Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

post author

Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

Taiwán sofistica los sobornos y la corrupción que tanto le ha caracterizado y que quedó en plena evidencia en la época de Alfonso Portillo y ahora lo hace pagando una cuasi mordida de US$900 mil al gobierno de Alejandro Giammattei para que intente lavar la cara en Washington.

Según se supo, el contrato lo firma el embajador Alfonso Quinónez, lo anuncia la Cancillería de Pedro Brolo y lo disfrutará el presidente Giammattei. El plan del Gobierno de enfrentarse a los demócratas en el poder suma otro capítulo más.

Por mucho lobbying que le paguen a un Gobierno que se amarra a Taiwán y se obliga a nunca mirar a China, el problema no se resuelve fácil, porque el problema no es la imagen de ese Gobierno sino la manera en la que opera para, por y desde la corrupción.

La gente en Washington sabe que si todo fuera un tema de “presentación”, los Alejos no habrían sido sancionados por el gobierno del mismo Donald J. Trump porque esos eran aliados de lujo de Jimmy Morales y el comediante se esmeró en venderse bien con el gobierno americano. Se agachó bastante y tuvo sus réditos pero no lo suficientes para hacer que sus operadores quedaran protegidos.

Y es que sin duda, la intención va un poco por preparar el terreno para vender un plan con el que se “comprometerán” una vez tengan la mesa limpia los que así la quieren. ¿Qué significa la mesa limpia? Elegir al Fiscal General que les de paz, quitar a Erika Aifán y elegir un PDH que no les haga mucha ola.

Una vez tengan esos tres pasos cubiertos, entonces saldrán a decir que hay acuerdos para, por ejemplo, “fortalecer el Estado de Derecho” pero lo que querrán es asegurar nunca volver a perder el control y para eso necesitan que una firma como la contratada, empiece a entender el plan y estar listos para “vender los resultados” una vez logren el objetivo.

Hacer las romerías duras es el plan pensado para fin de año porque ya para ese entonces tendrán resueltos los tres escollos que han marcado en el calendario. No movieron a Erika Aifán, según me explicó alguien cercano a los planes, porque no la quieren “jodiendo en otro lado”, la quieren presa o exilada como ha pasado con otros operadores de justicia.

Elegir Fiscal General a la medida es algo que les inspira mucha tranquilidad porque el Presidente y su gente ha asumido el compromiso de llevar la operación, la presión y hasta el desgaste para todos estar en paz, pero eso el mandatario lo vende caro y reclama apoyos al Gobierno o por lo menos no críticas de nadie porque quien se desalinee pagará las consecuencias.

Sin duda los ratos que el Presidente ha estado fuera del ojo público, ha estado trabajando en afinar los planes para que él y su Centro de Gobierno puedan vivir feliz y tranquilamente una vez dejen el poder. Los efectos de las decisiones tomadas para recuperar el terreno les darán una década, si no más, de poder y tranquilidad salvo que en las próximas elecciones alguien dé el campanazo para bien.

El Gobierno se esmera en lavar cara al mismo tiempo que hay 8,945 escuelas en pésimas condiciones para recibir alumnos, lo que demanda 16 años para que el Mineduc haga su trabajo y lo que representa un rezago de millones de niños a los que estamos condenando para ser un gran producto de exportación (migrantes).

Están enfocados en vender mejor sus fechorías, al tiempo que la gente está sufriendo una incesante violencia que cada vez más empieza a ser más macabra y más sangrienta.

Al fin y al cabo, es lo que la sociedad tolera y los políticos, sus aliados particulares y sus socios en el crimen sacan ventaja sabiendo que el grueso social (de todo tipo y estrato) está dormido.

Artículo anteriorEl bono incentivo y el trabajo a tiempo parcial
Artículo siguienteAutoridades de pacotilla