Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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De acuerdo a una publicación de Sala de Prensa del gobierno de Guatemala, durante el Seminario de Jefes de Misión, donde participaron embajadores y cónsules guatemaltecos, el ministro de Economía, Janio Rosales, informó “…que la meta de US$1,500 millones de Inversión Extranjera Directa (IED) para 2022 se sobrepasó al siete de octubre recién pasado y a la fecha mencionada, se registraron US$1,631.94 millones confirmados, por lo que se espera llegar a fin de año un total de US$2,000 millones”.

Al 30 de septiembre de 2022, el Banco de Guatemala tenía registrados únicamente US$801.7 millones de Inversión Extranjera Directa, provenientes en su mayoría de Colombia, México, Estados Unidos y Luxemburgo. Es decir que, de acuerdo con las propias palabras del titular de la cartera de Economía, durante los primeros siete días del mes de octubre del 2022 se registró una inversión superior a los US$830 millones, si es que es verdadera la cifra de US$1,631 millones que dio el ministro de marras. Atando cabos, el tipo de cambio de referencia incrementó de Q7.84 por dólar en la última semana de septiembre a Q7.91 por dólar al 5 de octubre del mismo año, la misma semana en la que se dio la supuesta inversión. Una persona o un grupo tuvieron un beneficio de Q58 millones, si es que en realidad ingresó semejante cantidad en dicha semana.

De acuerdo con lo expresado por el ministro, debido a la estabilidad macroeconómica que tiene el país, las más importantes calificadoras de riesgo han mejorado la calificación, esto debido a “…la mejora en el clima de negocios, la competitividad, la generación de empleos y el aumento en la inversión”. En realidad, y en contraposición a lo que indica el ministro, la solidez macroeconómica de Guatemala se debe principalmente al ingreso de las remesas familiares provenientes de los Estados Unidos. Sólo en 2022 se recibieron más de US$18,000 millones de dólares en concepto de remesas, un crecimiento de más del 18% sobre el año anterior; ya en enero de 2023 se recibió un 17.4% más que en enero de 2022, continuando con una tendencia al alza. Las remesas inciden aproximadamente entre el 50% y 60% del crecimiento económico del país, lo cual no es poca cosa.

Son las remesas provenientes del extranjero, y no las políticas económicas de este gobierno, si es que existen, la verdadera razón por la cual hay estabilidad macroeconómica, consumo interno y un nivel de reservas monetarias internacionales inédito. El gobernante, en su discurso del 14 de enero de 2023, se ufanó de que hay dos quetzales en reservas monetarias por cada quetzal en circulación. En realidad, las reservas monetarias internacionales son tan altas porque el gobierno, por medio del Banco de Guatemala, se gasta miles de millones de dólares anuales comprando dólares por medio del mecanismo de acumulación de reservas para mantener el tipo de cambio artificialmente devaluado.

El ministro de Economía no puede explicar por qué los puertos de este país son tan ineficientes, por qué tenemos un aeropuerto que no funciona o por qué viajar al interior del país supone varias horas adicionales de camino, debido a la deficiente infraestructura vial que su mismo gobierno ha sido incapaz de mejorar. Tampoco puede explicar por qué no hay mano de obra calificada en el país (entendiendo este concepto desde un punto de vista técnico, no coloquial), o por qué migran tantos connacionales al extranjero, a conveniencia de las mismas autoridades.

En vez de dar tanta casaca a los embajadores y cónsules, el ministro debería enfocar sus esfuerzos en apoyar a que el gobierno verdaderamente mejore las condiciones para que Guatemala sea un país competitivo en la región y pueda brindar, no sólo mano de obra calificada, sino que tenga una economía sana y robusta, que no dependa de las remesas para mantener sus niveles. Eso sí que atraería inversión extranjera al país.

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