Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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Emilio Matta Saravia
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Una farsa es una obra de teatro popular, grotesca y de poca calidad.  También es un engaño preparado para ocultar una cosa.  Ambas definiciones describen a la perfección el nuevo e improvisado programa “Consulta con el Dr. Giammattei”, en el cual el mandatario pretende dar a conocer el “enorme” esfuerzo que hace por la población guatemalteca.

En realidad, ha hecho esfuerzos enormes para ocultar los yerros, desaciertos, pero principalmente los innumerables actos de corrupción que se han dado durante su gestión.  El detonante principal del programa de marras fue el reportaje publicado por el medio salvadoreño El Faro en el que detalla el testimonio de un testigo que presenció un presunto financiamiento ilícito del exministro Benito a la campaña presidencial del entonces candidato Giammattei para permanecer un año más en el puesto.  Este reportaje fue secundado en dos programas de Fernando del Rincón, en los cuales se dieron más detalles sobre el testimonio del testigo y en los que también el periodista le recuerda al presidente los compromisos no cumplidos que asumió con él, cuando era candidato presidencial.  Dichos programas fueron CENSURADOS por algunas empresas de cable, adláteres al jefe del Ejecutivo.

Es absurdo que el gobernante pretenda tener un “diálogo abierto y franco” con la población, cuando ha sido ampliamente documentada la forma en la que trata a periodistas, autoridades indígenas, jóvenes y, en general a cualquier persona que le haga cuestionamientos que le incomoden.  A Alejandro Giammattei solamente le interesa que lo adulen y lo lisonjeen.

En su primer programa, en el que habló sobre la vacunación contra el COVID, pero omitió descaradamente abordar la cuestionada compra de vacunas rusas y la supuesta cláusula de confidencialidad que no permite hacer público el contrato de adquisición de las mismas, pagadas por anticipado y a sobreprecio varios meses antes de que las mismas arribaran al país; también evitó explicar por qué Guatemala se encuentra a la zaga de la vacunación en América Latina (hasta Honduras tiene un mayor porcentaje de personas vacunadas que Guatemala), tan sólo recurrió a su ya agotada excusa de que “hacen falta brazos para vacunar”.

En los siguientes actos de la farsa se hablará de la “pujante” economía guatemalteca, pero no se abordará la enorme influencia que han tenido las remesas en la recuperación económica de Guatemala, aspecto que obtusamente niega el presidente.  No explicará el mandatario por qué la política monetaria de su gobierno ha favorecido la devaluación artificial de la moneda interviniendo el mercado por medio del mecanismo de acumulación de reservas, detalle que todos los acérrimos defensores del libre mercado convenientemente pasan por alto.  También negará vergonzosamente la inflación por la que actualmente atraviesa la población guatemalteca, así como las micro, pequeñas y medianas empresas.  Probablemente se tratará de dar el taco de inaugurar una escuela bicentenario de “alta” tecnología, cuando hay más de 8,700 escuelas que no fueron remozadas durante la pandemia y que, esas sí, se caen a pedazos, como le gusta decir.  Tampoco aclarará por qué hay desabastecimiento de medicinas en los hospitales de Guatemala, donde los pacientes mueren por falta de medicamentos.

Por último, si vamos a ser “abiertos y francos”, ¿aclarará el presidente Giammattei por qué su gobierno se parece cada vez más a la dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua?

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