Francisco Cáceres Barrios
Fracaceres@lahora.com.gt

No, no me entra en la cabeza que los guatemaltecos vayamos a quedarnos de brazos cruzados ante la digna, honorable y justa denuncia de la licenciada Claudia Escobar ante la sede de los Derechos Humanos de la Naciones Unidas en Ginebra, Suiza, porque no se trata de un caso particular sino de la evidente falta de independencia judicial en nuestro país. Digo lo anterior, porque tranquilamente aceptamos que la Corte Suprema de Justicia no levantara el antejuicio a quien, con pruebas fehacientes la visitó para presionarla con el fin de lograr un fallo favorable a la Vicepresidenta de Guatemala, a cambio de prorrogar su designación para una magistratura.

Como un gesto más de valentía, la licenciada Claudia Escobar ha solicitado el apoyo de las Naciones Unidas para enterarlos de la falta de independencia judicial que cada vez es más constante ante la injerencia de los Organismos Ejecutivo y Legislativo de nuestro país y para colmo, se cuentan con sobradas evidencias de que también otros grupos de poder lo han hecho. ¿Ante la pérdida del indispensable Estado de derecho en que una sociedad que se dice ser civilizada debe vivir, sus integrantes nos vamos a quedar tan contentos y satisfechos como si fuéramos medallistas que en las lides deportivas le han dado tantas satisfacciones a su pueblo? ¿O es que tenemos horchata en las venas?

¿Qué está haciendo mientras tanto el flamante Procurador de los Derechos Humanos para evitar que el país viva sin justicia? ¿Qué pasó con nuestra población, la que según narra la historia exitosamente hizo patente su rechazo ante el atropellamiento de los derechos humanos de las tiranías de Estrada Cabrera y Ubico? ¿Qué pasó con los estudiantes universitarios? ¿Vamos a quedarnos tranquilos frente a la tiranía de los politiqueros haciendo con las leyes lo que mejor se les antoje, a base de corrupción y cuánta acción deleznable dispongan para satisfacer sus intereses personales atropellando valores y principios morales, éticos y religiosos?

No se le puede llamar de otra manera, hemos llegado al colmo del descaro y del cinismo. Es increíble que la misma licenciada Escobar diga tener pruebas que el mismo presidente Pérez Molina haya dado instrucciones a la Registradora de la Propiedad, licenciada Anabella de León, para que la desprestigiara profesionalmente, denunciándola hasta que se le procese en el Colegio de Abogados por falta de ética por haber sostenido una reunión solicitada por un diputado con el también abogado asesor de la Registradora. ¿A dónde vamos ir a parar ante este vergonzoso nuevo capítulo de la politiquería criolla? Vivir sin justicia es vivir en caos. ¿Eso es lo que andábamos buscando?

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