Ana Cristina Morales

crismodenesi@gmail.com

Médica y cirujana licenciada por la Universidad de San Carlos de Guatemala, especializada en psiquiatría con arreglo al Programa USAC/IGSS. Con las especializaciones de atención en psicoterapia a mujeres maltratadas, así como en adicciones y Supervisora psicosocial. Autora de -Aprender a perdonar. “Una herramienta en psicoterapia”, publicación personal, y coautora del artículo: “Consecuencias biopsicosociales del abuso sexual”, del libro Síndrome de intestino irritable y otros trastornos relacionados, publicado por Editorial Panamericana. Del libro “El perdón y la salud” de editorial Plataforma. Columna de opinión “Conversando con la Psiquiatra” en el periódico guatemalteco “La Hora”, Trabaja en oficina privada como psicoterapeuta y psiquiatra.

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Dra. Ana Cristina Morales Modenesi

Para vivir el ser humano necesita de los alimentos para saciar el hambre corporal y de las caricias y ternura para saciar el hambre del alma.

Oscar Wilde, escritor británico, dijo: “En el arte, como en el amor, la ternura es lo que le da fuerza”. Y la ternura hace referencia al cariño, a la empatía, al respeto, a la suavidad y amabilidad de una persona hacia otra, o como expresión de lo que se considera bello o trascendente.

En ocasiones, no se está preparado para expresar la ternura, ya que muchas veces ha sido descalificada por ser asociada de manera peyorativa con la debilidad. O porque el dolor psíquico ha dejado cicatrices profundas que provocan falta de sensibilidad para apreciarla. Pero la ternura es una fortaleza de los seres humanos que son capaces de expresar amabilidad, respeto y cariño. Por lo cual, esta se convierte en un hermoso privilegio.

Se puede sentir ternura al observar con admiración y cariño diferentes situaciones, que son consideradas hermosas y también nos llevan al asombro. La ternura nos conecta con algo más y con otras personas. Por ejemplo: al observar a un bebé, a un anciano, al internarnos en la lectura de una historia, a las caricias al tacto, al oído, a la mirada, al recordar un olor, al degustar algo. Es decir, la ternura es todo aquello capaz de profundizar el alma, proporcionar serenidad y afecto, aliviar el dolor y permitir sentir regocijo.

Con la ternura valorizamos al otro o a algo, pero no lo observamos como inferior. Si no, como un ser valioso que anhelamos cuidar y proteger. Que prodigamos de halagos y nos brinda la oportunidad de librarnos de intereses propios.

Y como una última definición, podríamos decir también que la ternura es un sentimiento de afecto que se manifiesta de forma desinteresada, y nos impulsa a desear proteger y cuidar a un objeto o sujeto que consideramos delicado o frágil y que necesita de nuestro amparo.

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