El partido gobernante de China pidió el martes que se cumpla de forma estricta su estricta política "cero COVID". Foto La Hora: Ap.

El partido gobernante de China pidió el martes que se cumpla de forma estricta su estricta política «cero COVID», en un aparente intento de orientar la opinión pública luego de un ligero alivio de las medidas en algunos lugares.

El Diario del Pueblo, el periódico insignia del Partido Comunista, indicó en un editorial que China debe «aplicar inquebrantablemente» la política que requiere pruebas masivas de detección del virus obligatorias y que aísla a millones de personas para tratar de erradicar el coronavirus de la nación de 1.400 millones de habitantes y la segunda mayor economía del mundo.

Esto se produce luego de que China reportó 17.772 nuevos casos en las últimas 24 horas y después de ligeros cambios en las medidas de cuarentena y en otras restricciones pandémicas anunciadas la semana pasada para reducir el costo y las alteraciones que causa el protocolo.

Shijiazhuang, una capital provincial a las afueras Beijing, reabrió los centros de pruebas gratuitos apenas un día después de cerrarlos. La medida de pedir a los residentes que paguen por los exámenes subraya el creciente costo económico de la política para los gobiernos locales.

Beijing ha cerrado también algunos centros de pruebas en los últimos días, pero muchos de ellos volvían a funcionar el martes. Aunque la cifra de positivos sigue siendo relativamente baja en la ciudad de más de 21 millones de habitantes, el reciente repunte ha obligado a algunos restaurantes y a otros negocios a cerrar y a confinar localidades habitadas en su mayoría por obreros.

Algunos complejos residenciales y distritos enteros de ciudades siguen confinados en toda China, incluyendo en partes del crucial centro financiero y manufacturero de Guangzhou, en el sur, y en otras cuyas bases industriales están estrechamente ligadas a las cadenas de suministro mundiales.

En el último indicio de las repercusiones económicas de las medidas, el gasto de los consumidores se contrajo en octubre y la actividad industrial se debilitó, según datos gubernamentales. Las ventas minoristas se redujeron un 0,5% con respecto al mismo periodo del año anterior, frente a la expansión del 2,5% de septiembre, coincidiendo con la reclusión de millones de personas en sus hogares.

El crecimiento económico chino repuntó al 3,9% frente al año anterior en el trimestre que finalizó en septiembre, desde el 2,2% de la primera mitad del año, pero los economistas apuntan a que la actividad se estaba ralentizando. Han recortado la previsión de crecimiento anual hasta el 3%, que sería una de las más bajas en décadas.

 

Los funcionarios locales del partido están sometidos a una enorme presión para controlar los nuevos brotes, pero las directrices del gobierno central son cada vez más difíciles de calibrar. China parece estar tratando de unirse con cautela al resto del mundo mientras se niega a abandonar una política en la que el partido y su líder, Xi Jinping, han puesto su autoridad y reputación.

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