Félix Loarca Guzmán

El Día Internacional del Libro se celebró en Guatemala el pasado 23 de abril como homenaje a la memoria de dos figuras emblemáticas del mundo de la literatura, el español Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare, el escritor más célebre de la lengua inglesa. Los dos tienen en común que murieron físicamente el 23 de abril de 1616.

El libro es sin duda, el mejor amigo de los seres humanos, pues aunque a veces lo olvidamos en alguna parte de la casa en donde vivimos o del lugar en el que trabajamos, siempre nos está esperando con gran lealtad.

Con frecuencia cometemos el error que no le sacudimos el polvo, pero a pesar de ello, está disponible para transmitirnos los conocimientos o enseñanzas que muchos autores han plasmado en sus páginas.

Cuando se produjo la Revolución Tecnológica con el descubrimiento de Internet, algunas personas creyeron que era la muerte de los libros en papel. Sin embargo, ello no fue así. Los libros “valientemente” se sobrepusieron ante semejante reto y se han mantenido a flote.

Los libreros de Guatemala consideraron que celebrar este año el Día del Libro el 23 de abril no era suficiente. Por ello, decidieron prolongar las actividades a toda la semana hasta el domingo 29. En ese contexto, las diversas librerías programaron para estos días muchas actividades, entre ellas descuentos significativos.

Frente a la fiebre de los teléfonos inteligentes y el fenómeno de las redes sociales, los jóvenes de hoy dedican muchas horas a esas actividades y en la práctica sus hábitos de la lectura, han sido relegados a un segundo plano. Paralelamente hay una debilidad muy marcada en la enseñanza del amor por la lectura de libros.

Actualmente existe el convencimiento sobre que es impostergable incentivar a los niños y a los jóvenes, el hábito de la lectura, que adicionalmente tiene la ventaja que es más barato, en comparación con los altos costos del servicio de Internet.

Leer un buen libro es una magnífica costumbre, que además fortalece nuestra preparación personal. En Guatemala contamos con la dicha de tener libros muy valiosos. Uno de ellos, El Señor Presidente, escrito por Miguel Ángel Asturias, Premio Nobel de Literatura 1967.

En esta magistral obra, Asturias retrata la figura de Manuel Estrada Cabrera, el dictador de los 22 años quien perdió el poder por la Revolución Unionista del pueblo en 1920.

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