Dunedin
Agencia (dpa)

En su periplo en busca de alimento los pingüinos de Fiorland pasan una media de 69 días de viaje y llegan a recorrer a nado hasta un total 6 mil 800 kilómetros, según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Otago en Dunedin, Nueva Zelanda.

Estas aves de cejas amarillas llamadas «tawaki» en lengua maorí, son unos apasionados nadadores de larga distancia. Dependiendo de dónde se encuentre el destino de su viaje, los animales recorren a nado hasta un total de 6 mil 800 kilómetros, de acuerdo con el estudio publicado en la revista científica «PLOS ONE».

Mientras que en los primeros días de travesía los pingüinos recorren entre 20 y 50 kilómetros, durante las últimas jornadas pueden llegar a nadar más de 80 kilómetros diarios.

Para observar a dónde van a parar los pingüinos, el grupo liderado por Thomas Mattern equipó a un total de 17 aves con aparatos GPS entre noviembre de 2016 y marzo de 2017. Con ellos lograron averiguar que se dirigían a dos lugares en busca de alimento: desde la costa oeste de la Isla Sur se dirigieron a una zona situada a unos 8 mil kilómetros al sur de Tasmania o bien avanzaron aún más hasta el territorio subártico.

El estudio reveló que el momento de partida del lugar de cría jugaba un papel importante en la elección del destino. Aquellos pingüinos que se marchaban a finales de noviembre se dirigían a la zona cercana a Tasmania. Pero los que no partían hasta diciembre nadaban una media de 750 kilómetros más hasta llegar a la zona subártica.

Tras criar a sus polluelos, los pingüinos de Fiordland necesitan urgentemente alimento. Esto no se debe únicamente al hecho de que durante este tiempo pierden hasta la mitad de su peso. Además les espera la muda anual de su pelaje. Durante este periodo, que suele comenzar en febrero y dura al menos tres semanas, las aves deben permanecer en tierra firme.

Sin embargo, pese a todo el largo viaje en busca de alimento realmente no es necesario, aclara Mattern. «Los pingüinos abandonan la costa neozeladesa en una época en la que hay mucha comida en el océano. Visto así, no tiene mucho sentido nadar miles de kilómetros», señala.

Los investigadores atribuyen este comportamiento poco común a los antepasados de los pingüinos de Fiordland que originariamente tenían su hábitat en el clima subártico antes de que se extendieran más al norte por Nueva Zelanda.

«Esto también explicaría por qué la zona de reproducción de esta especie de pingüino se restringe tanto al sur de Nueva Zelanda», dijo Mattern. «Todo lo demás exigiría a los animales un viaje demasiado largo», concluyó.

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