Por: AFP, AP, DPA y Redacción La Hora
¿Cuál será el destino de la Amazonía cuando los niveles de CO₂ en la atmósfera se incrementen en las próximas décadas? Expertos de Reino Unido y Brasil están erigiendo «anillos de carbono» en la selva tropical más grande del mundo para simular escenarios futuros y tomar medidas anticipadas.
En el corazón de la Amazonía brasileña, a unos 80 km al norte de Manaos, se alza una imponente torre de metal que supera los 35 metros de altura. Esta estructura se encuentra rodeada por otras 16 torres de aluminio dispuestas en forma de anillo. Su objetivo es «bombear» CO₂ y convertir esta porción de selva en un experimento que explorará el futuro del planeta.
Los gobiernos de Brasil y Reino Unido, están cofinanciando el proyecto AmazonFACE, que es un laboratorio a cielo abierto que permitirá entender cómo la selva se comportará en los escenarios venideros de cambio climático, según explicó Carlos Quesada, uno de sus coordinadores del proyecto
Quesada, quien es investigador del Instituto Nacional de Pesquisa de la Amazonía, del Ministerio de Ciencia y Tecnología de Brasil, argumentó: «¿Cómo reaccionará la selva al aumento de temperatura, a la reducción de la disponibilidad de agua, en un mundo con más carbono?”
“VENTANA HACIA EL FUTURO”
La tecnología de enriquecimiento de dióxido de carbono en atmósfera libre -FACE-, por sus siglas en inglés (Free Air Carbon Dioxide Enrichment), la cual ya se ha empleado en bosques de Australia, Estados Unidos y Reino Unido, pero nunca en una selva tropical.
Para 2024, habrá seis «anillos de carbono» bombeando este gas -uno de los causantes del calentamiento global- en una concentración entre 40% y 50% superior a la de la actualidad.
Durante un lapso de diez años, los científicos estudiarán los procesos que tienen lugar en las hojas, las raíces, el suelo, los ciclos del agua y los nutrientes.
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David Lapola, investigador de la Universidad de Campinas y coordinador del proyecto junto a Quesada, explicó que este estudio proporcionará proyecciones más precisas. Por un lado, se analizará cómo la selva amazónica puede contribuir a combatir el cambio climático al absorber carbono de la atmósfera. Por otro lado, también se buscará comprender cómo la selva se verá afectada por esos cambios.
La elevada concentración de carbono en la atmósfera puede llevar a una transformación de la Amazonía en una sabana -sabanización-, ya que la vegetación se adaptaría a un clima caracterizado por temperaturas más altas y sequías más prolongadas.
La sabanización es el proceso de degradación de zonas de bosque, en especial selvas o bosques tropicales, consistiendo en la desaparición de árboles y en la apertura de grandes claros, los cuales son ocupados por hierba y arbustos, siendo una configuración más propia de la sabana.
Sin embargo, el dióxido de carbono (CO₂) también podría actuar como un «fertilizante» para la selva amazónica, haciéndola temporalmente más resistente a dichos cambios.
Quesada argumentó que este escenario tendría un impacto positivo, al menos por un tiempo, y que será valioso implementar políticas para suprimir las emisiones.
Asimismo, añadió que el proyecto es una ventana para el futuro; ya que podrá abrir y observar que pasará en los próximos 30 años, ganando tiempo.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU instó de nuevo a tomar medidas ambiciosas para contrarrestar el calentamiento global.
Según el último informe de la IPCC publicado en marzo, el calentamiento ya alcanzará los 1,5 °C respecto a la era preindustrial a partir de los años 2030-2035.
Thomas E. Lovejoy y Carlos Nobre, investigadores, realizaron un estudio de referencia en 2018, y este sostiene que la Amazonía alcanzará su punto de no retorno rumbo a la «sabanización» debido a otro motivo: la deforestación, cuando esta afecte el 20%-25% de su territorio, donde actualmente llega al 15%.
COOPERACIÓN BRASIL-REINO UNIDO
AmazonFACE, coordinado por la Unicamp y el Ministerio de Ciencias de Brasil, cuenta con la cooperación del Ministerio de Relaciones Exteriores y el servicio de meteorología británico (MET office).
James Cleverly, canciller británico, visitó esta semana las instalaciones y anunció un nuevo aporte de 2 millones de libras (USD 2,4 millones) al proyecto, que desde 2021 ya ha recibido 7,3 millones de libras de Reino Unido (más de nueve millones de dólares al cambio actual); por su parte, Brasil, ha invertido 32 millones de reales (USD 6,4 millones).
CUMBRE CLIMÁTICA 2025 SERÁ EN BRASIL
Mientras que el gobierno brasileño anunció esta semana que una coalición latinoamericana respaldó a una ciudad en la Amazonía para albergar la conferencia climática de la ONU en 2025.
Aunque la sede no ha sido confirmada públicamente por la ONU, el presidente Lula da Silva expresó previamente su deseo de que Belém, en el estado de Pará, sea el lugar de encuentro.
El comunicado del gobierno brasileño aclara que el respaldo regional es solo un paso en el proceso de selección y que la decisión final se tomará en la COP 29 del próximo año. Esta propuesta busca resaltar la importancia de la región amazónica en la lucha contra el cambio climático.
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