Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt

El día de ayer, la diputada Nineth Montenegro sumó un capítulo más a esta asquerosa historia del Listado Geográfico de Obras (LGO), evidenciando que por 158 proyectos que tienen cero avance físico, el Estado ha pagado Q73 millones por el ejercicio fiscal del 2015.

La Hora, más que ningún otro medio, ha venido denunciando que el LGO es la mera fuente de ingresos que permite a muchos convertirse en millonarios lucrando con las necesidades de la gente y que en los dos últimos años se han asignado Q24 mil millones de quetzales.

En otras palabras, los Q73 millones que denunció Montenegro ayer es apenas la pequeña punta de un iceberg al que el año pasado se le asignaron Q13 mil millones y que, como ya quedó evidenciado con ese pequeño botón, se ejecutan sin ningún control, sin transparencia y sin que se tengan que rendir cuentas.

En Guatemala todos tenemos que cambiar y eso pasa por entender que si bien es necesario señalar casos concretos para dimensionar mejor un problema, debemos tener la capacidad de enfrentar las fuentes de los problemas para darnos el mejor chance de que los vicios se acaben y no solo cambien de manos.

Dentro del mismo Congreso, faltan más voces para que terminen de denunciar las asquerosas componendas que derivan alrededor del LGO; evidenciar una parte del problema es bueno, pero es insuficiente porque lo que se necesita es cortar de raíz esa fuente de corrupción.

Los diputados y la misma sociedad no podemos ser como Jimmy Morales y pretender darnos “paja” a nosotros mismos esperando que todos se las deban creer, en otras palabras, no podemos decir que deseamos cambios, pero actuar de una manera en la que nos aseguramos que esos cambios no llegarán.

En un país con tantas carencias, con tanta marginación, con tantos problemas, con tanta gente pobre, con tanta gente sin acceso a la salud, a la educación, al desarrollo, sin seguridad, con tanta impunidad, sin acceso a una justicia pronta y cumplida y con una corrupción desbordante gracias a esa impunidad, un elemento como el Listado Geográfico de Obras debería ser suficiente para salir a las calles a demandar cambios o hasta demandar la depuración del Congreso y la cancelación de todos los partidos políticos. Simplemente nuestro sistema no sirve para la gente.

Otto Pérez no cayó por las miles de personas que salieron a la plaza, ni siquiera por aquellos que buscaron incidir para lograr cambios de fondo y que aún siguen luchando por ellos como la Usac, sino que Pérez cayó cuando la justicia emitió una orden de captura en su contra pues de lo contrario, muy tranquilamente habría llegado al 14 de enero para darle la banda a Morales.

Y créame que la justicia no podrá procesar a los 158 diputados, así que si las personas no entendemos que ningún cambio social se logrará salvo que venga desde abajo y que ese cambio pasa por un nuevo modelo en donde el Estado esté al servicio de su gente, en especial la más necesitada, créame que Guatemala no va a cambiar, y nunca podremos romper el círculo generacional de la impunidad y la corrupción.

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