Edmundo Enrique Vásquez Paz

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Hace exactamente cuatro semanas, publiqué un artículo sobre este mismo tema, aunque incluyendo no uno sino que varios de los aspectos que, a mi criterio, le podrían (o deberían) interesar al auditorio. En esta ocasión, lo hago focalizando mi atención en solamente uno de ellos: conocer el carácter de los candidatos y sus aptitudes para desempeñarse en los cargos a los cuales aspiran.

En el caso de Guatemala, en donde la formación política de la ciudadanía es pobre y la información que se le proporciona es deficiente, las entrevistas y los entrevistadores resultan ser un importante recurso para servir de mediadores entre un público que desea (o necesita) saber y conocer, y los candidatos que se postulan.

Si se evalúan de manera general, las entrevistas preeleccionarias han sido históricamente espacios o escenarios en los que los candidatos han lucido sus ideas, sus propuestas; pero sin aportar mucho más. El modo de la entrevista se ha usado poco para incursionar en otros aspectos que es necesario explorar. Por ejemplo, el tema de la calidad y la habilidad del candidato entrevistado para ejercer bien el cargo para el cual se están proponiendo.

Pareciera ser que se ignora que “político” no es solamente un adjetivo, sino que la denominación de un oficio. Y a la ciudadanía le interesaría conocer algo relativo a las condiciones o habilidades que los candidatos puedan demostrar como futuros “oficiantes de ese oficio”, ya sea como futuros presidentes, vicepresidentes, diputados, alcaldes, síndicos o concejales.

En Guatemala, se olvida que para hacer posible o realizar cualquier empresa, se necesita tener líderes apropiados para impulsarlas. Además de sus intenciones, expresadas en discursos, deben demostrar sus aptitudes para apuntalarlas. Sustentadas en sus experiencias de vida.

Al público atento le interesa saber si estará votando por candidatos aptos para el ejercicio de las tareas que deberán resolver en los cargos para los cuales se están proponiendo. No se requiere mayor conocimiento puntual para intuir que, a cualquier nivel, un buen proyecto (el “programa” o “plan de gobierno” presentado) puede bien fracasar si no tiene un buen conductor. Por eso, la necesidad de saber elegir personas aptas para ejercer los cargos.

El conductor de un determinado asunto o emprendimiento, debe ser hábil y diestro según el ámbito en el que se deba manejar. Habilidades y destrezas que son diferentes si de lo que se trata es de conducir a buen puerto un barco, un avión, una empresa determinada, un hotel o una guerra. Se necesitará de los mejores capitanes, pilotos, empresarios, hoteleros o generales. Si se trata de la gerencia de un país, lo que se necesita es de buenos políticos. Personas que conozcan ese oficio y lo desempeñen con honradez y con dignidad. (Sabiendo bien los entrevistadores que, para gerenciar un país, lo que se requiere es de políticos (¡políticos de verdad!) diestros, cada uno y según el caso, para presidir, para parlamentar y legislar, por ejemplo).

Cuando el reclutador de un gran consorcio debe entrevistar a un candidato a CEO, es fácil imaginar que concentra su atención en las cualidades de “líder efectivo” que pueda tener el candidato al cargo. Para el reclutador, está claro que lo que al consorcio (en este caso, la nación) lo que más le debe importar es la calidad de liderazgo que pueda tener la persona. Y sabe que, para gerenciar la ejecución de los mandatos que deba ejecutar (tanto porque la Constitución lo prescribe como porque corresponde al programa de gobierno que presentó a la población y constituye el mandato que, vía la mayoría de votos, se le dio), se requiere de habilidades demostradas para la conducción de equipos, para enfrentar crisis, para soportar presiones, para convencer, para encontrar soluciones, para negociar de manera justa y leal con sus principios…

Espero que este texto pueda inspirar aún alguna entrevista que sirva para revelar al auditorio, el potencial y la calidad de los (o por lo menos algunos) de los aspirantes a cargos de elección popular. Entrevista que contribuya a que no empleemos a ciegas a nuestros conductores. Si nos interesa que el plomero en cuyas manos estaremos dejando la instalación del agua de nuestra casa, sea responsable y conozca del oficio, no contratemos solo por recomendación o por lo bonito del logotipo en su tarjeta de presentación. Indaguemos para quién ha trabajado con anterioridad. Hablemos con sus anteriores contratistas y averigüemos sobre su carácter, su honradez, y la calidad real de sus intervenciones…

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