Miguel Saquimux Contreras

En la mayoría de ocasiones se piensa y se dice que la ideología puede corroer el objetivismo de las personas, o que afecta la imparcialidad al momento de apreciar cualquier tipo de fenómeno. Estos pensamientos toman importancia después del fin de la Guerra Fría, época que innegablemente fue de las más nefastas, en lo que a pugnas ideológicas se refiere.

En la actualidad, en un país como Guatemala estamos en una posición diametralmente opuesta, en donde pasamos de fuertes luchas ideológicas a una ausencia de ideología definida, y esto cuando se habla de la clase política, quienes hoy en día no se identifican plenamente con un partido, mucho menos con las ideas fundamentales que puedan rodear a esas agrupaciones. Sin generalizar a la clase política, pero sí afirmando que es un número considerable, podría aseverarse que este sector proyecta una degradada imagen, en donde al parecer no existe falta de ideología, sino más bien, que la ideología es no tener una ideología definida.

Seguramente que cuando hablamos de ausencia de ideología, en lo primero que pensamos es en el Congreso de la República y sus parlamentarios, dado que, en este lugar los cambios de camisola se hacen tan evidentes y con una frecuencia elevada, porque, cada vez son más los casos en donde se pasa de una posición a otra totalmente opuesta, incluso no es obstáculo haberse manifestado en contra de esos partidos para unirse a los mismos en cualquier momento. Las autoridades locales no escapan a esto, porque alcaldes, gobernadores, incluso “líderes locales” también lo hacen al momento de visualizar mejores opciones de perpetuación en los cargos públicos.

Si la clase política actúa de esta manera, sería mucho pedir que el ciudadano que labora en campos distintos a estos posea posturas definidas, máxime en un país en donde los niveles de analfabetismo y analfabetismo funcional se encuentran elevados, esto sin mencionar los niveles de pobreza y pobreza extrema. Por lo tanto, esta sería la razón del porqué enfocar esta dañina falta de ideología en aquel sector de la sociedad, dado que, serían los llamados a dar un ejemplo de cómo debe llevarse el debate de la coyuntura nacional, por medio de posturas bien definidas y no de una manera irresponsable sólo pensando en el bienestar personal.

Entonces, la ideología definida es importante, porque sólo de esta manera lograremos un debate serio, en el sentido de la forma en que debemos llevar las riendas de este país, en todo tipo de materia, haciendo la aclaración que los radicalismos siempre serán dañinos. El motivo más importante, a mi parecer, del porqué debemos opinar desde la óptica de una ideología definida, es simplemente por la razón de que las ideas que constituyen este sistema, en ciertos casos están compuestos por experiencias comprobadas y en otros existe evidencia empírica que eso funciona o ha funcionado en latitudes similares.

En conclusión, debemos posicionarnos en alguna y contextualizarla, puesto que en la actualidad existen varias posturas intermedias que oscilan entre las radicales, porque de lo contrario seguiremos con la ideología del beneficio personal y no común.

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