Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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La candidata Sandra Torres solía ser la cruz del electorado más conservador de Guatemala, llegando a perder dos elecciones en segunda vuelta por el antivoto que generaba.  Sin embargo, para la segunda vuelta (únicamente para la segunda vuelta) de estas elecciones aparece como la candidata “conservadora”, “profamilia” y de “derecha”.  

Uno de los slogans que la candidata de la UNE ha utilizado con frecuencia para esta segunda vuelta es “más vale lo viejo conocido que lo nuevo por conocer”.  En pocas palabras, ella abraza el status quo e insta a que el estado de las cosas, principalmente en cuanto a CORRUPCIÓN e IMPUNIDAD, sigan EXACTAMENTE IGUAL bajo su presidencia.  O quizás empeoren.

En el mundo empresarial, sobre todo ahora que tanto se habla de innovación, el más “vale lo viejo conocido que nuevo por conocer” equivale a darse un tiro en la cabeza. ¿No cree usted, estimado lector, que en el mundo de la política sucede exactamente lo mismo?  Es obvio que sí.

La campaña de la segunda vuelta (también de la primera) de Sandra Torres está plagada de mentiras, tales como que ella es conservadora, nunca lo ha sido, ¿o no se recuerda usted de los tiempos de “solidaridad”?  Tampoco es pro-familia.  Una persona que se divorció de su marido para “casarse” con Guatemala únicamente denota su AMBICIÓN POR ALCANZAR LA PRESIDENCIA, no trate de tapar el sol con un dedo.  Además, ahora resulta que doña Sandra presuntamente es de derecha y no va a quitarle un centavo a los que más tienen para repartir a los que menos tienen, de acuerdo con su publicidad, aunque ese ha sido precisamente su adalid durante tres campañas presidenciales consecutivas.

Todos los presidentes han mentido en sus campañas para llegar a la presidencia, desde los tiempos de la DC-pción (Cerezo) y del ahora tendremos la oportunidad (Arzú), pasando por la Solidaridad (Colom-Torres) y la Mano Dura (Pérez-Baldetti), hasta el Ni Corrupto ni Ladrón y el mitómano que ofreció sacarnos del PARLACÉN y disolver la SAAS.  Todos ellos, sin excepción, han mentido para llegar a ocupar la primera magistratura de Guatemala, y la señora del verde Quetzal (por los billetes, no crea que por la esperanza), tampoco será la excepción.

Muchos temen que Arévalo va a cambiar la Constitución y eso lo han sabido explotar los expertos en campañas negras por medio de netcenters en redes sociales y aplicaciones móviles. Para que el señor Arévalo, si llega a ser presidente, pueda cambiar la Constitución, su proyecto de reforma debe ser aprobado por dos terceras partes del Congreso, es decir, 107 votos favorables. Entre Semilla y sus aliados en el Congreso no llegarán ni a 30 votos. La oposición, formada por la UNE y los diputados que llegaron con VAMOS, pero seguramente serán tránsfugas en su primer año en el Legislativo, y otros partidos de “derecha” suman al menos 114 votos. ¿Realmente cree usted que Semilla va a poder siquiera aprobar su reforma constitucional?

A diferencia de Arévalo, Sandra Torres sí tiene un bloque de 28 diputados leales y nada como pez en el agua con operadores políticos expertos que le pueden conseguir los 107 votos necesarios para llevar a cabo una reforma constitucional, si ella así lo dispone.  Entonces, ¿quién es el experto en el “arte” de mentir?

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