Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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Jean-Paul Sartre

Los guatemaltecos conservamos la frágil creencia que, cuando elegimos a un ciudadano para que gobierne el país, aunque se trate de una metáfora, como por arte de magia, las cosas del comer y del vivir, van a empezar a cambiar, anteriormente se le daba al nuevo inquilino de la casa presidencial cien días de luna de miel, que se han ido reduciendo no solamente los cien días, también el nombre de luna de miel, hoy se le puede llamar días de gracia.

El tiempo se ha encargado de destruir las ilusiones de la población demasiado pronto, hoy, por lo tanto, se hace obligatorio encarar este nuevo momento histórico, que tiene muchas aristas diferentes a otros momentos vividos, con una diferente visión política de acuerdo con la conformación de la sociedad actual, en la que se priorice tanto el respeto como el desarrollo de la persona humana.

Tanto Bernardo Arévalo como Karin Herrera no son los tradicionales políticos, los dos son académicos, aunque es cierto que, de acuerdo con el currículo de él, ha ejercido la función pública, esto no implica que no cuenten con una visión humanista del Estado, lo que los coloca en un equipo contrario al sistema clientelista que ha convertido a lo publico en los últimos años, en elites clientelares, que han infestado de corrupción al aparato público.

Al tratarse de candidatos antisistema, característica que favoreció que no solamente el voto joven, fue le voto en general, se decantara por ellos, existe la sensación  generalizada que  tienen una agenda más encaminada hacia el cambio social, por lo tanto  se puede considerar que existen más elementos para poder tomar decisiones desde ya, que se enmarquen dentro de programas cuyos contenidos se encaminen hacia el desarrollo,  para que, por primera vez en nuestra historia, se suscriba un pacto social con líneas generales sobre las que descanse el tan ansiado bien común, que no es más que el cumplimiento de lo que ordena la Constitución, y que principalmente consiste en salud, trabajo, vivienda, seguridad y justicia social como mínimo.

En nuestro país hace muchos años (69) que no ha existido una posibilidad como hoy, en la que pueda llegar a la presidencia de la república un grupo que no provenga directamente de la estructura política tradicional, que se ha encargado de mantener el estatus quo de las elites económicas tradicionales o no, como objetivo primordial, dejando de lado a la población en general, de ahí que seamos una sociedad de grandes contrastes en el que existen pocas personas en condiciones de extrema riqueza, y una generalidad que no cuenta con lo elemental para tener una vida digna.

A muchos nos parece que es una ocasión de oro para sentar las bases del cambio, y que corresponde al ejecutivo, desarrollar políticas públicas progresistas, necesarias en una sociedad como la nuestra que se encuentra olvidada históricamente por el Estado, tomando como elemento básico el Ejecutivo, no nos podemos engañar, el Estado se compone de tres organismos, y solamente uno de los tres sufrirá un cambio sustancial, porque en el legislativo aunque son 93 diputados los que son electos por primera vez, los partidos que representan y los nuevos satélites de los anteriores, en su mayoría son parte del grupo que han llegado a acuerdos que no benefician a la población.

Los electos presidente y vicepresidenta tienen una oportunidad única para cambiar el rumbo del ejecutivo, en el que es fundamental, desactivar las elites clientelares que han utilizado el presupuesto como su banco personal, por lo que contamos con el peor gasto público, no por su estructura, es por su ejecución, en la que el 30% corresponde a la corrupción institucionalizada mal llamada comisión.

La calidad del gasto es fundamental, pero el del Estado lo es más aún, porque dependiendo del mismo, la población recibirá por medio de los servicios públicos, lo que ha pagado en impuestos, siendo el objetivo directo de los mismos.

Es necesario el compromiso del ejecutivo para iniciar una nueva era política.

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