que está mal…”

Para algunos el impostergable Cambio en Guatemala, sólo podría orquestarse con un gran líder… Pero la verdad es que el cambio de actitud que es la base y el inicio de todo, en realidad adviene con la reflexión y la observación serena de nuestras omisiones y defectos, como personas y como pueblo… Y eso es impostergable para países que se respetan y se niegan a seguir viendo como algo bueno, a lo que está mal…

El nuevo gobierno, claro que sí, goza por principio, más que del privilegio de la duda, de la imposibilidad de reacción de muchos guatemaltecos que ya no creemos sino en resultados, no importa con qué modelo ni quien los alcance… ¡Resultados, eso sí, con justicia y justicia con resultados!

Que Dios también mire en lo profundo del corazón de todos los guatemaltecos, para que los inspire, los fortalezca y los ilumine, al punto que no sólo distingan entre el bien y el mal, sino que además actúen siempre acorde a su mandato.

Para terminar, valga decir que durante la oración del pastor Wright, un parlamentario abandonó la sala y otros tres de ellos criticaron su oración, calificándola como, “un mensaje de intolerancia”…

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