Walter Juárez Estrada

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El triunfo de César Bernardo Arévalo de León, lo obliga a cumplir con sus promesas, hacer una limpia en las instituciones del Estado,  romper con la dictadura  de Alejandro Giammattei, que defraudó a sus electores, haciendo alianzas con grupos que por años han sido cómplices del abandono que ha tenido Guatemala y llegó la hora  que la corrupción se combata, no sea aliada del nuevo gobierno, que con una imagen distinta, luchará porque nuestro país retome  el  camino,  que las promesas se cumplan,  no sean simples ofrecimientos.

El Arévalo, no puede defraudar a los jóvenes que masivamente votaron, que sentaron las bases para que sean ellos, los que en el futuro asuman las riendas de los entes estatales. No le será fácil al candidato del movimiento Semilla, cumplir con sus promesas. Se enfrentará a un Congreso, corrupto con un Ministerio Público, que no ha cumplido con lo que dice la Constitución y su ley orgánica, con un organismo Judicial político, que no administra justicia pronta y cumplida.

El pueblo no debe dejar sólo al nuevo gobierno. La segunda ronda electoral del pasado 20 de agosto dio muestras que quiere un cambio y frustrada candidata de la UNE. Sandra Julieta Torres Casanova, debe saber que no solo de la política se vive y no prestarse a juegos sucios y vender a sus diputados y alcaldes, como lo hizo con Giammattei. Su tercera derrota fue una muestra más que su bolsa solidaria, fue financiada por narcos en los departamentos donde los narcotraficantes han sentado sus bases. 

Guatemala, en éste proceso electoral estuvo en la mira internacional Los observadores de varios países, los nacionales, la prensa en general y el pueblo, fueron claros testigos que nuestro país efectivamente lucha por un cambio de fondo y que los corruptos sean juzgados dentro de un debido proceso y ahora les será difícil hacer ofrecimientos porque el nuevo gobierno, no les aceptará promesas sucias, como lo han hecho en los últimos regímenes.

Arévalo, es un académico y un estadista que tiene claro que no defraudara y se espera que su vicepresidenta Karin Herrera, que tiene experiencia en la academia y no en la administración pública, sea preparada y no una figura decorativa como lo ha sido el actual Guillermo Castillo, que, con altos dotes como abogado, fue marginado por Giammattei. Se tiene confianza con el nuevo presidente, cuyo pasado no tiene tacha y es hijo del insigne Juan José Arévalo Bermejo, que gobernó al país con honradez y le dio cambio a la dictadura de los 14 años de Ubico. 

Todos los guatemaltecos debemos estar vigilantes de lo que hará el nuevo gobierno. Giammattei, debe cumplir con resignar el cargo el 14 de enero y durante los meses de transición hacer traspaso de mando, sin condiciones y darle todas las herramientas a su sucesor, para que logre que el país sea la verdadera democracia que todos esperamos, pero será difícil en cuatro años resolver la crisis que por más de diez décadas ha tenido Guatemala, donde la corrupción ha sentado las bases en todas las instituciones del Estado. 

Se espera que los funcionarios que sean nombrados por Arévalo, rompan el viejo esquema que han tenido todos los organismos del estado y que el Ministerio Público, cumpla con lo que dice la carta magna y no se conoce hasta hoy, el futuro del jefe de esa entidad, que se prestó en este régimen, a hacer una cacería contra la prensa, y personajes que no le eran del agrado Giammattei, que no se sabe qué camino tomará cuando entregue el cargo. Si se queda en Guatemala, o emigrará….

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