POR MARIELA CASTAÑÓN
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El estudio que sirvió para implementar el “Programa del Manejo de Estrés Policial” en el citado departamento, además, expone que un 80 por ciento de los policías, es decir, unas 320 personas, tienen tendencia a un comportamiento depresivo.
Asimismo, un 52 por ciento -unas 208 personas-, pueden sufrir esquizofrenia, que es un trastorno mental que se encuentra dentro del grupo de los llamados trastornos psicóticos. Las personas afectadas por este padecimiento pueden presentar una grave distorsión en el pensamiento, la percepción y las emociones, y manifiestan una pérdida de contacto con la realidad y experimentan alucinaciones.
En tanto, un 48 por ciento -192 policías- tienden a sufrir comportamiento hipocondríaco, que es una enfermedad por la que una persona cree de forma infundada que tiene un padecimiento grave, es decir, que está constantemente sometida a un análisis minucioso y preocupado, incluso obsesivo, de sus funciones fisiológicas básicas, pensando en ellas como una fuente de segura enfermedad biológica.
Las escalas clínicas se formularon de acuerdo al MMPI, que es un instrumento que sirve para medir la personalidad desde el punto de vista clínica o patológica, así como de evaluación de casos considerados normales.
De acuerdo con Norma Hasbun, representante de la Sección de Valor y Servicio de la institución policial, desde enero de este año se implementa el Programa que busca controlar las consecuencias del estrés que afectan a los policías.
“Con el Programa Manejo de Estrés Policial pretendemos darles herramientas -a los policías- para que puedan manejar el estrés. Claro, no lo podemos evitar, pero lo que tratamos es identificar quiénes están bajo esa presión: trabajo, duelo, glotonería, ansiedad, heridas, mentiras, culpa, ira, adicciones sexuales, alcohol, droga, relaciones enfermizas, etc.”, dice.
De acuerdo con la entrevistada, dos policías viajaron a Filipinas para capacitarse sobre el tema y también representantes de ese país visitaron Guatemala para apoyar a quienes sufren las consecuencias patológicas del estrés.
La profesional refiere que pretenden impulsar el proyecto en todas las sedes policiales y por ello se organizan en mesas redondas para responder a las necesidades de los agentes.
Por ejemplo, en la Dirección General y en la Comisaría de Antigua Guatemala, una vez a la semana se abordan temas sobre planes de vida, fomento a la doctrina policial y se abren espacios de diálogo donde los policías pueden expresarse y ser apoyados.
La representante de la Sección de Valor y Servicio, explica que la policía de Filipinas hace algunas décadas era afectada por la corrupción en sus filas, sin embargo, tras fijar su atención en “el ser humano”, logró erradicar esa problemática.
“Hace 30 años la policía de este país era una de las más corruptas. Ellos empezaron a trabajar en el «ser» y no en el «hacer». Es por eso que hoy hay un Director de Policía que está en la Organización de Naciones Unidas (ONU)”, explicó.
El Programa del Manejo de Estrés Policial se implementó en Jalapa, por solicitud de representantes de Filipinas, quienes viajaron a ese departamento y consideraron que el inicio de este proyecto podría aplicarse en el área, aunque actualmente el reto es que el proyecto se reproduzca en todas las sedes policiales, principalmente en las llamadas “Áreas Rojas”.
SECUELAS EN “EL LIMÓN”
Vestir la indumentaria policial, estar expuestos a la criminalidad y frustrarse por situaciones laborales y personales son algunos de los factores que originan los altos niveles de ansiedad y estrés en los 31 mil 722 miembros de la PNC, quienes padecen de adicciones y constantemente están preocupados.
El agente *Gómez, está designado a la sede policial de la colonia Limón, zona 18, y su trabajo consiste en realizar patrullajes en motocicleta en los callejones de ese lugar; tiene turnos de seis horas de trabajo y seis de descanso, durante siete días consecutivos.
Según relata el policía, el área donde desempeña su trabajo no es fácil, pues es evidente la presencia de las clicas de pandillas y la violencia que generan, al punto que no debe olvidar en ningún momento utilizar su chaleco blindado.
“Nosotros patrullamos los callejones de la colonia El Limón. Estamos en un área roja y somos el punto de atención de los maleantes. Por eso usamos esto –el chaleco. Estamos pendientes de las esquinas, de las casas abandonadas”, refiere.
El agente policial dice sufrir problemas del colon y por eso debe tomar una pastilla antes de cada comida; esto es debido a la tensión que maneja a diario y sus horarios irregulares de alimentación.
“Yo tengo problemas con mi colon. Siempre llevo mis pastillas antes de cada comida porque el estrés que manejo me afecta. Además, tampoco tengo un horario específico para comer; ahorita es nuestra hora de almuerzo (son casi las cuatro de la tarde al momento de la entrevista)”, dice Gómez, mientras sostiene una bebida gaseosa.
El entrevistado admite que fuma, pero lo hace principalmente por el cansancio, porque necesita mantenerse de pie durante largas jornadas.
