RÍO DE JANEIRO
AP

El gobierno de estado brasileño de Espíritu Santo y la policía militar alcanzaron un acuerdo para poner fin a una huelga que había paralizado varias ciudades y provocado un brote de violencia.

El acuerdo alcanzado anoche se produjo tras una serie de protestas lideradas por familiares de los agentes en el estado suroriental. Esposas y otros parientes bloquearon los barracones para exigir un aumento del sueldo de los agentes. El gobierno había presentado cargos contra más de 700 agentes acusados de negarse a trabajar.

El gobierno de Espíritu Santo publicó una misiva esbozando el acuerdo, publicado por el portal noticioso G1.

Como parte del acuerdo, el gobierno no iniciará medidas legales contra los agentes que regresaron el sábado al trabajo. Las autoridades estatales no aceptaron la demanda de subir los salarios, pero dijeron que revisarían el sistema de ascensos. Algunos familiares de los policías militares entrevistados por los medios dijeron que no se les había consultado y no aceptaban el plan, planteando la posibilidad de que algunos barracones continuaran bloqueados el sábado.

Debido a la ausencia de patrullas, se han cerrado las escuelas e interrumpido los servicios médicos en hospitales públicos. El transporte público se suspendió y algunos comercios fueron saqueados.

El estado de Espíritu Santo limita al norte con el de Río de Janeiro. La huelga allí inspiró el viernes un puñado de protestas familiares mucho menores en Río. Sin embargo, los familiares de los agentes en Río no bloquearon los barracones, sino que se manifestaron delante de forma pacífica.

En Espíritu Santo, el sindicato que representa a los agentes dijo que 121 personas han muerto desde que la policía dejó de patrullar las calles. El gobierno estatal no ha publicado una cifra de muertos.

La región delegó esta semana las labores de seguridad en el ejército, que ha enviado 1.200 soldados para ayudar a combatir la violencia.

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