Es cierto que la pobreza que genera la migración es un tema estructural, por años de abandono de políticas de inversión en el desarrollo humano. Foto La Hora/Redes Sociales

Hoy se celebra una fecha que debiera ser muy especial para Guatemala porque mundialmente se conmemora el Día Mundial contra la Corrupción, tema que nos debiera preocupar a todos los ciudadanos por sus efectos perniciosos en la vida nacional y que se pueden detectar tanto en el flujo migratorio provocado por la pobreza como en la creciente inseguridad que genera la impunidad. El tema, sin embargo, es ignorado deliberadamente por mucha gente que no ve el saqueo público como un serio problema para sí, no obstante que es obvia la prostitución de la institucionalidad en general porque el Estado perdió por completo su norte al concretar todos los esfuerzos en el enriquecimiento ilícito, ese que algún tribunal no logra ver.

Muchos piensan que esa perversión de las instituciones es real pero que no les afecta directamente mientras puedan seguir con sus ocupaciones con normalidad; pero el efecto es generalizado y devastador porque no existen ya políticas públicas orientadas a resolver o mitigar los grandes problemas nacionales, pues casi todo funcionario está concentrado en los negocios. Y lo más penoso y peligroso es la destrucción del Estado de Derecho que ha colocado a la justicia al servicio de las mafias, lo cual compromete la seguridad jurídica de todos los habitantes del país, puesto que en cualquier intento por preservar sus derechos surge el elemento de la corrupción y la mordida.

Es cierto que la pobreza que genera la migración es un tema estructural, por años de abandono de políticas de inversión en el desarrollo humano, pero ese tema se exacerba cuando toda decisión que se toma en las esferas de poder persigue en enriquecimiento de los mafiosos, dejando aún más olvidada a la gente de lo que siempre ha estado. No hay avances serios en salud, educación y alimentación, lo cual compromete la vida de millones de personas que no pueden disfrutar de oportunidades para superarse y llevar un mejor nivel de vida. Entre ministros pactando mañosamente con sus sindicatos y otros negociando con sus contratistas, todo se hace alrededor de la coima y no del cacareado bien común.

Guatemala vivió momentos importantes en su lucha contra la corrupción con sonados casos descubiertos que pusieron sobre la mesa las prácticas que han formado parte de la “cultura chapina” sobre el tema, pero en este año los sindicados han visto cumplido su sueño de impunidad con la sucesión de fallos cerrando casos sin castigo para los que se enriquecen maniobrando desde el poder. En ese contexto es triste “celebrar” el Día Mundial contra la Corrupción.

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