Por Margarita Girón
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Después de que Guatemala firmara el acuerdo migratorio de Tercer País Seguro con Estados Unidos, las reacciones y publicaciones en torno al tema han sido diversas. El diario El País, en una publicación hace referencia al tema, señalando que el pacto migratorio con EE. UU. pone a prueba la capacidad de Guatemala.

En el articulo de expone que analistas consultados por ese medio critican el secretismo del Gobierno de Morales y ponen en dudan los recursos institucionales y económicos del país para convertirse en un lugar seguro para los migrantes. Además, El País señala que Guatemala cedió a las amenazas de Donald Trump y aceptó recibir más refugiados.

Asimismo, indican que casi 24 horas después de que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunciara “con bombo y platillo” desde el Despacho Oval que Guatemala había aceptado convertirse en Tercer País Seguro, la única certeza en el país centroamericano es que nadie sabe nada.

“El compromiso adquirido sigue siendo un secreto guardado bajo siete llaves. Incluso el lenguaje utilizado en el comunicado conjunto, deliberadamente ambiguo, parece pensado para mantener la incertidumbre”, se lee en la publicación.

PARA TRUMP SÍ ES UN ACUERDO DE TERCER PAÍS SEGURO

De acuerdo con El País, mientras en uno de los puntos del texto los Estados Unidos “prevén colaborar para fortalecer las capacidades institucionales de Guatemala”, más adelante se puntualiza que “ninguna disposición (…) deberá interpretarse de manera que obligue a las partes a erogar o comprometer fondos”.

Según la nota, hasta este momento ni el presidente Morales ni ningún funcionario de Exteriores han comparecido ante la opinión pública para explicar el alcance de lo firmado.

“Lo único que se tiene es la nota emitida el viernes, en la que se alude al acuerdo como de “cooperación respecto al examen de solicitudes de protección”, resalta la publicación.

Asimismo, afirman que dicha situación es un eufemismo, según la percepción de todos los analistas consultados por el medio español, para disfrazar los compromisos que se contraen en calidad de país seguro, como sí lo llama Trump.

SILENCIO GENERA SUSPICACIAS

De acuerdo con El País, el silencio extremo despierta suspicacias en los analistas y en la propia sociedad guatemalteca se ha instalado un manto de duda sobre lo realmente acordado por su Gobierno.

“Las autoridades de Estados Unidos anuncian la firma de un solo convenio y Morales, en cambio, nos hace creer que fueron varios convenios. Esto puede encerrar una sorpresa”, subraya el excanciller y abogado constitucionalista Gabriel Orellana”.

Además, Orellana dijo a ese medio que, de momento, todos los guatemaltecos están completamente ignorantes acerca de qué fue lo acordado. “ni siquiera si lo firmado es válido o no”, afirmó y agregó que, existen crecientes voces que ponen en tela de juicio si Guatemala está en capacidad económica de absorber a los miles de migrantes que lleguen al país.

“La falta de condiciones dignas para los guatemaltecos en educación, salud o nutrición son, precisamente, las que orillan a los connacionales a migrar, ¿Con qué capacidad en Estado brindará a miles de personas de otros países?”, cuestionó Jordán Rodas, procurador de los derechos humanos.

“Eso no tiene sentido, carece de lógica, es ilegal y antiético”, agrega, al tiempo que tilda el acuerdo de irreal, engañoso y sin ninguna viabilidad, fruto de una negociación bajo la mesa”, dijo al medio internacional el Procurador.

La nota también cita al excanciller Edgar Gutiérrez, quien también cree que el acuerdo no podrá ser implementado en la práctica pues no se dispone de la capacidad ni de la institucionalidad, así como de la disciplina ni de los recursos para darle un mínimo de cumplimiento, pero se presta a que Trump siga extorsionando al país con la primera señal de incumplimiento”, subrayó Gutiérrez.

Gutierrez refirió a El País que por Guatemala, pasan al año al menos 360 mil migrantes, una cifra que bien podría duplicarse en los próximos años.

El País destaca que La Iglesia católica se ha mostrado contraria a la firma del tratado al resaltar, en un comunicado, su convicción de que Guatemala no puede absorber a la población migrante. Los obispos manifiestan “su gran inquietud ante la poca transparencia con la que se ha manejado el asunto, cuando es de grandísima relevancia pública y afecta a todo el país”.

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