Imagen La Hora: Suplemento Cultural
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Vinicio Barrientos Carles

Guatemalteco de corazón, científico de profesión, humanista de vocación, navegante multirrumbos… viajero del espacio interior.   Apasionado por los problemas de la educación y los retos que la juventud del siglo XXI deberá confrontar.   Defensor inalienable de la paz y del desarrollo de los Pueblos. Amante de la Matemática.

El pensamiento débil nos hace personas más fuertes.

Gianni Vattimo

El pasado martes 19 falleció, en Turín, a sus 87 años, Gianteresio Vattimo, mejor conocido como Gianni Vattimo, quien ha sido calificado a nivel internacional como el último gran filósofo italiano.  Su obra filosófica se cataloga como parte crucial de la filosofía posmoderna, con el reconocimiento como padre del concepto del «pensamiento débil», una crítica a la metafísica tradicional, la cual contiene en su núcleo gran parte de los análisis que desde la posmodernidad pueden ser realizados sobre el mundo contemporáneo, en los albores del siglo XXI.   Nuestro titular responde a la inquietud de comentar algunas ideas sobre una de sus obras, la que nos servirá de gancho para presentar este importante concepto de la debilidad o debilitamiento del pensar.

Curiosamente, hace apenas una semana, mencionábamos a Vattimo en nuestro reciente artículo «Desde la filosofía», en la columna Desarrollo & paz, al citar a pensadores de gran talla, que no se quedan en las nubes de las reflexiones o el ensimismamiento filosófico.   En esa publicación, escribíamos sobre cómo es posible el quehacer filosófico en torno de las actividades cotidianas, las que a todos y todas competen, pero, como particular, sobre las singulares desgracias que nos acontecen a nivel nacional.   De hecho, algunos meritorios representantes de la filosofía en nuestro país, se han pronunciado, de manera enérgica, decidida y contundente, en torno de estas lamentables situaciones, como hemos podido apreciar en una reciente nota en estos Suplementos Culturales LaHora.

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También, en términos más universales, con relación a las funciones o utilidades de este quehacer del filósofo, mencionábamos a Nuccio Ordine, autor de L’ utilità dell’ inutile (La utilidad de lo inútil), anotando lo siguiente:

… de [Ordine] escribíamos hace apenas tres meses, con motivo de su temprana e inesperada partida. Considerándolo una de las personalidades más significativas del panorama cultural internacional, que junto con otros pensadores conforman el capital filosófico humano del siglo XXI, esto es, los Sócrates y los Platón del mundo actual.   Evóquese, para ilustrar esta realidad, a pensadores tales como Jürgen Habermas, Alain Badiou, Gabriel Marcel, Gianni Vattimo, Slavoj Žižek, Martha Nussbaum y Byung-Chul Han.

Cabe, por otro lado, señalar que, en esta anterior oportunidad, no comentamos, ni los aportes, ni las trascendentales importancias por las cuales mencionábamos a estos pensadores, como íconos de la filosofía contemporánea, en estrecha relación son la existencia cotidiana de nosotras y nosotros, el común de los mortales.

También notar que, de los citados, justamente hace una semana, únicamente el francés Gabriel Marcel había fallecido.  Lastimosamente, al día de hoy, como estamos compartiendo, solamente cinco de los siete prescritos sobreviven en su permanente producción intelectual, como referentes desde el primer mundo para la filosofía del mundo entero.   Al calcular la edad promedio en el grupo, nos sorprenderíamos al percatarnos de que es superior a los 80 años.   Empero, desearíamos que todos ellos superarán el siglo de edad, como pudimos ponderar en el argentino, nacionalizado canadiense, Mario Bunge, fallecido hace tres años, o como es el caso del magnánimo Edgar Morin, que va camino a sus 103 años, con una lucidez mental que todos y todas desearíamos tener.

Retornando al filósofo de esta ocasión, Gianni Vattimo, conviene señalar que, además del reconocimiento como pensador de primera línea, se le atribuye una destacada e influyente labor como escritor y docente, siendo, además, miembro del Parlamento Europeo, participando activamente en la política de su país, fungiendo, de manera especial, como pionero en la defensa y fortalecimiento del movimiento LGBTQ+ en su Italia natal.   En este sentido, indicar que la información de su deceso fue difundida por el italobrasileño Simone Caminada, de 38 años, inicialmente su asistente editor, posteriormente la pareja emocional del filósofo, durante la última década.

