Selección de textos: Gustavo Sánchez Zepeda

El 11 de mayo de 1938 nació en Sanahuja, Lérida, Joan Margarit. Poeta español y catalán, es arquitecto y catedrático de la Universidad de Barcelona, y autor de varios libros de arquitectura, ensayo y poesía, algunos de estos últimos son: Misteriosamente feliz (2009), Llegas tarde a tu tiempo (2010), No estaba lejos, no era difícil (2011) y Amar es dónde (2015). Ha ganado varios premios, el más reciente es el Premio Cervantes 2019.

CONOCIMIENTO

Cavar entre las piedras, los terrones,
las raíces que nunca arrancarás.
Es el precio que tiene lo profundo.
Cavar es religioso.
Es una forma de bondad.
Cavar de noche. Luego arrodillarse
y alzar los ojos hacia el firmamento
sin olvidar que todo ha de buscarse en tierra:
cómo alzar una casa, o escribir poesía.
Incluso desde dónde poder volver a amar
en este temporal de la memoria.

AMAR ES DÓNDE

Sentado en un tren miro el paisaje
y de pronto, fugaz, pasa un viñedo
como el relámpago de una verdad.
Sería un error bajar del tren
porque entonces la viña desaparecería.
Amar es dónde, algo lo evoca siempre:
un terrado a lo lejos, la tarima vacía
(en el suelo una rosa) de un director de orquesta,
los músicos que hoy están tocando solos.
Tu habitación al clarear el día.
Y, claro está, los pájaros que cantan
en aquel cementerio una mañana de junio.
Amar es un lugar.
Perdura en lo más hondo: es de dónde venimos.
Y también el lugar donde queda la vida.

NO ESTABA LEJOS, NO ERA DIFÍCIL

Ha llegado este tiempo
cuando ya no hace daño la vida que se pierde,
cuando ya la lujuria es tan sólo
una lámpara inútil, y la envidia se olvida.
Es un tiempo de pérdidas prudentes, necesarias,
y no es un tiempo de llegar
sino de irse. El amor, ahora,
por fin coincide con la inteligencia.
No estaba lejos,
no era difícil. Es un tiempo
que no me deja más que el horizonte
como medida de la soledad.
Un tiempo de tristeza protectora.

LA MUCHACHA DEL SEMÁFORO

Tienes la misma edad que yo tenía
cuando empecé a soñar en encontrarte.
Entonces no sabía, igual que tú
no has aprendido aún, que llega el día
en que el amor es esta arma cargada
de soledad y de melancolía
que está apuntándote desde mis ojos.
Tú eres la muchacha que busqué
cuando aún no existías.
Y yo el hombre hacia el cual
querrás un día dirigir tus pasos.
Pero estaré tan lejos de ti entonces
como estás tú de mí en este semáforo.

BARCELONA

Su nombre es un refugio todavía.
La civil santidad de la codicia
y el exabrupto generoso
de Montjuïc, los muertos frente al mar.
¿Dónde está aquella culta burguesía?

¿Dónde, aquellos obreros que, además de su oficio,
se sabían poemas de memoria?
¿Qué puede unirme aún a una ciudad
que veo con su cara maquillada,
como de madre muerta?
Callo mientras escucho los tranvías de hierro
que cuando yo era joven pasaban por la Rambla:
una sonata de pobreza y rosas.
Pero, en Montjuïc tengo dos hijas,
y ahora me ofende un gentío extraño
que se ciega en la fiesta innecesaria
de gélidos hoteles, de superfluos
escaparates. Suele, en los refugios,
hacer más frío que en ninguna parte,
desolada ciudad que haces de puta.

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