Héctor Luna Troccoli

Pero no, ahora, con absoluto cinismo, las actuales comisiones para magistrados de las cortes, no permiten el acceso público de fiscalización, lo cual la misma ley lo permite; meten a parientes y a sus amigos y colegas, la mayoría conocidos por sus actos corruptos y lo que es peor, ellos mismos, los miembros de las Comisiones de Postulación se autonombran candidatos con la complicidad de los representantes del CANG, de la Asociación de Jueces y Magistrados, la USAC y alguno que otro decano hediondo a podredumbre de deshonestidad.

Honestamente este gobierno y Otto Pérez, a quien en el pasado conocí y que ingenuamente pensé actuaría correctamente, con las reservas del caso, porque conozco a muchas de las personas que están cerca de él e incrustados en lugares propicios para robar el erario público.

Pero fuera de que Pérez me recuerda mucho a Alfonso Portillo y Vinicio Cerezo en sus discursos, al igual que Baldetti, mis expectativas no solo desaparecieron en el primer año de gobierno, sino aumentaron en la negatividad que siembran para el desarrollo nacional con una corrupción irrefrenable, pues ahora ya no se trata solo de robar sino de destruir aún más los valores de un Estado totalmente devastado moralmente al llegar a extremos de llenar de inmundicias a instituciones que aún podrían haber sido rescatadas para crear el verdadero Estado Institucional de Derecho en donde la ley va de la mano con la integridad y la honestidad.

Si, dentro de un año y medio los recordaremos, pero no por su honestidad, sino por el descaro en el latrocinio nacional; no por su integridad, sino por su inclinación hacia lo que desvaloriza la moral de un pueblo que se ha vuelto indiferente, con absurdas y estúpidas protestas de cartón y no con actitudes que ahora son realmente válidas y que solo pueden llevarse a cabo con una revolución como la del 44, cuando el pueblo civil y el ejército se unieron para reencauzar al país.

Si, a Pérez y Baldetti, a los postuladores, a ministros como el de Cultura, el de Ambiente, y otros más los tendremos presentes como sinónimo de robo y latrocinio.

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