En lastimoso complemento, agregar que los últimos años del filósofo se vieron ensombrecidos por algunos escándalos públicos, pues el filósofo terminó en manos de la justicia local, de lo cual no incluiré mayores detalles, excepto lo que cito a continuación:

El pasado febrero, Caminada fue condenado en primera instancia a dos años de prisión por un delito de manipulación de persona incapaz cometido contra el propio Vattimo, quien, sin embargo, durante el juicio, aseguró que nunca se había sentido engañado ni manipulado. El juez consideraba en su sentencia que Caminada se aprovechó de la fragilidad del filósofo, del que comenzó siendo su asistente hasta convertirse en su compañero de vida, para expoliar su patrimonio.

Lo cierto es que han sido tantos los medios de comunicación de prestigio los que se han manifestado, ampliamente y desde distintas perspectivas, al respecto del fallecimiento del pensador, dejando un sensible vacío en la vida académica universal, pues Vattimo supo construir sobre las cenizas del pensamiento del alemán Friedrich Wilhelm Nietzsche, un complejo sistema filosófico capaz de dar sentido a la descomposición surgida en el periodo posterior a Martín Heidegger, su otro gran referente.   También el pensamiento débil hace referencia a elementos hermenéuticos de peso, tomados de la obra de Hans-Georg Gadamer, discípulo de Heidegger, ambos también de nacionalidad alemana.

Nuestro epígrafe corresponde a un fragmento de una entrevista en la que el pensador expresara lo siguiente: «Nací en Turín: mi padre era policía y mi madre, costurera: fui un niño pobre y feliz de postguerra. El pensamiento débil nos ayuda a progresar hacia el menor dogmatismo ergo la menor violencia… nos hace personas más fuertes».

Con la ilusión de encender el interés de quien nos sigue, hago un paréntesis con algo que me viene a la mente, con relación a la personalidad y al contexto del desarrollo del pensamiento del filósofo que nos atañe.   Resulta que en reciente sesión en nuestro grupo de diálogo y de reflexión filosófica «De Madera», comentaban sobre un artículo escrito por una persona que argumentaba estar en la peor de las condiciones, en nuestro particular contexto de país, pues él se autodefinía como indio, comunista, pobre y gay.   Una de las compañeras indicaba que, realmente, el citado columnista no se encontraba en la peor de las situaciones, pues para ello le faltaba ser, también, mujer y joven.

Pues el cruce de ideas me ha venido a la mente al leer una declaración que Vattimo hiciera décadas atrás, en una cierta entrevista, en la que manifestó: «soy un catocomunista gay, con otro tanto de calificativos no deseables para muchos».  Con esto, quiero trasladar que Gianni Vattimo no encajaba ni poquito en el prototipo del filósofo aburrido o estándar, si es que esta imagen pudiera llegar a existir.   En esa entrevista, el filósofo también explicó:

Busqué el posmoderno [dentro de mi] para salir de la Modernidad y sus oposiciones básicas: marxismo y liberalismo; tradicionalismo católico y la ilustración. En Italia teníamos la palabra «catocomunista», para referirnos a un católico de izquierda.  Es que siempre fui uno.  Con diferencias con la Iglesia, pero sin abandonar la idea de que la historia de mi alma no corresponde a lo que pienso. No tengo mucho sentido de pecado. No creí que Dios estuviera interesado en enviarme al infierno.   Lo que creo no lo sé, no lo puedo demostrar. No soy un cristiano que necesita las pruebas de la existencia de Dios. Me enamora bastante el mensaje de Jesús. Él, nunca empezó demostrando que Dios existe.

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De forma que, retomando el rumbo de nuestros objetivos, comparto que tres son las finalidades del particular de hoy, que, como siempre, vienen a ser unas cuantas pinceladas, sencillas y humildes, lanzadas sobre un vasto lienzo, en el cual podríamos divagar extensamente para encontrar ese posible, o seguro, retorno al orden en el mundo, aparentemente caótico, de nuestras vivencias cotidianas.

