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Carta 1

6 de brumario por la tarde4 [28 de octubre de 1795]

Habéis dejado de venir a ver a esta amiga que os quiere; la habéis abandonado por completo; hacéis mal, porque ella os tiene mucho cariño.

Venid mañana septimi a comer conmigo. Tengo que veros y

hablaros de vuestros asuntos.

Buenas noches, amigo mío, os beso.

Viuda de Beauharnais

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Cartas de napoleón a Josefina

Carta 1

6 de brumario del año iv

[28 de octubre de 1795]

 

No entiendo qué es lo que ha podido dar lugar a vuestra carta.

Os ruego que hagáis el favor de creer que nadie desea tanto vuestra amistad como yo, ni está más dispuesto que yo a hacer lo que sea para demostrarlo. Si mis ocupaciones me lo hubiesen permitido, yo mismo habría ido a llevaros esta carta.

Buonaparte

 

Carta 2

Siete de la mañana5

 

Me despierto lleno de ti. Tu retrato y el recuerdo de la embriagadora velada de anoche no han permitido que mis sentidos descansen.

¡Dulce e incomparable Josefina, qué extraño efecto causáis en mi corazón! ¿Os enfadáis? ¿Os veo triste? ¿Estáis preocupada? Mi alma se rompe de dolor, y vuestro amigo no encuentra reposo… Pero ¿lo encuentro acaso cuando, entregándome al sentimiento profundo que me domina, extraigo de vuestros labios, de vuestro corazón, una llama que me quema?

¡Ah! ¡Cómo me di cuenta esta noche de que vuestro retrato no sois vos!

Te vas al mediodía, te veré dentro de tres horas.

Entretanto, mio dolce amor, recibe mil besos, pero no me des ninguno, pues queman mi sangre.

  1. P.
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Carta 3

[Febrero de 1796]

 

Me separé de vos llevando conmigo un penoso sentimiento. Me acosté muy enfadado. Me parecía que la estima que mi carácter merece debía alejar de vos los últimos pensamientos que os agitaban ayer noche. Si ellos predominasen en vuestra mente, vos seríais muy injusta, señora, ¡y yo muy desdichado!

¡¡¡Habéis pensado que no os quiero por vos misma!!!

Entonces, ¿por qué? ¡Ah, señora! ¡Mucho tendría que cambiar! ¿Cómo ha podido un sentimiento tan vil ser concebido por un alma tan pura? Aún estoy sorprendido, aunque todavía lo estoy más del sentimiento que, nada más despertarme, me ha vuelto a llevar sin rencor y sin voluntad ante vos. Es cierto, no se puede ser más débil, no cabe mayor degradación. ¿Cuál es tu extraño poder, incomparable Josefina? Un pensamiento tuyo envenena mi vida, divide mi corazón entre los deseos más opuestos, pero un sentimiento más fuerte, un humor menos sombrío vuelve a ligarme a ti, y me lleva y me conduce, incluso siendo a tus ojos culpable. Sé muy bien que si tú y yo nos peleamos, tendrás que recusar mi corazón y mi conciencia: tú los has seducido, y son tuyos.

Y tú, mio dolce amor, ¿has descansado bien? ¿Has pensado en mí al menos un par de veces? Te doy tres besos: uno en el corazón, uno en la boca, uno en los ojos.

Buonaparte

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