Muchas de esas acciones derivan en ataques armados contra comercios, pilotos y particulares que se niegan a pagar las extorsiones. Foto La Hora

Un teléfono celular es el medio usado para cometer el delito. De alguna manera los extorsionadores consiguen el número de su víctima para establecer contacto e iniciar la intimidación. En los negocios pequeños el mismo aparato, solo con chip es dejado para recibir la llamada extorsiva.

Las extorsiones son parte de un fenómeno de degradación social que a diario impacta en la vida de cientos de guatemaltecos que son víctimas de este flagelo. Los primeros 151 días del año, es decir hasta mayo, se han reportado al menos 7,127 casos, según un informe de la asociación civil Diálogos.

Sin embargo, la Encuesta Nacional de Percepción de Seguridad Pública y Victimización (ENPEVI, 2018) asegura que solamente el 35% de las víctimas de extorsión denunció el delito ante alguna autoridad. “Eso quiere decir que la cifra oculta podría llegar al 65%, prácticamente dos veces la cantidad denunciada”, señala Diálogos.

En el país, durante los primeros cinco meses del año se han denunciado al menos 47 casos de extorsión a diario, no obstante, analistas consultados por La Hora coinciden que son más casos y “que la población por temor a represalias y falta de confianza en las autoridades no denuncia”.

DIÁLOGOS: LAS EXTORSIONES GENERAN MIEDO

El investigador y sociólogo de Diálogos, Daniel Núñez, explica que las extorsiones afectan en la mayoría de casos a los hombres que, a las mujeres, asimismo este sector es quien presenta más denuncias.

Afirma que la forma en que son contactados determina y moldea el comportamiento de las personas después, ya que quienes son contactadas vía telefónica son menos propensas a pagar la extorsión y denuncian más, que las que son encaradas directamente por su victimario.

 

“Las víctimas que son contactadas cara cara, que tienen una tiendita pagan la extorsión y muy pocas veces denuncian, mientras que las personas que son contactadas por teléfono informan, pero no pagan”, puntualiza Núñez.

Además, este flagelo, en criterio del investigador genera una violencia indiscriminada.

“La principal razón de las personas al no denunciar es obviamente por miedo a las represalias. Este fenómeno genera miedo en las personas, es un miedo particular, es un miedo indiscriminado cuando hay violencia dirigida”, detalla.

ORGANIZACIÓN COMUNITARIA

Núñez destaca que las extorsiones según los datos se reportan más que todo en el área metropolitana, en el oriente y en el sur, “donde se distribuyen el área comercial”, sin embargo, en occidente y al norte del país, donde hay pueblos indígenas es menos.

El investigador apunta que existe la hipótesis que en las regiones donde se registran menos casos de extorsión es porque “en las comunidades mayas, tienen una especie de protección comunitaria”.

“Son comunidades cerradas, tienen mecanismos propios y alternos para resolver conflictos, algunos pueden ser violentos, algunos no, estos protegen a las comunidades de estos delitos, no sabemos con exactitud si esto es así, esta es una hipótesis”, reitera Núñez.

Foto Ilustrativa. Durante este año se han presentado un aumento en las extorsiones según registró el MP. Foto: PNC

ASIES: ES UNA PLAGA

Luis Linares de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asies) comenta que la mayoría de emprendedores, comerciantes, pequeños y grandes empresarios son víctimas del flagelo de la extorsión.

“Las empresas grandes pagan y tienen un mayor margen de resistencia, pero el mayor impacto lo tienen los pequeños negocios que a veces solo tienen un local”, resalta.

“Hay muchos emprendedores que son frenados por la extorsión, según uno de los estudios que hemos realizado algunos han llegado a ser vulnerados físicamente… el impacto es sobre el empleo, porque todos se ven afectados por la fuente de ingresos, porque algunos cierran y por supuesto los daños a la integridad física”, detalla Linares.

 

“En algunos casos los extorsionistas piden bono 14, aguinaldo a veces en cualquier momento les exigen otros pagos, esto es una plaga que afecta desde el trabajador, al empresario más pequeño hasta el más grande”, enfatiza.

Otro fenómeno que a criterio de Linares marca esta situación es la falta de denuncia por desconfianza a las autoridades, por falta de credibilidad y por temor a las represalias, “hay casos de extorsiones que han durado hasta dos años, porque hay complicidad de ciertas autoridades, no de todos, pero hay falta de confianza porque a veces la gente envía la denuncia hasta con el número de cuenta a la que depositan.

Además, Linares explica que las precarias acciones de las autoridades en limitar la llamada telefónica desde las prisiones del país, suma la desconfianza de la población.

El analista de ASIES, Luis Linares se refirió a la problemática de las extorsiones. Foto La Hora

GAM: DELITO VIEJO CON CONNOTACIÓN MODERNA

Mario Polanco, director del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), asegura que la extorsión es un delito que ha existido a nivel mundial y por supuesto en Guatemala, sin embargo, señala que con la llegada de las redes sociales esto ha incrementado.

“El extorsionador utiliza esta vía para comunicarse con estas personas, se trata de un crimen viejo, pero con una connotación moderna”, agrega.

El director del GAM detalla, que algunas personas con la llegada de las redes sociales el problema aumentó por dos razones, ya que el posible extorsionado pública información sensible y personal en estas plataformas. “El extorsionador hará uso de la tecnología para comunicarse con la persona”.

Polanco indica que estos delitos también generan otro tipo de fenómenos como el desplazamiento.

 

“Ha provocado migraciones, desplazamientos, porque la gente que vive en las zonas rojas se debe mover a otra zona por temor a las represalias y en búsqueda de mejores condiciones. Además, acarrea otros impactos a la salud de la persona afectada”, apunta.

El entrevistado opina que la mejor forma para combatir de parte de las autoridades este flagelo es tecnificar el trabajo y hacer uso de la tecnología.

“Lo que nosotros consideramos, que una manera de encarar este delito muy tecnológico y cibernético, es que las autoridades adquieran equipo similar, que permita detectar desde donde se da la extorsión para poder ubicarlo”, enfatiza.

El Centro de Detención Preventiva para Hombres de la zona 18, recintos de los cuales se realizan varias de las extoriones. Foto La Hora

En este contexto, Polanco resalta que es necesario que las autoridades tomen cartas en el asunto e instalen bloqueadores en los centros de privados de libertad para evitar extorsiones. “Se ha determinado que la mayoría de extorsiones provienen de las cárceles”, enfatiza Polanco.

El otro detalle que analiza el director del GAM, es que la mayoría de la población no denuncia por temor y desconfianza en las autoridades, “nosotros consideramos que por cada denuncia que se presenta, hay dos que no se denuncian”, finaliza.

 

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