No obstante, ni el espacio ni la lucidez del momento nos dan por ahora.   En fin, que con lo previo estaríamos cumpliendo con el primero de los objetivos: dar a conocer el nombre y la figura del ilustre pensador italiano.   De esta guisa, pasamos, entonces, a la segunda y tercera finalidades, relativas a esos términos que hemos incluido en el titular.  Ya hemos mencionado algo sobre la debilidad, esto relacionado con el pensamiento débil.

Dejaremos para un último segmento lo relativo al otro término, el más extraño, este de la kénosis.   Confieso que lo he colocado, exprofeso, para despertar el interés.  Mea culpa si estoy cayendo en amarillismos filosófico mercantilistas, aunque, a decir verdad, se trata de un concepto teológico, como pasaremos a ver, uno del cristianismo, específicamente.   También, por ello, escogí el título una de sus obras, que desde mi punto de vista recoge muy bien la intersección de ambas dimensiones de su pensamiento: el filosófico, ontológico, por un lado, y el teológico, con esta visión de una cristiandad kenótica, por el otro.

Dicho sea de paso, por esto último es que esta nota la estoy alojando en mi columna de difusión Dyeus otiosus, que trata y se aproxima a asuntos relacionados con las creencias, sin el descarte de algunos deslices en tópicos y detalles de índole filosófica.   En variadas ocasiones hemos recalcado la importancia que tiene el conjunto de creencias que asumimos en nuestras vidas, pero, en particular, para las decisiones que vamos tomando a lo largo del camino.

Así, para empezar, aportar unas primeras líneas para el segundo punto, el relativo al pensamiento débil.   Al buscar en la Wikipedia, se encuentran las siguientes palabras, del mismo Vattimo, que describe mediante cuatro aspectos, la esencia de la debilidad propuesta:

Frente a una lógica férrea y unívoca, [el pensamiento débil es] necesidad de dar libre curso a la interpretación; frente a una política monolítica y vertical del partido, necesidad de apoyar a los movimientos sociales transversales; frente a la soberbia de la vanguardia artística, recuperación de un arte popular y plural; frente a una Europa etnocéntrica, una visión mundial de las culturas.

La perspectiva del pensamiento débil es, de cierta manera, una forma relativista de confrontar la realidad, valorando especialmente la multiculturalidad y todo lo que ello implica.   Como se explica «comparte algunos rasgos con la deconstrucción, planteada por el francés, de origen argelino, Jacques Derrida», en cuanto a que la libertad de interpretación, o hermenéutica, no se encuentra sujeta a una lógica predeterminada.

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Completaremos estas primeras, posiblemente difusas, nociones, para pasar posteriormente a la vinculación del pensamiento débil con el otro concepto, la kénosis.   La obra de referencia para lograr este entrelazamiento de las ideas, es la que evocamos en el título de nuestra nota: «Creo que creo».   En efecto, Vattimo publicó, en 1996 el libro titulado Credere di credere. È possibile essere cristiani nonostante la Chiesa (Creer que se cree.  Es posible ser cristiano a pesar de la Iglesia).   Véase en la imagen previa la carátula del texto original, en italiano.

Sin la pretensión de abarcar plenamente los puntos que a una o un especialista en Filosofía le gustaría colocar sobre la mesa, procedo a esta empresa de enlazar estos dos conceptos que en el libro citado Vattimo describe a la perfección.   Mis anticipadas disculpas por no poder cubrir todas las aristas y expectativas que la publicación podría generar.

Recapitulando, en lo precedente explicamos que tres son las finalidades perseguidas.   La primera, dar a conocer al filósofo italiano Gianni Vattimo, a manera de exequias y honras por su reciente fallecimiento.  Hemos iniciado con la segunda, relativa al pensamiento débil y su repercusión en el mundo contemporáneo.   La tercera, al respecto del otro término en nuestro titular: la kénosis.   Quién mejor que Vattimo para explicar el concepto del pensamiento débil.  Para ello, le hemos citado.  Nos explica que la debilidad refiere a una contraposición con la fortaleza que la tradición derivada de la Modernidad ha concedido a la racionalidad y al determinismo implicado.   En cierta medida, se opone al absolutismo que esta tradición «nos ha querido vender».

