Juan Jacobo Muñoz Lemus

juanjacoboml@gmail.com

"Guatemalteco, médico y psiquiatra"

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Le reclamaban por no haber puesto una denuncia enseguida y por no seguir la ruta crítica de la ley.  Ella no sabía de Ministerios Públicos y mucho menos que lo que le ocurría era algo que pudiera ser objeto de denuncia.  Además, tenía la carga moral de que la familia es intocable.  Le pregunté qué le ocurría, y así me respondió.

-Yo estaba en la cocina cuando llegó mi papá y me empezó a tocar, me dijo, “querés relaciones sexuales conmigo, no te va a pasar nada, ya tenés 15 años y tu hermana sí quiso”. Es cierto, cuando yo todavía era pequeña, miraba que entraba al cuarto y se metía en la cama de mi hermana, ella ya murió, yo escuche una plática de mis papás que decían que mi hermana se murió porque resultó embarazada y que se tomó muchas pastillas para abortar, yo creo que era de mi papá, pero le echaron la culpa a otro. Mi mamá supo, pero no dijo nada.  El me empezó a besar, me besó en el cuello, me besó en la boca, me acostó y me hizo eso, yo pensé que era normal, como mi hermana lo había hecho. Se levantó, se subió su pantalón y me dijo: “no le digás a tu mamá, no va a pasar nada”, y me puse a llorar porque no me gustó, y él como si nada. Lo hizo más veces cuando yo regresaba de estudiar.  Le dije que le iba a decir a mi mamá, pero me dijo; “tu mamá no va a decir nada, va a decir que la culpa es tuya y te va a pegar”.  Me dijo que había un hombre en la Biblia que también se acostaba con su hija, “si la Biblia dice eso, por qué vos no vas a querer”. Yo al principio creía que eso era normal, pero después me di cuenta de que eso no estaba bueno. Él me agarraba a la fuerza cuando le decía que no.  Me daba miedo embarazarme.  Entonces un día escuche los derechos de las mujeres en la radio, y escuché otras capacitaciones sexuales y dijeron que podían dar infecciones, entonces yo me puse a pensar en lo que me estaba pasando, que si mi propio papá estaba teniendo relaciones conmigo no era normal, y que, aunque fuera otra persona no estaba bien; y entonces me fui de la casa.

A la gente le pareció que, si había sucedido tantas veces, en algo había tenido ella que participar, como queriendo exculpar al promotor de aquel hecho; a pesar de que era el padre biológico y que ella era menor de edad. La gente usaba la lógica de sus prejuicios.  Le pregunté a ella cómo se había sentido con el paso del tiempo y me respondió. Me atrevo a poner entre paréntesis mi traducción, para entender lo que ella dijo sin decirlo.

-Al principio me sentía mal por todo (malestar psicológico), me sentía sucia conmigo misma (distorsión de su valor como persona), no pude valorar mi cuerpo (sexualización traumática) y porque no me pude cuidar (culpa).  Yo también me sentía mal porque entre mí misma decía que por qué me pasó eso (enojo), por qué no dije que no (autoreproche), pero como era mi papá (abuso de poder del padre).  No sabía que pensar, pensaba en muchas cosas (abrumada), y no se porque denuncie a mi propio papá (confusión, ambivalencia), pero ahora me siento bien porque lo denuncié (alivio) y que estoy lejos de él (sensación de seguridad).  No tenía ganas de hacer mis cosas (perdida de interés, anhedonia), pero ya me están volviendo.  Pienso que si él es mi papá me hubiera cuidado (expectativa infantil), no me hubiera hecho eso, me hubiera protegido, pero no lo hizo (desilusión, desencanto depresivo por una situación de amenazas y de pérdidas reales y morales con lesión a sus capacidades afectivas).  Lo que estoy haciendo ahorita fue para mi bien (autoestima resiliente), pero me tuve que alejar de mi casa (desarraigo y asumir condición de refugiada), pero también de mi papá porque yo al principio lo quería (duelo doloroso).  Pero dije la verdad y no me quedé callada (acto de valor), decir lo que me pasó me hace sentir bien (confianza en sí misma), porque al quedar callada me sentía tan mal y con miedo de algo (angustia) que hasta me empecé a cortar (búsqueda de alivio).  Yo me siento enojada con él (ira por frustración y traición), no quisiera volver a verlo nunca (renuncia, rechazo).  Yo no hablé con nadie, él me daba más dinero que a mis hermanos (fue corrompida) y no quería que nadie supiera (secreto por vergüenza, temor y sensación de complicidad).  Trato de no pensar en eso que me hizo (evitación) pero no puedo y se me revive (memorias recurrentes).  Me cuesta hacer mis tareas como antes y entender (dificultad para concentrarse), me cuesta dormir (insomnio) pero ya no tanto como al principio, pero a veces sueño lo que mi papá me hacía y en sueños me dice que yo no tengo vergüenza que lo vine a denunciar (sueños, pesadillas), a veces sueño que mi papá está teniendo relaciones con una de mis hermanas (más pesadillas de peligro), no sé por qué lo sueño, yo no sé si a otra de mis hermanas les ha hecho así (expectación aprehensiva).  Si yo le hubiera dicho a mi mamá no me hubiera creído (desconfianza y falta de recurso familiar), porque él es mi papá (autoridad del padre), y sabe mucho de la Biblia (peso de la cultura) y él cree mucho en Dios, eso dice mi mamá (influencia de la madre en la conciencia), por eso no me hubiera creído.  Yo ya no quiero regresar a mi casa (huida) pero me quedé sin familia (descastada).  Yo lo que quiero es que él ya no me vuelva a hacer daño (temor de algo inminente), ya no lo quiero (renuncia al amor filial) y quiero recuperar la seguridad en mí misma (inseguridad).  Cuando salgo siento que él me está siguiendo, pero me pasa también con los hombres de la calle (ideación paranoide), siento miedo (miedo), y hasta siento que lo que me pasó me está volviendo a pasar (flashbacks) y siento que alguien me puede hacer daño (desconfianza de la gente con hipervigilancia e hipersensibilidad), o si oigo ruidos me asusto (sobresaltos).  Yo quiero recuperar mi seguridad y tratar la manera de olvidar lo que me pasó (memoria traumática, recuerdos repetitivos), no lo puedo olvidar de un momento a otro (se exige mucho) pero quiero tratar de olvidarlo y no recordar lo que me pasó para que mi vida sea mejor ahora (preocupación por el futuro).

Queda clara la relación desigual de poder, el grado de verticalidad de la estructura familiar, la rigidez de las jerarquías, la creencia en la obediencia, el respeto, la disciplina y el valor del castigo.  Sumado a todo, los estereotipos de género y el peso de la falta de autonomía, tanto suya como de las mujeres de su casa.

A ella se le exigió ser lógica y tener recursos de afrontamiento a pesar de su edad y de su escaso control sobre la situación, como pasa tantas veces.  Cargaba con el peso de ser la víctima y toda su respuesta era apenas psicológica.  Como ya se sabe, si el cántaro da en la piedra o lo piedra da en el cántaro, mal para el cántaro.

Necesito decretar algo: Está prohibido querer ser lógico con lo psicológico.

 

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