Alvaro Pop

Álvaro Pop es originario de Guatemala y de habla Maya Q’eqchi. Representante de América Latina y el Caribe en el Grupo directivo global para la Década Internacional de las Lenguas Indígenas. Secretario técnico del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina desde 2017 y hasta febrero de 2021. Presidente en el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas durante 2016 y miembro experto de este Foro desde 2011. Profesor universitario."

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Alvaro Pop

Choq qe, li k’ayink wan xloq’al ut naqab’anu sa’ xyalal*

Hoy se ha vuelto novedad e innovación hablar de EMPRENDEDORES. Pero en los pueblos indígenas hemos sido más que eso: sobrevivientes. Y en esa tarea de lucha tenemos que separar a los empresarios indígenas individuales de las empresas comunitarias/pueblos indígenas.

La diferencia entre los colectivos y los individuales es que los primeros se rigen bajo principios ancestrales de comunión con la naturaleza; de soberanía alimentaria, de empoderamiento social comunitario o dicho de otra manera “visualizan la renta de manera integral”; de visión estratégica de futuro, de manejo ecuánime de los recursos, tienen desarrollada la idea de sociedad donde prevalece el interés colectivo; todos participan de alguna manera en la cadena productiva; el mercado se basa en transacciones con dignidad*. Como se define en la región Andina del Abya Yala: el Buen vivir o Vivir bien.

La existencia de empresas, iniciativas y sistemas organizadas de vida indígenas le permiten al mundo tener hoy un recurso invaluable para su propio futuro y para enfrentar de mejor manera el cambio climático.

En ese sentido las recomendaciones que se propusieron en la COP 26 para avanzar en las metas y para el financiamiento de los pueblos indígenas en su tarea de preservar el bosque deben tomar ejecutarse con respeto a sus principios de “empresarialidad ancestral”. Evitar la instrumentalización indígena. Los apoyos deben dirigirse hacia su empoderamiento y dignidad.

La urgente necesidad de cambiar la matriz energética global. La producción de energía debe transformar sus actuales criterios de valor y de beneficio. Y debe incluir el respeto a la consulta previa libre e informada cuando se trata de instalar empresas productoras de energía en los territorios de los PI, por supuesto que deben ser socios de plenos derechos de estas iniciativas cuando den su aprobación.

Los gobiernos deben empoderar las iniciativas indígenas ancestrales, financiar las necesidades de evolución y proponer para su aprobación políticas publicas interculturales, inclusivas dentro de los sistemas económicos vigentes.

Los principios que sustentan la empresarialidad desde la visión de los pueblos indígenas están manejados en los idiomas de los propios pueblos. Por eso es indispensable el cumplimiento de las metas de la Década Internacional de las Lenguas Indígenas de manera holística por los Estados y con los PI.

El reto más valioso y significativo del cumplimiento de la “consulta previa, libre e informada” es la Buena Fe. Tal como lo menciona el Alto Comisionado para los derechos humanos en su Recomendación General 27/2016 “se trata de buena disposición, un dialogo equitativo, imparcial, con igualdad de oportunidades de poder influir en la decisión final, y con reconocimiento del otro como interlocutor válido, legítimo y en igualdad de condiciones”. En este sentido es indispensable superar las malas prácticas de engaño que en muchos lugares sucede y, sobre todo, la consulta debe ser PREVIA. A todo.

Es necesario hacer vinculantes los Principios Rectores de la ONU sobre las Empresas y los Derechos Humanos, y la norma ISO 26000. Eso permitirá superar en gran medida los vacíos de ejecución actual.

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