Vattimo sintetiza la debilidad de la siguiente manera, mediante cuatro aspectos que él considera clave.  Primero, dice que, frente a una lógica férrea y unívoca, es requerida una interpretación libre, lo que implica una epistemología posmoderna.   De alguna manera, esto abre caminos para el pensamiento en el nuevo paradigma de la complejidad, desde una hermenéutica esencial, esto es, no evitable.  En segundo lugar, en la praxis, esto implica que, frente a una política monolítica y vertical, se hace necesario la ponderación de los movimientos sociales de las minorías y la transversalidad de la acción social.   Este pensamiento lo vemos ya presente en una frase de su juventud: «El comunismo soviético y el capitalismo occidental comparten la misma ideología loca: la industrialización forzada de la sociedad».

Por otro lado, como tercer punto, el pensamiento débil, se opone a toda forma de verticalidad absoluta, a la imposición de verdades universales, inmutables o incuestionables.  Por ello, en la dimensión estética o artística, expresa que, frente a la soberbia de la vanguardia artística, debe ser retomado el arte popular y la expresión plural, rompiendo con los esquemas que en distintos momentos artísticos de la Ilustración se ha querido imponer.   Vemos un relativismo estético ineludible.

En otras palabras, el concepto de verdad se despoja de una universalidad que ha sido impuesta, de una o de varias maneras, por la inercia de la tradición.  Así, por ejemplo, se opone a una Europa etnocéntrica, dando paso a una multiculturalidad radical, esto es, una visión mundial de todas las culturas, en equidad valorativa.  Este es el cuarto aspecto que el autor prioriza.

En suma, el pensamiento débil viene a ser un pensamiento antimetafísico, entendida la metafísica como el establecimiento de una objetividad absoluta, perenne e inmóvil.   De esta forma, asume el pensamiento heideggeriano del ser como evento, como secuencia histórica y como devenir.  Las proyecciones políticas de una línea de pensamiento tal son inmediatas, pues, como reza la frase atribuida al estadista y militar Winston Leonard Spencer-Churchill: «la historia la escriben los vencedores».

Con mayor precisión, Vattimo afirma que, el pensamiento metafísico solo puede ser el pensamiento de los vencedores, es decir, de aquellos interesados en mantener vigente el orden establecido  En contraposición, explica, el pensamiento débil «únicamente puede ser el de los débiles, sin duda no el de las clases dominantes, que siempre han obrado para mantener y no poner en cuestión el orden establecido del mundo».

Todas estas consideraciones son de tipo ontológico, pues refieren al ser mismo de las cosas.   Por otro lado, la debilidad es fundamentalmente oposición a la fortaleza que la actitud moderna nos ha heredado.  Para dejar más claro y cerrar este punto, cito lo siguiente, que me parece hace más transparente el concepto del pensamiento débil, definiéndolo como la antípoda al pensamiento fuerte, cuyos descriptores he colocado en negritas:

La postmodernidad marca la superación de la modernidad dirigida por las concepciones unívocas de los modelos cerrados, de las grandes verdades, de fundamentos consistentes, de la historia como huella unitaria del acontecer.  Así, la postmodernidad abre el camino, según Vattimo, a la tolerancia, a la diversidad.   Es el paso del pensamiento fuerte, metafísico, de las cosmovisiones filosóficas bien perfiladas, de las creencias verdaderas, al pensamiento débil, a una modalidad de nihilismo débil, a un pasar despreocupado y, por consiguiente, alejado de la acritud existencial.

Ya he mencionado que Gianni Vattimo no encajaba ni un poquito en el prototipo del filósofo estándar, si se quiere huraño o intelectualoide, ese que elucubra sobre conceptos ininteligibles y acude a expresiones grandilocuentes para explicar una cierta realidad.  Se dice que era conversador, ameno y con una gran habilidad para la comunicación, que desearía poseer cualquier presentador o presentadora de los medios masivos a los que solía, a propósito, cuestionar.  Y cabe subrayar que todo ello no lo aprendió en sus funciones como diputado de la Unión Europea, sino que provino, en su momento, de la educación católica que recibió, antes de entrar a la filosofía.

