Cada vez que un vehículo comercial, sea bus o camión de carga, se ve envuelto en un accidente los reportes de las autoridades destacan que el piloto escapó del lugar, el percance ocurrido el domingo en la autopista Palín-Escuintla no fue la excepción. Foto La Hora.

Cada vez que un vehículo comercial, sea bus o camión de carga, se ve envuelto en un accidente los reportes de las autoridades destacan que el piloto escapó del lugar y, por supuesto, nunca se llega a averiguar quién fue el irresponsable que iba al volante, lo cual resulta difícil de creer porque se supone que tratándose de un empleado, el dueño de la unidad tendría que saber exactamente quién era el conductor en el momento en que ocurrió el percance.

Resulta, sin embargo, que esa práctica común se ha convertido en salvaguarda tanto para el piloto como para el dueño de la unidad, puesto que mientras nunca aparezca o se demuestra quién era el primero, el segundo siempre podrá eludir responsabilidades y de esa manera nadie asume el compromiso de resarcir siquiera los daños y perjuicios provocados, no digamos enfrentar las consecuencias penales que pudieran derivarse del hecho.

En días pasados vimos todos el movimiento realizado por transportistas de vehículos comerciales protestando por la disposición que les obligaba a contratar un seguro contra daños a terceros, lo que es imperativo en casi cualquier país civilizado del mundo porque naturalmente quien lucra con el transporte tiene el deber y la obligación de garantizar que en caso de cualquier percance provocado por sus vehículos se pueda, por lo menos, asumir el pago de los daños y perjuicios correspondientes. Los políticos han cedido a la presión realizada mediante paros y bloqueos para impedir que se implemente la racional medida y de esa cuenta el ciudadano, tanto el usuario del transporte público como el resto de la población, permanece sin ningún resguardo.

Pero queremos insistir en lo inaudito del argumento de que el piloto simplemente escapó del lugar y que nadie pueda dar razón de quién era el conductor del vehículo causante de un percance. Ningún dueño de carro, bus o camión comercial va a dejar que el mismo sea utilizado sin su consentimiento por una persona que ni conoce y de la que no puede aportar ningún dato. Esa patraña sólo se la puede tragar un Ministerio Público ineficiente que está ocupado en otras cuestiones y no en el cumplimiento de sus obligaciones, puesto que es obvia la actitud delictiva de encubrimiento en que incurre cualquier dueño de unidad que se niega a informar sobre quién era el individuo que conducía una de sus unidades en el momento de un accidente.

No olvidemos que los pilotos que “escapan del lugar” son los que ya saben cómo se opera y pueden seguir mostrando su irresponsabilidad en las distintas vías porque conocen los mecanismos que les dan impunidad.

Redacción La Hora

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