“No tomo -bebidas alcohólicas-, pero sí fumo, porque la nicotina me mantiene despierto, no siempre, pero a veces. Cuando ya vamos a terminar el plan -de trabajo- uno empieza a sentir más cansancio, pero cuando fumo un cigarro ya me siento tranquilo”, reitera.
El agente concluye que cuando está fuera de sus labores escucha el ruido del radio transmisor que utiliza en el desempeño de sus funciones, y mientras está al lado de su familia no puede evitar la tensión de saber que algo está sucediendo.
“Me ha pasado que cuando estoy durmiendo escucho el radio transmisor que utilizamos en el trabajo, o estoy siempre al pendiente cuando salgo a la calle con mi familia, porque hemos tenido procedimientos donde ellos -los delincuentes- nos marcan y puede ser que tengan represalias contra nosotros”, refiere.
El policía dice haber escuchado sobre las capacitaciones del manejo de estrés que promueve la Sección de Valor y Servicio de la institución policial, pero coincide con otros policías entrevistados por La Hora, en que no puede asistir a las reuniones por falta de tiempo.
“He escuchado de una capacitación del manejo de estrés policial, pero no todos vamos, porque no tenemos tiempo. Es algo bonito, pero nosotros no podemos ir”, dice.
CAPACITACIONES
De acuerdo con Yasmina Yon, coordinadora de Recursos Humanos de la Reforma Policial, es evidente que los niveles de estrés en la policía provocan consecuencias negativas, por ello el año pasado se impartieron capacitaciones en las sedes del Instituto Técnico de Capacitación y Productividad (Intecap) de todo el país.
“Nosotros como Reforma iniciamos el año pasado una capacitación a nivel interinstitucional en conjunto con Intecap. El programa fue de formación a través de la capacitación de cultura básica sobre el servidor público, donde se les daban diferentes herramientas a todo el personal policial para que pudiera cambiar la cultura de la institución y tomara de la mano el desempeño laboral, personal, y dentro de ellas manejamos el tema del estrés; en ese entonces contábamos con 27 mil policías”, explicó.
Por otro lado, Juan Carlos Rodas, de la Coordinación Policial, indica que en esa oportunidad aprendieron a modificar hábitos que afectaban su desempeño y su vida personal.
“Fuimos dotados de herramientas, de técnicas para desarrollo personal enfocadas en la práctica de valores para modificar la cultura de la persona, del funcionario de Policía, valores que nos iban a llevar a nuestro estilo de vida laboral y familiar, que iba a disminuir los niveles de estrés, que cotidianamente enfrentamos”, indicó.
PROPONER SOLUCIONES
Marco Antonio Garavito, director de la Liga de Higiene Mental, considera importante que se desarrolle un estudio integral que permita identificar el origen de los problemas que afectan a toda la PNC y en base a ello se propongan soluciones.
“En Guatemala no hay estudios que permitan entender desde un punto de vista científico estas cosas. Aquí no interesa investigar y hay necesidad de hacerlo para proponer soluciones verdaderas al asunto”, indicó Garavito.
En otro tema, el psicólogo dijo que existen factores que generan ansiedad y estrés en la PNC y está vinculado a la falta de credibilidad por parte de algunos ciudadanos.
“El hecho de pertenecer a la Policía genera otros factores de tensión, porque tiene que ver con que el policía sabe que existe falta de credibilidad, identidad y confianza de parte del ciudadano. Esto es complicado porque la autoestima, el autovalor, se construye a través de tener una identidad social sana. Creo que el policía sabe que a la institución a la que pertenece no es plenamente reconocida por los ciudadanos”, refiere.
A decir del profesional, el policía se enfrenta a otro reto, que es percibirse como otros lo ven, quizá no sea una persona corrupta, pero derivado de los señalamientos en su institución, empieza a creerlo.
“Psicológicamente, el riesgo está en la medida cómo ellos se perciben. Empieza a actuar y a concebirse como lo ven, esto va generando las tensiones de las que hablamos”, reiteró.
ESTUDIO
Una evaluación realizada a 400 policías en Jalapa indica que las tendencias de comportamiento de acuerdo a las escalas clínicas del Inventario Multifásico de la Personalidad de Minnesota (MMPI por sus siglas en inglés), detalla que los policías tienden a presentar comportamiento depresivo, esquizofrénico y a padecer hipocondría.
MMPI
El MMPI es un test clásico en psicología. Se trata de un instrumento para la evaluación de las características psicopatológicas globales y específicas del individuo (escalas clínicas reestructuradas), trastornos psicosomáticos, intereses y personalidad psicopatológica, así como de distintos aspectos de sinceridad en las respuestas de los individuos. Por lo tanto, supone un instrumento muy útil tanto para la psicología clínica, psicología educativa, neuropsicología, selección de personal, psicología del tráfico, peritajes forenses, etc. La prueba consta de 338 ítems que cubren un total de 50 escalas.
Fuente: Consejo General de la Psicología de España
