Lic. Douglas Abadía C.
douglas.abadia@gmail.com

Cuando se habla de política exterior regularmente se refiere a las acciones que toma un Estado frente a otro, o a un grupo de Estados; estas acciones, ya sean de carácter económico, político y/o militar determinan las relaciones que se puedan mantener fuera del territorio nacional.

El conocimiento correcto de lo que es política exterior desde el plano conceptual es necesario para que se realice una formulación adecuada; además para obtener los mayores beneficios para el país que la lleva a cabo.

Con respecto al concepto de política exterior la doctrina ha elaborado diversas definiciones y, en la mayoría de ellas se limitan a la fase ejecutiva, dejando un vacío en la parte de su elaboración, y es que toda política en general está compuesta no solo por acciones sino también por decisiones, es decir, decisiones y acciones, lo cual implica que en su elaboración y diseño se va a pasar necesariamente por un proceso de toma de decisiones.

La política exterior, constituye una política pública, la cual ha adquirido gran importancia por sus implicancias y alcances en el ámbito internacional. Es por ello que, en su elaboración van a influir toda una gama de factores internos y externos determinantes al momento de establecer la agenda internacional de un país.

En cuanto a los factores internos estos juegan un rol importante, por cuanto todos los modelos de política exterior tienen un sustento político y económico en la política interna, que es su fase de elaboración, de tal manera que, entre ambas existe un nexo de causalidad, causa-efecto, en el que hay que resaltar la influencia del régimen político de turno, el cual le da un sello particular a la política externa, en donde por supuesto, también intervendrán los factores externos coyunturales en su fase de elaboración.

Si bien es cierto que, el Estado es el sujeto de Derecho Internacional por excelencia, éste ya no es el único actor o sujeto en las relaciones internacionales, debido a la emergencia de nuevos actores no estatales en el escenario internacional, los cuales han reconfigurado la estructura del sistema.

De esta manera, el Estado ha dejado de monopolizar el manejo de las relaciones externas, debido a que nuevos actores también intervienen en la escena internacional, este es el caso, de las ONG y las Transnacionales, como corolario de los acelerados procesos de globalización e integración, cuyo influjo desde un punto de vista económico, ha permitido la liberalización del comercio, la facilitación de las inversiones entre los diversos países del hemisferio, integrando la economía mundial, dejando atrás aquellas barreras comerciales de antaño, incluidos problemas de tiempo y distancias geográficas, los mismos que han generado la intensificación de las relaciones comerciales de bloque a bloque y entre países vecinos y limítrofes, asimismo, ha permitido el intercambio cultural y tecnológico, inclusive ha logrado integrarlos políticamente.

Por ello se dice que la política exterior responde a necesidades que tienen los Estados y que a través de sus gobiernos tratan de buscarles soluciones en el plano internacional, esto mediante los distintos mecanismos de interacción que existe entre los Estados.

Es por ello que en la historia reciente de latinoamericana, que empieza con los procesos independentistas, se observa una constante injerencia de distintos actores internacionales. Injerencia que hasta la fecha no le permite desarrollarse libremente en los ámbitos político y económico.

Las diferencias internas que ha vivido la región han servido para disminuir la capacidad de su incidencia como bloque a nivel internacional, y difícilmente a nivel individual.

A nivel latinoamericano es difícil hablar de tendencias en las políticas exteriores ya que los distintos gobiernos que han pasado por los países latinoamericanos no han permitido tener una política exterior a largo plazo, porque no ha existido una continuidad en la formulación y en las acciones tomadas por los gobiernos. Lo primero que hay que aceptar es que la globalización ya está asentada en nuestras relaciones con otros Estados, lo cual implica el no disponer de mucho tiempo para actuar y adaptarnos a vivir con ella. Es necesario entonces cambiar el rumbo de nuestro país lo cual implica un riesgo, pues de la capacidad de negociación de nuestro país ante la comunidad internacional dependerá el grado de desarrollo que obtengamos como nación.

Nuestro Estado tiene que verse en un escenario de corto, mediano y largo plazo, respondiéndose preguntas fundamentales como ¿Cuál es nuestro inventario de recursos humanos? ¿Qué tenemos para ofrecer en condiciones de ventaja a otros países? ¿Qué recursos naturales tenemos que no tengan otros países cercanos? ¿Cuál es nuestra capacidad de ampliar el círculo de socios comerciales actuales? ¿Está nuestra economía sana, o requiere de un tratamiento especial? ¿Qué capacidad de endeudamiento tenemos? ¿Cuál es nuestra infraestructura más desarrollada? ¿Cuál es la imagen económica, política y social que el mundo tiene de nosotros? ¿Nuestra estructura de administración pública es capaz de actuar con la agilidad que los tiempos requieren? ¿Se tiene una propuesta clara y concreta acerca de la descentralización en la administración pública? ¿Cuál es la jerarquización de los problemas sociales internos? ¿Qué costo tiene para nuestro país el contar con una política exterior débil, improvisada y sin visión de Estado?

Continuará

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