Por Jorge Santos

“Exigimos una educación al tamaño de nuestros sueños” dice la manta con la que universitarios en resistencia convirtieron ayer la novena avenida en un festival de resistencia pacífica donde florecía tímidamente la primavera. Sobre el ingreso al Musac quedan algunos carteles “No Olvidamos El Estor, No Olvidamos el 21N”. Esa misma avenida fue escenario del encuentro entre la organización campesina, autoridades ancestrales y estudiantes desde diferentes trincheras ejerciendo el oficio de revolucionarios y revolucionarias. Toda esta complicidad concentrada en una cuadra, en un día.

El poeta revolucionario Mario Payeras escribió sobre la importancia de proteger las conquistas pues se van, sobre la sabiduría de buscar la verdad en las contradicciones y sobre la dignidad en la conspiración por la vida.

Hoy sabemos que el regreso a las primaveras idas

es irrealizable; que el hábito de explicarse las cosas

acalambradas de contradicciones es la fuente de toda

lucidez; y que el oficio de conspiradores para cambiar

el mundo es la única manera de no envejecer.

La Universidad de San Carlos es un bien público que ha pasado por más inviernos que primaveras. Ha sido cuna de ideas, debates y teorías a la vez que trinchera de batallas. De sus aulas y plazas surgen cómplices que encuentran en el hábito de entender las acalambradas contradicciones, las verdades que ilustran la ruta a la liberación. En este largo invierno de cooptación, la Universidad no ha logrado salvarse y queda demostrado en la serie de anomalías incurridas en el proceso de elección a Rector. Este proceso se ha venido gestando al amparo de candidaturas que se promueven por medio de fiestas y no por ideas; así como de profesionales y estudiantes asediados por la seducción y amenazas del crimen organizado.

La decisión de dejar fuera a suficientes cuerpos electorales como para cambiar el balance de los posibles resultados, la reacción cobarde de la mafia enquistada en el CSU frente a la amenaza de perder su reino de impunidad. En esta decisión agredió la participación estudiantil a la vez que laceró la ética profesional. Mucho ojo al contexto más amplio plagado por anomalías en la elección de jueces, en la elección a Fiscal General, en la elección a PDH. Es angustiante el grado de ilegitimidad que reinará muy pronto en la estructura institucional responsable de brindar justicia, protección, educación. Mas aún es doloroso ver cómo se han robado la primavera social como la natural.

Seguir conspirando para revolucionar el mundo es la estrategia que nos ha mantenido con vida. Es lo que mantiene a los pueblos resilientes después de un desalojo. Es lo que eleva el grito de la prensa después de una agresión. Es lo que afila el sentido de justicia de quienes han tenido que abandonar su hogar. Si nos encontramos en conspiración hombres y mujeres, del campo y de la ciudad, estudiantes y analfabetos, profesionales y desempleados podremos proteger la primavera, cosechar sus frutos y volver a sembrar sus semillas para que vuelva su imperio.

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