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sábado, 12 julio 2025

CUENTO

El abono de Gedeón

Víctor Muñoz Si había algo de lo que se preciara la tía Toya, era de sus plantas. Aun cuando nuestra casa no es muy grande, ella siempre se ha preocupado por que haya macetas por todas partes. Cuando llegaba algún visitante lo primero que hacía era alabar las plantas y felicitarla a ella, y ella se sentía orgullosa y feliz.  Y es que daba gusto ver las colas de quetzal, los...

Introducción a la bioética, la perspectiva filosófica de Paulina Rivero Weber

Por: Santos Barrientos Muchos de los grandes avances de nuestro tiempo han sido producto de la técnica (tecnificación dirán algunos). Pero estos avances traen consigo la negación de la sociedad misma. Es decir, la tecnificación como un logro indiscutible de las sociedades contemporáneas muestran cada vez su monumento de realidades virtualizadas. Lo que hace perder de vista a la humanidad el hecho de “ser”, de estar en sociedad, de la...

La cita prohibida

Gustavo Sánchez Zepeda Escritor y, tus labios ambiguos, prometieron los besos, esos besos antiguos, besos llenos de perversidades y de refinamientos... José María Vargas Vila Todo está en silencio, quedé en verlo durante la madrugada.  Mis papás duermen junto a mi cuarto.  Antes de dormirse revisaron mi cama y la mesa de noche.  Tengo que salir a oscuras pues ellos me han prohibido terminantemente relacionarme con él.  Dicen que me va a ennegrecer la mente,...

Miguel Ángel Asturias

    Miguel Ángel Asturias es uno de los escritores más importantes del país, con reconocimientos internacionales como el premio Lenin de la Paz (1966), y el Nobel de Literatura (1967). En Guatemala recibe el Quetzal de Jade (otorgado por la Asociación de Periodistas de Guatemala (APG). Su obra literaria proyecta a Guatemala en todo el mundo, y sus libros han sido traducidos a más de 30 lenguas. Hombres de maíz,...

Unicornio

Adolfo Mazariegos Escritor y columnista Diario La Hora Era una niña preciosa. Desenfadada. Tez brillante y cabello negro ensortijado. Cinco o seis años de edad, quizá. Sus ojos, brillantes y claros, parecían iluminar cada rincón y cada sitio por donde pasaba, con esa chispa de inocencia que sólo pueden dar los años párvulos y las almas felices. Sus ocurrencias, tan únicas como inesperadas, eran como esa guinda roja que nunca puede faltar...
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