Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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Alfonso Mata

Se entiende que un verdadero proceso de reforma del Sistema de Salud y sus programas de atención, se caracteriza porque se debe acompañar de reformas sociales y económicas estatales y ser una de las principales prioridades del Gobierno y autoridades en todos los niveles. Se entiende también que el proceso de reforma, debe acompañarse de cambios en contenidos y metodologías de las instituciones educativas a las nuevas condiciones socioeconómicas. Nada de esto se está haciendo, mejor dicho nunca se ha hecho. Todo lo que se ha llamado reforma, han sido parches bastante complicados (al son de los préstamos) pero sin impacto alguno sobre la problemática a resolver.

En el siglo XXI, las grandes vulnerabilidades y riesgo a la salud de las poblaciones de toda edad, género y cultura, está pidiendo de fuertes innovaciones no solo de las instituciones de salud sino de todo el sistema político y social, como base para la creación de nuevos productos y servicios de salud. Pero el término «innovación», debe conectar áreas aparente y actualmente completamente inconexas como son: la ciencia, la economía y la política. La innovación, según su definición, es algo nuevo que conduce al éxito. En este proceso, en un extremo se encuentra el científico: el generador de una idea; en medio: una organización profesional que asegura la introducción de un nuevo producto científico; y en el otro extremo: el político que configura la forma de administrar y de llevar con justicia y equidad lo que los otros producen. Todo ello se ve necesitado de un hacer educativo de aceptación y uso correcto de lo que los grupos mencionados hacen.

Desafortunadamente la innovación ha caído en manos ignorantes y corruptas. La innovación se ha puesto y ubicado en y con carácter exclusivo dentro del campo de las finanzas sin su debida fiscalización y por consiguiente al antojo de fraudes, dejando pero muy olvidado, el hecho demostrado y concebido de que la salud es un proceso de inversión para el desarrollo humano. El beneficiario potencial recibe solo migajas de la inversión que se hace. Resultado: Nula solución a la problemática y poca contribución al desarrollo innovador acelerado de todo el país. No existe a nivel nacional, ni de parte de gobiernos ni de sociedad, interés de innovar el sistema ni de implementar un sistema de gestión de la innovación dentro de los préstamos que se hacen; tampoco existe exigencia del prestamista por que exista un plan en el préstamo que reúna la comunidad académica y científica y los círculos empresariales y políticos alrededor del problema y en busca de una solución más definitiva.

¿Qué propician los préstamos que hacemos como el que se pretende para combatir la desnutrición?: Endeudamiento sin solución del problema; pero para el funcionario, una fuente de fraude, errores y malas prácticas, que mantiene al desarrollo económico, social, cultural y moral de la sociedad, totalmente a la deriva nutricional y propiciadora de todo tipo de limitaciones para el desarrollo de potencial humano. Guatemala se ha convertido en un centro para procesar todo tipo de males y adversidades. Y para los prestamistas: una manera fácil de obtener dividendos y mantener una puerta abierta permanente a sus inmorales inversiones y ganancias.

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