Desde muy joven se le escuchaba expresar: «Soy cristiano, luego soy comunista. Las primeras comunidades cristianas eran muy comunistas… excepto que esperaban el fin inmediato del mundo».  Así, en aproximación a la kénosis mencionada, debemos irnos adentrando en el Vattimo religioso, la otra de sus grandes facetas.  Valga decir que por muchos el filósofo fue considerado un pensador de la ternura.   De hecho, la obra que nos sirve de picaporte, «Creo que creo», finaliza con la siguiente frase: «Si esto es un exceso de ternura, es Dios mismo quien nos ha dado ejemplo de ello».   Vattimo escribe:

[El pensamiento débil] significa no tanto, o no principalmente, una idea del pensamiento más consciente de sus límites y que abandona las pretensiones de las grandes visiones metafísicas totalizantes, etcétera, cuanto una teoría del debilitamiento como carácter constitutivo del ser en la época del final de la metafísica.

Hablando de su renovado interés por la religión, Vattimo nos informa que él era un joven católico practicante, y luego se apartó del cristianismo, especialmente por el autoritarismo de la Iglesia en términos de moralidad sexual en la década de 1960, en particular hacia la homosexualidad, sobre la cual Vattimo nunca dudó en hablar de manera franca y llana, aún en términos religiosos.   En cierta oportunidad expresaba:

La gente me dice, «usted es gay, comunista y católico. Eso es contradictorio». Pero, si no fuera católico, no sería comunista. La razón para ser comunista de izquierda, no estalinista, es amar al prójimo, tomar en serio el amor de Jesús.

Justo el momento para introducir el significado del término kénosis, del griego κένωσις: que significa vaciamiento.  En efecto, en la teología cristiana, la kénosis es el vaciamiento de la propia voluntad para llegar a ser completamente receptivo a la voluntad de Dios.   Específicamente, se vincula con la kénosis de Jesús de Nazareth, que se vacía de su naturaleza divina para existir en una forma humana, en la persona de Cristo.   En el Nuevo Testamento, el verbo kenóō, asociado a kénosis, se encuentra en cinco momentos, siendo Filipenses 2: 6 – 7 el más significativo:

Quien siendo en forma de Dios, no consideró ello como algo a que aferrarse; sino que vaciándose (ekénosen) a sí mismo, tomó forma de siervo, siendo hecho en semejanza de hombre y hallado como uno de ellos…

Es decir, que Jesús «se vacía a sí mismo», para que su humanidad, asumida, no resultara para nada incompatible con los atributos usuales de Dios, tales como la omnipotencia, omnipresencia, omnisciencia, así como tantos otros, como su aseidad, eternidad, infinitud, impasibilidad e inmutabilidad.  Es claro que toda esta temática es asunto de debate y distintas posturas teológicas posibles, de acuerdo a la vertiente cristológica que se adopte.  No obstante, las ideas cristianas de la kénosis van, en términos más generales, asociadas con los términos anonadamiento, vaciamiento, o desapego del alma, como cuando Juan el Bautista expresa, con relación a Jesús: «es necesario que Él crezca y que yo disminuya» (Jn 3:30).

Vattimo afirmó que su «retorno» al cristianismo se situó en un momento en el que el resurgimiento religioso estuvo marcado por dos eventos importantes.   Por un lado, filosófico, debido al fracaso de la razón ante ciertos problemas insuperables para ella, y para la ciencia, en particular.   Por el otro, sociopolítico, debido al fracaso del comunismo en Europa y de la democracia cristiana en Italia, cuyas raíces se encuentra, de igual manera, por la crisis filosófica de la Ilustración, el positivismo y el historicismo.

La vinculación del pensamiento débil con el campo religioso, según el filósofo, se encuentra inscrito en la herencia genética del cristianismo.  Para el autor, la debilidad del cristianismo es esencial, es decir, que la encontramos en su estructura fundamentalmente kenótica, en esa privación de la propia divinidad que Cristo logra al encarnarse.  Como el apóstol Pablo expresa en la Carta a los Filipenses, Jesucristo no pensó en aprovecharse de su igualdad con Dios, sino que se aniquiló, tomando la naturaleza de esclavo, esto es, convirtiéndose en un ser humano.   El enfoque de Vattimo hacia el cristianismo, básicamente paulino, nos orienta al reconocimiento en Cristo de un Dios que renuncia a su omnipotencia y que acepta reducir intencionalmente su propia fuerza.

