Foto ilustrativa. La violencia psicológica o económica causa fuertes daños en las víctimas. Foto La Hora/AFP

Los casos de mujeres que acuden en busca de ayuda al ser víctimas de violencia se han incrementado luego de que los hombres han vuelto al trabajo al bajar el impacto de la pandemia del COVID-19, señala la psicóloga Vicky Herrera, quien alerta que lo peor es la violencia psicológica y económica, porque es difícil de probar y de superar porque las mujeres pierden su autoestima.

Herrera es psicóloga del Centro de Investigación, Capacitación, Apoyo a la Mujer y Juventudes (CICAM), una oenegé que desde hace 25 años contribuye al empoderamiento de cientos de mujeres y jóvenes.

Encontramos casos de pensiones de Q100 mensuales para darle de comer a un hijo. A veces Q300 o Q500. ¿Se imagina qué hace la madre con esa cantidad?

Vicky Herrera, CICAM

CICAM es una organización que ha crecido y se ha transformado. Parte de las actividades se enfocan en talleres para jóvenes, una alianza con la Municipalidad de Guatemala y forman parte de una red de derivación, cuando el Ministerio Público (MP) les refiere mujeres víctimas de violencia. Una de sus líneas de trabajo es ofrecer atención psicológica y legal. En promedio atienden 500 mujeres al año.

Desde su espacio de capacitación y experiencia, Herrera apoya a cientos de estas mujeres para salir de un pantano de violencia, con ayuda para sanar las heridas del alma y enseñarles a enfrentar el mundo desde una perspectiva de mayor empoderamiento.

Vicky Herrera, CICAM, explicó varios detalles de este tipo de violencia. Foto La Hora/Cortesía

LH. Guatemala como país latinoamericano y en todo el mundo, no escapa de la violencia contra la mujer. ¿Por qué a pesar de los avances, ha sido tan difícil erradicar este flagelo?

Vicky Herrera: Hay muchos factores que inciden en mantener la violencia contra la mujer. Uno de ellos es la naturalización de la violencia a nivel social, donde la mayoría de las personas ve estas situaciones como naturales. El hombre es violento y así se solucionan las cosas.

Además, se normalizan situaciones de agresión porque consideramos dentro de un sistema patriarcal. Si nos vamos a la estructura social en la que vivimos, es lo que hace funcionar a una sociedad machista, en donde las mujeres siempre son relegadas a un segundo plano. Para eso han tenido que recurrir a la violencia desde diferentes manifestaciones.

No solamente está la violencia física, que es una de las más evidentes, de las más conocidas y hasta la más aceptada en un sentido legal. Si una mujer llega golpeada a reclamar justicia, entonces toma la denuncia, pero hay otro tipo de violencias que no son vistas como tal, no son reconocidas como tal, como la violencia psicológica o la violencia simbólica, que se va dando a raíz de muchas acciones tan pequeñas que no tienen importancia o la atención debida por parte de las instituciones encargadas de justicia. Por tanto, también muchas mujeres se ven vulneradas en sus derechos a partir del no reconocimiento de este tipo de violencia.

 

LH. ¿Qué hay de esa violencia que no se ve, la psicológica, que resulta complicado probarla en una denuncia?

VH: Por supuesto, también es importante destacar la violencia económica, la indiferencia ante la responsabilidad de criar a los hijos, ellas son las encargadas y tienen que ver cómo resuelven.

Atendemos muchos casos de mujeres que necesitan pensión alimenticia, se han separado del esposo porque les ha pegado, o les ha dado una vida muy difícil. El hombre no aporta lo suficiente, las tienen encerradas en casa, no las dejan trabajar, ni estudiar.

Entonces se da una sistematización de violencia compleja, porque te agreden psicológicamente, pero también en lo económico. Cuando caen dentro de esa dinámica, difícilmente pueden salir de eso, pues como no trabajan, no tienen dinero, tampoco logran poner un alto. La irresponsabilidad de los padres es grande, alimentado por el sistema.

Foto ilustrativa. Muchas mujeres enfrentan estos obstáculos para salir adelante junto a sus hijos. Foto La Hora/AFP

LH. ¿Cómo alimenta ese aspecto el sistema, por el dictamen del juez?

