El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador inauguró el viernes el primer tramo del proyecto favorito de su administración, un tren turístico de 20.000 millones de dólares que recorrerá un circuito accidentado en la península de Yucatán.
El llamado Tren Maya, que contará con 1.500 kilómetros de vías que estarán resguardadas por 2.800 guardias nacionales, está pensado para conectar complejos turísticos costeros e importantes centros arqueológicos. Sin embargo, aún no está terminado y se espera que el resto de los tramos estén concluidos a fines de febrero.
“Es una obra magna. No exageramos si decimos que no hay una obra así en la actualidad en el mundo y se logró también en tiempo récord”, dijo López Obrador desde la ciudad colonial de Campeche, en la costa del Golfo de México, al celebrar la activación del primer tramo de 473 kilómetros que irá desde esa localidad sureña hasta el centro turístico de Cancún, en la costa del Caribe. Se trata de un tercio de todo el proyecto que cubre el tramo menos controvertido.
🚆 El presidente de #México, @lopezobrador_ , inauguró este viernes el Tramo Uno de 473 kilómetros de ferrocarril del turístico Tren Maya, con sobrecosto, expropiaciones e incompleta. pic.twitter.com/WGh0y9f5u2
— Canal 6 Tv (@canal6tv) December 15, 2023
Se tardará unas cinco horas y media en recorrer ese tramo a una velocidad media de 80 kilómetros por hora, aunque las autoridades han prometido que el tren podrá alcanzar hasta 120 kilómetros por hora. Habrá dos trenes diarios en cada sentido, con paradas en la ciudad colonial de Mérida, las ruinas mayas de Chichén Itzá y otras 10 poblaciones.
En un principio las autoridades habían previsto que cobrarían una tarifa más baja a los mexicanos y otra más alta a los turistas extranjeros, pero los únicos precios listados para los primeros trayectos se diferenciaban sólo por boletos de primera clase y clase turista.
Un boleto de primera clase en uno de los dos trenes diarios de Cancún a Mérida costará el equivalente a 68 dólares. Un boleto de autobús de primera clase en la misma ruta cuesta unos 58 dólares y los autobuses salen aproximadamente cada media hora.
Los primeros vagones que salieron el viernes estaban reservados para altos funcionarios, empresarios y la prensa. López Obrador aseguró que se trata de un proyecto sin precedentes que unirá Cancún con ciudades costeras como Playa del Carmen y Tulum y con las ruinas mayas de Calakmul y Palenque.
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A diferencia de los dos tercios restantes del Tren Maya, la parte de la línea inaugurada el viernes ya contaba con una antigua ruta de tren. Gran parte de la línea ferroviaria se está levantando a través de la selva sobre sensibles sistemas de cuevas llenas de reliquias, lo que suscitó las objeciones de los ecologistas.
López Obrador se ha apresurado a terminar el proyecto del Tren Maya antes de dejar la presidencia en septiembre próximo pasando por encima de las objeciones de los ecologistas y los arqueólogos. El tren amenaza extensas cuevas donde se han descubierto algunos de los restos humanos más antiguos de Norteamérica.
El gobernante ha intentado apresurar la aprobación del proyecto turístico eximiéndolo de los permisos normales, los informes públicos y las declaraciones de impacto ambiental, alegando que es vital para la seguridad nacional.
En noviembre de 2021 el Ejecutivo promulgó un amplio decreto que obliga a todas las agencias federales a aprobar automáticamente cualquier proyecto de obras públicas que el gobierno considere que afecta a la seguridad nacional.
El tren fue construido en parte por el ejército mexicano y será gestionado por las Fuerzas Armadas a las que López Obrador ha confiado más proyectos que ningún otro presidente en al menos un siglo.
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El mandatario mexicano es conocido por su fascinación por los trenes, las Fuerzas Armadas y las empresas estatales en general. El mes pasado López Obrador anunció que exigirá a las compañías ferroviarias privadas, que transportan principalmente mercancías, que ofrezcan el servicio de pasajeros o de lo contrario el gobierno programará sus trenes para esa actividad.
Tras la reforma de 1995, que otorgó concesiones a dos empresas ferroviarias privadas, en México prácticamente no existe servicio ferroviario regular de pasajeros. En el país operan la mexicana Ferromex y una filial de la estadounidense Kansas City Southern.
Unos pocos trenes recorren rutas relativamente cortas hacia atracciones turísticas como las Barrancas del Cobre, en el norte de México, o la que opera en la región productora de tequila, en el estado occidental de Jalisco.