Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

La elección de Fiscal General centró la atención de la ciudadanía en las últimas semanas y la tensión se redujo considerablemente cuando se conoció la lista de los postulados porque en ella no aparecían los rostros marcados como comprometidos con los grupos que intentan perpetuar el modelo de la corrupción y que han visto siempre en la impunidad su ventana de oportunidad para hacer micos y pericos sin temor a consecuencias legales. Es un hecho que la falta de justicia y castigo es fundamental para mantener latente la estructura viciada porque se demostró que desde las investigaciones de 2015 los corruptos están con la camisa levantada, cuando no ya procesados y sometidos a juicio.

La sociedad no ha dejado de interesarse, sin embargo, en el proceso y por ello distintos colectivos han dispuesto realizar eventos para escuchar a los aspirantes a Fiscal y calibrar su nivel de compromiso en la lucha contra la corrupción y la impunidad. Ayer se dieron dos eventos en los que participaron cinco de los seis aspirantes y de sus respuestas se desprende que todos, los cinco, tienen un alto compromiso para continuar con los esfuerzos que se han realizado contra viento y marea, abriendo la expectativa de que el país puede cambiar mediante el simple y sencillo procedimiento de aplicar la ley, terminando con las prácticas de impunidad que vienen desde el mismo origen de nuestro país como Estado independiente.

No olvidemos que en el 2015 se produjo un fenómeno impensado, puesto que nadie podía imaginar cuál iba a ser el compromiso de la Fiscal General en este esfuerzo y la grata novedad fue que, a diferencia de todos los que pasaron por ese puesto previamente, se convirtió en pieza clave para alentar una lucha tenaz que ha servido, de entrada, para exponer con pelos y señales los vicios del sistema y la necesidad de que los ciudadanos nos comprometamos para emprender un proceso de cambio.

Pero tan notable como la coincidente respuesta de los cinco candidatos a la Fiscalía General a favor de la lucha contra la corrupción y el compromiso que hacen públicamente de continuarla, fue la ausencia de la abogada María Consuelo Porras Argueta quien afirmó a nuestros reporteros que no acudió a la cita porque no fue invitada, extremo que enfáticamente negaron los organizadores de los dos encuentros realizados ayer.

Y me parece notable y significativa porque eran oportunidades para asumir compromisos con la sociedad sobre el desempeño en la dirección del ente que tiene el monopolio de la acción penal en el país y que históricamente se hizo de la vista gorda respecto a la corrupción, tanto así que llegó a ser pieza e instrumento al servicio de la impunidad en vez de cumplir con sus deberes y obligaciones.

Cierto es que el micrófono, como el papel, aguantan con todo y que ya hemos visto cómo compromisos públicos se mandan al carajo a la hora de la verdad. El caso del presidente Morales es ilustrativo. Pero la no participación y la contradicción con los organizadores es suficiente para causar preocupación porque todo hace que huela que por allí va la cosa.

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