VH: Encontramos casos de pensiones de Q100 mensuales para darle de comer a un hijo. A veces Q300 o Q500. ¿Se imagina qué hace la madre con esa cantidad? Son montos bastante denigrantes en donde no solo vulneran el derecho de la madre, sino también de los niños, quienes necesitan recursos económicos para comer, estudiar, vestirse y recrearse. Son derechos universales de los menores que están siendo vulnerados por los padres de familia, incluso por el Sistema de Justicia que no está cumpliendo con fijar una buena pensión.

Q100

Es el monto de algunas pensiones

LH. Sobre los distintos tipos de violencia, ¿qué es lo más frecuente que observa en su trabajo diario?

VH: Es muy frecuente la violencia psicológica, que siempre va acompañada de la económica. Son las dos más frecuentes. Creo que la física también, pero ahora lo piensan un poco más, por la Ley de Femicidio, porque si una mujer llega golpeada, es un delito.

La violencia psicológica y económica es muy común, difícil de probar y de superar porque las mujeres pierden su autoestima, el valor como mujeres, tienen miedo, se sienten incapaces de salir adelante ellas solas.

Todas las mujeres del grupo de teatro Siempre vivas han atravesado por este tipo de situaciones, han logrado salir poco a poco. Incluso mujeres de éxito, profesionales y emprendedoras.

Foto ilustrativa. Las mujeres tienen derecho a su desarrollo económico y acceder a un trabajo digno. Foto La Hora/AFP

LH. ¿Cuánto tiempo toma el proceso de sanar de estos tipos de violencia?

VH: Dentro del CICAM diseñamos un protocolo de atención de cinco sesiones, que se basa en hacer una terapia breve y de emergencia. Nuestro principal objetivo es informarlas, empoderarlas y comenzar la reconstrucción de su autoestima.

Cuando logramos esa parte, empezamos a integrarlas a otras terapias alternativas como talleres ocupacionales, de arteterapia; teatro, grupos de apoyo, así se van complementando esas terapias individuales, con terapias alternativas. Estos procesos tardan un año en promedio, es lo que lleva el grupo de teatro.

La terapia ocupacional es una de las favoritas y es clave. Bisutería y manualidades les funciona para empoderarse económicamente. Vuelvo a que la violencia económica te limita muchísimo. Cuando le enseñas a una mujer que puede tener un emprendimiento, que puede generar sus propios ingresos, empieza a experimentar la capacidad de poder ser libre y salir del círculo de violencia.

 

LH. Con la pandemia, ¿se incrementó la violencia?

VH: Con el encierro si se incrementó, pero también disminuyó la búsqueda de atención, por la misma situación de estar en pandemia era más difícil buscar ayuda, fenómeno que se daba porque el esposo trabajaba, no se enteraba. Venían las mujeres por la mañana a recibir atención legal o psicológica. Con la pandemia se limitó muchísimo buscar ayuda e incluso poner la denuncia. Ahora que estamos con menos casos (de COVID-19), las mujeres están viniendo de nuevo. Tenemos agenda llena, hay bastante demanda.

Mujeres venden verduras en el mercado en el parque central de San Martín Jilotepeque. Muchas de ellas se dedican al comercio. Foto La Hora/ Oliver de Ros/AP

LH. ¿Cuál considera es el principal desafío para aplacar este problema y qué hace falta para empoderar?

VH: Lo más importante es el acceso a la justicia y a la información. Se oye trillado, pero es una realidad. Muchas mujeres todavía no saben que es violencia económica, psicológica o simbólica. Por ejemplo, cuentan “mi papá me pegaba de niña y le pegaba a mi mamá. Entonces, si mi esposo me pega, es lo normal, me tengo que dejar”. Todavía en pleno siglo XXI, muchas mujeres siguen con la creencia de continuar el patrón.

Por lo tanto, el acceso a la justicia y a la información implica educación, además una información científica y confiable en donde se trata de defender nuestros derechos a nivel individual, familiar y social. Hay muchas carencias y herencias en la educación familiar.

Otro elemento importante es la prevención de los niños, niñas y jóvenes para que tengan acceso a esta información y debe ser nuestro enfoque central.

 PERFIL
• Psicóloga egresada de la Universidad de San Carlos de Guatemala, con 11 años de experiencia en atención a mujeres, niños, niñas víctimas y sobrevivientes de violencia y problemas emocionales.

 

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