Jesús Abalcázar López  
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No obstante, al comienzo del actual gobierno se llenaron la boca autonombrándose como el gobierno del cambio y que perseguirían a todo aquel que violara las leyes, y como primera medida manifestaron que era una política prioritaria la solicitud a las Naciones Unidas para que se prorrogara el mandato de la CICIG. Claro que en esos tiempos les convenía investigar los actos anómalos de los funcionarios de la UNE de Álvaro Colom y Sandra Torres, y de paso vender la idea de que no tolerarían la corrupción y la impunidad, porque serían el gobierno de la antiimpunidad y anticorrupción. Para el gobierno de turno llegó la hora de que el Comisionado Velásquez de Colombia prepare sus maletas y regrese a su país al compás de la cumbia, pero que se vaya, por si las dudas ya que en un próximo mandato les caería a ellos la chibolita de ser ellos los investigados y hasta enjuiciados. Se entiende que no quieren contratiempos a su salida, con la entrometida CICIG.

Además, no necesitamos extranjeros que vengan a meter las manos en cosas de seguridad, impunidad, corrupción, delincuencia y justicia. Sin embargo, después de varios meses donde no hubo casos de alto impacto, aparece la CICIG bateando de emergente y volándose la barda con un batazo imparable y con bases llenas, para anotar cuatro carreras de un solo golpe, ¡esto al denunciar a una organización comandada por el reo Byron Lima Oliva, desde la cárcel de Pavoncito, donde cumple una condena anterior. Hasta parece que faltando un año para el vencimiento de su actual mandato, la CICIG dijera AQUÍ ESTOY y tengo cosas grandes que denunciar, asegurando que deberían continuar su trabajo y lograr desbaratar otras bandas criminales que están sumergiendo al país en el caos de la ingobernabilidad, por lo que se debiera solicitarse a la Organización de las Naciones Unidas la ampliación de su permanencia por dos años más en Guatemala.

Sin duda que ya no quieren a la CICIG porque con una ampliación, tendrían un año y nueve meses para investigar hechos atribuibles a este gobierno y eso es un peligro que no desearían afrontar, por lo que es mejor “prevenir que curar”. Por lo dicho, las organizaciones sociales deben exigir que se solicite nuevamente la presencia y acompañamiento de esta comisión internacional, para curarnos en salud, pero si los gobernantes y los funcionarios actuales, de los tres poderes del Estado se consideran exentos de responsabilidades penales, pues como dice el Dicho: “El que limpio se encuentra, ni de jabón necesita”. Es necesario notar que tras la denuncia contra Byron Lima, este contraatacó acusando al Ministro de Gobernación, Bonilla López, quien manifestó que no daba credibilidad a las acusaciones, porque provenían de un privado de libertad. Pero la gente dice que también hay sabiduría en un refrán que señala: ¡Cuando el río truena, es porque piedras lleva!

En fin, en el futuro la resolución estará en manos de los Juzgados y Tribunales, donde esperamos que sean de justicia y no de injusticia, puesto que vivimos los peores tiempos en el entramado judicial, al extremo de que se tienen varios jueces y magistrados en entredicho por señalamientos de corrupción que es el cáncer de la impunidad que corroe el sistema de justicia, especialmente en un país carente de valores y principios, donde las soluciones están al alcance del poder y del dinero, al alcance de las clases sociales pudientes y del tráfico de influencias. Al respecto, llama la atención que el juez que lleva este caso, se negó a aceptar una petición del Ministerio Público, en el sentido de pedir al acusado Lima Oliva que se limitará a referirse, aclarar o argumentar únicamente en lo relacionado con el interrogatorio, para no desviar la atención del asunto, no causar confusión y no alargar tendenciosamente el tiempo de su primera declaración, pero el juez lo negó, argumentando que el acusado tenía el derecho de expresarse libremente, lo que se puede entender como falta de control y de favorecer a una parte, ignorando que el MP es un auxiliar de la justicia y que es de vital importancia en el proceso, ya que es el que busca que se haga justicia, por ser el acusador.-

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