Por otro lado, como bien reza el epígrafe, el pensamiento y el sentimiento de Vattimo solo presentan una debilidad aparente, con una fortaleza subyacente, aún mayor que la absolutista impuesta por la rigidez de la tradición moderna.  Es precisamente en esa imposición que el pensamiento fuerte se quiebra, mientras que el pensamiento débil permanece.  Esta noción de la fuerza de la kénosis en el seno de la cristiandad pues encontrarse en otros tipos de pensamiento religioso, tanto oriental como étnico tribal.  El vaciamiento del yo es una de las líneas del desarrollo personal en el budismo, en donde la persona se desprende de su ego y de su propia «personalidad», para hacerse uno con el cosmos.

Sin embargo, en el cristianismo, específicamente, el sentido y rumbo de la kénosis va en unívoca dirección, apuntando a la caridad.   Vattimo otorga un sentido al vaciamiento cristiano, que además de adoptar el pensamiento débil, proporciona una ética y una ontología: existe Dios, existe el mundo creado por Dios, existen los seres humanos creados por Dios y, estos últimos, deben amar a Dios y amarse entre sí por amor Dios.

Para él, la kénosis, la encarnación en debilidad de Cristo, es el verdadero centro de la revelación bíblica, la realidad última para el cristiano kenótico.  En una oportunidad expresó que tuvo «su retorno» al cristianismo en las últimas décadas de su vida, convencido de que «las autoridades religiosas que pretenden poseer la verdad absoluta usurpan el lugar de Dios».

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Como hemos querido expresar, el sistema que Vattimo creó representa un complejo articulado de ideas que abrevian a Nietzsche, Heidegger y Gadamer, de una manera más digerible, como más al alcance de la mano.  En 2019, durante una entrevista, dijo, con su sentido del humor aún intacto: «Espero morir antes de que reviente todo».    Cierro, con un párrafo de aquella entrevista, en la que nos compartió sus ideas al respecto de cómo llenar los vacíos, que el pensador asocia, de manera indefectible, con el quehacer filosófico, tan imprescindible como vital:

Quien no hace filosofía es un hombre disminuido, un «despreciable mecánico». Todo esfuerzo de ver con tolerancia las demás condiciones humanas me parece ligeramente hipócrita. Estoy convencido de que, en definitiva, nadie puede seriamente «especializarse» a menos que tenga presente la totalidad de la vida espiritual: esto es lo «filosófico» que hay en la vida de todos y todas. ¿Qué hace el comerciante de pollos cuando no comercia con pollos? A veces pienso que la importancia del eros en la vida de las personas está en el hecho de que llena exactamente esos vacíos que no llena el trabajo. La filosofía es eso en lo que piensas cuando no tienes nada específico en qué pensar.  En este sentido, quizá, hacer filosofía corresponde, más que a un talento o a una vocación, a un defecto; o mejor, a la enfatización e institucionalización de un defecto.

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[ 1 ] Imagen tomada de gAZeta, editada por vbc   ::    https://www.gazeta.gt/desde-la-filosofia/

[ 2 ]   Imagen editada por Vinicio Barrientos Carles   ::   https://www.abc.es/cultura/muere-gianni-vattimo-padre-pensamiento-debil-20230920083736-nt.html     +     https://www.escritorioanglicano.com/single-post/2019/02/06/creo-que-creo-por-gianni-vattimo     +     https://www.clarin.com/cultura/87-anos-murio-filosofo-italiano-gianni-vattimo_0_nVFKHvpZ4Y.html

[ 3 ]   Imagen editada por vbc   ::   https://www.lavanguardia.com/cultura/20230920/9239044/muere-filosofo-italiano-gianni-vattimo.html     +     https://www.clarin.com/cultura/87-anos-murio-filosofo-italiano-gianni-vattimo_0_nVFKHvpZ4Y.html    +     https://elpais.com/cultura/2023-09-19/muere-a-los-87-anos-anos-gianni-vattimo-el-filosofo-del-pensamiento-debil.html

[ 4 ]   Imagen editada por Vinicio Barrientos Carles   ::     https://www.infobae.com/cultura/2023/09/20/murio-el-filosofo-italiano-gianni-vattimo/     +     https://www.clarin.com/cultura/87-anos-murio-filosofo-italiano-gianni-vattimo_0_nVFKHvpZ4Y.html     +     https://www.escritorioanglicano.com/single-post/2019/02/06/creo-que-creo-por-gianni-vattimo

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