Héctor Luna Troccoli

Bendita sea pues, la libertad de expresión que me permite a mí decir esto y a ellos lo que les venga en gana.

Claro que no hago comparaciones con los poderes e instituciones del Estado en cuanto a pequeñeces como la corrupción y delitos a granel que se pierden en la impunidad, aunque hay ciertos parecidos con los sectores paralelos.

Pero hablando de llorar, vea usted el sistema bancario y financiero en general es más protegido por éste y todos los gobiernos pasados. Sus ganancias anuales sobrepasan los 2 mil 500 millones de quetzales con intereses leoninos y usureros en tarjetas de crédito y créditos, sin que ese nefasto Congreso regule estos aspectos que atentan contra la libertad empresarial y traba a los que tienen necesidad. Lloran también los banqueros cuando el tipo de cambio no les da lo suficiente para que el migrante –que eventualmente es muy popular– envía sus dólares y aquí les dan casi una limosna por ellos para revenderlos a un mejor precio sin arriesgar nada, ya que todo es pisto de otros.

Pero los banqueros no solo lloran por eso, lloran por sus fincas de café, cocaína, caña, cardamomo, etcétera, o sus industrias, o sus maquiladoras porque si usted analiza las directivas bancarias allí los encontrará metidos dándose préstamos asimismo para construir condominios o centros comerciales como está haciendo la otra doña, solo que esta última con el pisto del erario público, al igual que alcaldes, ministros y otros semovientes de la 9ª. avenida y 10ª. calle, zona 1.

Y digo todo esto porque es injusto como también llora el generalísimo porque 500 mil campesinos se verán afectados por la sequía, que millones viven en condiciones de extrema pobreza, que otros millones no tienen acceso a la salud en crisis todos los días, ni a la educación, y mucho menos a vivienda. Todos lloramos, incluyendo a los empresarios con responsabilidad social, pero más lloran los que están sufriendo.
EL FISIQUÍN: Elogio de Baldetti a Alejandro Sinibaldi mientras lo abrazaba cariñosamente. ¿Vieron la cara de furia del generalísimo sentado atrasito? Véanla…

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