Por Grecia Ortíz
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Dos socorristas reconocidos por su actitud de servicio y su coraje fallecieron en fecha reciente, dejando un gran vacío en las unidades a las que pertenecieron y también en las comunidades a las que sirvieron. Tras sus muertes, compañeros y vecinos recordaron y honraron sus legados de humanismo.

_2La vida de un bombero transcurre entre carreras y desvelos, muchos tienen trabajos de otro tipo y en sus tiempos libres se dedican a servir a la población.

Cecilio Chacaj, vocero de Bomberos Municipales Departamentales, recordó a los últimos dos socorristas de esa institución que murieron.

TENÍA ACTITUD DE SERVICIO

Florencio Gallardo, de 67 años, tenía seis años sirviendo a la población como bombero. Estaba asignado a la estación de Pajapita, en San Marcos, hasta agosto de este año, cuando por una diligencia personal abordó un bus hacia la capital.

“Él venía en un bus y este fue asaltado y se armó una balacera dentro del bus porque uno de los pasajeros iba armado y lamentablemente quedó entre los disparos. Como consecuencia, presentó una herida por arma de fuego en el cráneo y fue llevado al hospital de Mazatenango, pero luego se llevó al Hospital Militar en donde estuvo unos dos meses, más o menos”, dijo Chacaj.

Según explicó, el socorrista estuvo postrado en cama por dos meses, durante los cuales los médicos intentaron retirarle una bala que tenía en el cráneo, pero luego de dos operaciones su sistema respiratorio empezó a fallar.

Dos años antes, Gallardo fue nombrado comandante de la estación de ese municipio y por eso socorristas le rindieron honras fúnebres en donde fuera su lugar de trabajo, así también en la ciudad capital, hasta donde fue trasladado por ambulancias que formaron una caravana a manera de reconocimiento por su labor.

Chacaj lamentó los niveles de inseguridad que se viven en el país, donde nadie está a salvo de ser víctima de un incidente armado.

“Los socorristas están para servir prácticamente a su pueblo, a su comunidad a través de una actitud de servicio y él –Florencio Gallardo–, era una persona muy querida en Pajapita porque aparte del servicio que daba a los bomberos era muy amable y conocido, tenía varios amigos y hemos perdido a dos elementos seguidos en muy corto tiempo”, aseguró.

De acuerdo con Chacaj, la pérdida del socorrista significa también la de un amigo, y refirió que el portar un uniforme no significa que no estén expuestos al peligro.

“Ya han ocurrido casos en donde disparan en contra de unidades de servicio por tratar de salvar la vida de alguien más, nosotros no vemos si la persona es considerada delincuente, si tiene dinero o no lo tiene, nuestra tarea es de resguardar la vida”, afirmó.

CIENTOS ACUDEN A RENDIR RECONOCIMIENTO

En tanto, Carlos Cuy, bombero de la estación de Tecpán, Guatemala, murió mientras estaba realizando una labor de socorro, cuando atendía en una ambulancia a una paciente que presentaba un coma diabético.

El accidente sucedió cuando la ambulancia en la que se trasladaban chocó contra un camión en el km 62.5 de la ruta Interamericana, en Zaragoza, Chimaltenango.

Cuy, al igual que Gallardo, se destacó como socorrista, y se le considera uno de los fundadores de la estación de Tecpán. Además, tenía conocimiento de diversas especialidades de socorro y estaba capacitado para utilizar equipo de rescate en accidentes de vehículos.

“Cuando fue el accidente mucha gente se enteró y estuvo preguntando por su salud. Cuando falleció también estuvieron al pendiente de cuándo iba a pasar el cuerpo, fue increíble ver la cantidad de personas que esperó el paso del cortejo hacia Tecpán, eso demuestra que era muy carismático, amigable y eso se reflejó en el cariño que le expresaron a su familia”, afirmó.

El entrevistado señala que en muchas ocasiones los conductores no tienen tolerancia al observar una ambulancia y no ceden el paso, pese a que saben que su labor implica el salvar vidas.

“Los socorristas están para servir prácticamente a su pueblo, a su comunidad a través de una actitud de servicio y él –Florencio Gallardo–, era una persona muy querida en Pajapita porque parte del servicio que daba a los bomberos era muy amable y conocido, tenía varios amigos y hemos perdido a dos elementos seguidos en muy corto tiempo”.

“Cuando fue el accidente mucha gente se enteró y estuvo preguntando por su salud, cuando falleció también estuvieron al pendiente de cuándo iba a pasar el cuerpo, fue increíble ver la cantidad de personas que esperó el paso del cortejo hacia Tecpán, eso demuestra que era muy carismático, amigable y eso se reflejó en el cariño que le expresaron a su familia”.
CECILIO CHACAJ, VOCERO DE BOMBEROS MUNICIPALES DEPARTAMENTALES

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