Jorge Santos

jsantos@udefegua.org

Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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Esta opinión se suma a las más de 140 mil firmas entregadas al presidente Arévalo, así como a los 106 días de Resistencia frente a la sede central del Ministerio Público y pretende reivindicar la lucha de los Pueblos, por sacar del escenario a personajes que con su actuar socavan la endeble democracia, el Estado de Derecho y con ello empeñan la vida y la dignidad de Guatemala en el presente y en el futuro.   Esos actores sin lugar a dudas, están encabezados actualmente por la señora Consuelo Porras y su equipo de personas más cercanas. De tal manera, que la presente opinión pretende recordar por un lado a la señora Porras y por el otro al presidente de la República, los aspectos por los que la primera debería de renunciar o bien por los que el segundo la debería de destituir. 

La señora Porras llega a la fiscalía general gracias al expresidente Morales, luego de ser Magistrada Suplente de la Corte de Constitucionalidad.  En 2018, Morales ya había dado inicio a su lucha contra la CICIG y con ello había abierto la intención de revertir los avances en el Sistema de Justicia y restituir un viejo régimen de corrupción e impunidad, para lo cual era imprescindible que la fiscalía general fuera ocupada por un personaje capaz de imponer un manto de impunidad sobre la corrupción y violencia y que a su vez persiguiera a aquellos que se opusieran a la instalación de dicho régimen. Fue así como, la señora Consuelo Porras se convierte en la fiscal. 

En su primer periodo como Fiscal, Porras destituyó ilegalmente a importantes trabajadores del Ministerio Público, entre ellos a Juan Francisco Sandoval y con esta acción poder beneficiar a los implicados en casos de corrupción e impunidad. Para poder garantizar esta acción también llevó a distintos puestos a su grupo de personas más cercanas que se han encargado de liberar a mafiosos y criminales detenidos, así como perseguir a la oposición política.  En 2022 el expresidente Giammettei la reelige en su puesto, a pesar del mediocre desempeño en cuanto a investigación penal, así como una acusación de haber plagiado la tesis del doctorado que aduce tener.  

Prácticamente la señora Porras es cómplice junto a Giammattei de la muerte de guatemaltecos por Covid 19, al encubrir y no investigar lo ocurrido con el contrato para la adquisición de vacunas, tampoco investigó otros hechos de corrupción del expresidente y su pareja y ha emprendido una serie de acciones golpistas para impedir que Arévalo tomara posesión como presidente.  En todo este proceso ha perseguido operadores de justicia, personas defensoras de derechos humanos y periodistas incómodos para el sistema y con ello ha convertido al MP en una especie de policía política y juez de fuero especial que persigue a la oposición. Estas, por lo tanto, son las razones de Consuelo para renunciar, pero a su vez son las justificaciones para que Arévalo la destituya de su cargo.    

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