José Roberto Alejos Cámbara

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José Roberto Alejos Cámbara

Recordando los acontecimientos de agosto de 1984 y citando un artículo de los medios de comunicación de aquella fecha, el General Mejía Víctores, como respuesta a la presión que le ejercían facciones duras del militarismo en Estados Unidos, decía: “Guatemala puede convivir con un vecino socialista en Centroamérica”. La presión para que Guatemala se involucrara en sus esfuerzos por tumbar bélicamente al gobierno sandinista de Nicaragua de Daniel Ortega, el mismo de ahora, en el contexto de la Guerra Fría, era conveniente  para la región.

Esta independencia, que demostraban los militares al mando de la nación en aquel entonces, se reflejaba como mencioné, en la libertad que nos dieron para elaborar el texto constitucional. Puse de ejemplo nuestro presupuesto y hablé de que las reformas del 93 y la trágica deformación del sistema es fatal.

El presupuesto del Congreso subió de unos cuantos, en el primer período constitucional, a novecientos millones en la actualidad. En las plazas subió de menos de 300 personas a miles de ellas, de las cuales un alto porcentaje son plazas no presupuestadas que era un tema que no existía y en su momento hablaremos de eso. No tener una ley de servicio civil que premie la meritocracia para ingresar al estado es fatal, pero además al Congreso le dimos su propia Ley de Servicio Civil.

Aunque reordenamos el personal, se presupuestó a lo necesario, pero no logramos reducirlo ni evaluarlo. El sindicato apagaba la energía eléctrica para que no sesionáramos y el Procurador de  los Derechos Humanos los protegió, por los derechos adquiridos y por seguridad. Temas que nosotros mismos dejamos claros en la Constitución, como parte de la protección a los trabajadores en general.

Cuando Mario Taracena hizo públicos los salarios, la forma en que se manejaban las plazas a pesar de que supuestamente estaban congeladas y logró reformas que hasta el día de hoy lo mantienen con enemistades y problemas legales, muchos le aplaudimos. Hoy tiene juicios pendientes y se dice que los trabajadores han ganado su reinstalación y que la reforma fue por gusto. ¿Pero, qué vemos hoy? Tres presidentes y sus juntas directivas enjuiciados por plazas fantasma o por cobrar comisión a los empleados, juicios largos y engorrosos que nunca acaban y que no sirvieron ni de ejemplo, el presidente que recién dejó el cargo hace de todo para que el Organismo Legislativo se salga de Guatenóminas, para que no se vea cuántas plazas se dieron ilegalmente y cuántos aumentos se autorizaron y a quién.

Ni la actual presidenta lo respaldó y la denuncia del sindicato que sigue en numero de afiliados al mayoritario, hace publico que el tema empeoró y que en realidad a quienes están ocupando el lugar de la clase política, ya nada les importa y se sienten intocables.

Me siento con la obligación de explicar la diferencia (y lo haré) entre gobiernos militares y gobiernos con funcionarios militares y ahora la de gobiernos civiles, pero militarizados. Pero me siento más con la obligación de hacer un llamado a la participación política de aquellas personas que sé que están hartas del sistema. Sin nuevos liderazgos no habrá cambios, la situación va en retroceso y es responsabilidad de todos evitarlo. Si están pensándolo no lo piensen más, ES URGENTE PARTICIPAR.

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