En la fotografía el exministro de Comunicaciones del extinto Partido Patriota, Alejandro Sinibaldi. Foto: La Hora/Vía Prensa Libre

Los viejos solían decir que mientras unos están sufriendo alguna pena, otros disfrutan con la pepena, palabra esta que según el Diccionario de la Lengua Española en Guatemala, México y Nicaragua es sinónimo de robar, de alzarse con lo ajeno y disfrutar lo que no le corresponde a uno. Y nada puede describir mejor la justicia de nuestro país que esa frase, porque vemos como si hay casos que parecen ser más motivados por inclinaciones particulares que por pruebas reales, no solo entre los perseguidos, sino entre toda la población, mientras se desmontan y cierran otros para beneficiar a quienes fueron señalados por burdos actos de corrupción y pruebas más contundentes.

En realidad, hay que decir que todo aquel que se manifieste o muestre sus sentimientos contra la corrupción y el sistema perverso que se ha ido creando tiene que vivir en penas, mientras que quienes fueron acusados de ser parte de ese sistema se benefician del cierre de sus casos, decretados de forma cínica y arbitraria para completar el mensaje. Y es que desde el gobierno de Jimmy Morales se esfuerzan por hacer ver que a quien se pronuncie contra el sistema le va a ir mal, mientras que aquellos que le sacaron raja al dinero público y se hicieron millonarios desde el desempeño de cargos públicos, están viendo cómo sus casos se caen, uno a uno, para que no únicamente puedan gozar de libertad, sino disfrutar tranquilamente de las fortunas amasadas.

Es mundial la preocupación que hay sobre la forma en que se trata de alterar el resultado de la última elección e invalidar una segunda vuelta; y aprovechando que la atención está centrada en ese profundo y preocupante tema, se aprovecha el momento para emitir resoluciones que cierran los casos más emblemáticos que fueron investigados, entre ellos el caso Odebrecht que ha sido paradigma universal.

Y es que se hizo el montaje para decir que los convenios de colaboración eficaz en ese escándalo fueron malévolos y malintencionados, como dicen que fue todo lo realizado por la antigua FECI, y eso sirve entonces para dejar sin materia los procesos ya iniciados y que permitieron no solo la persecución sino la captura de los responsables.

Han ofrecido a los abogados, como contraprestación, a la liberación de quienes negociaron y son acusados de recibir mordidas, como los “nuevos” responsables.

No puede haber mejor momento para ello porque la opinión pública está centrada y preocupada por los intentos de dar el manotazo contra el resultado de las elecciones a fin de impedir que algún candidato contrario al sistema pueda tener la menor oportunidad. La gente, en su preocupación, piensa mañana, tarde y noche en el asunto electoral y, aprovechando la oscuridad del punto, hay unos que saben cómo deben manejar al difunto.

 

 

 

 

 

Redacción La Hora

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