Washington/Londres
DPA

La plataforma de filtraciones WikiLeaks está dispuesta a ayudar a las empresas de tecnología a solucionar los agujeros de seguridad en sus aparatos y software descubiertos por hackers de la CIA, anunció esta semana su fundador, Julian Assange.

En una conferencia de prensa online desde la embajada de Ecuador en Londres, donde se encuentra asilado, Assange dijo que para ello pondrá a disposición de las empresas las informaciones técnicas sobre hackeos de las cuales dispone. Por ahora, las empresas afectadas, como Google o Apple, no afirmaron si aceptarán la oferta.

WikiLeaks reveló el martes más de 8 mil documentos sobre las herramientas de espionaje cibernético de la CIA, de los que se deriva que la agencia cuenta con un equipo de programadores que busca sistemáticamente agujeros de seguridad y puntos débiles en smartphones, computadoras e incluso televisores e instalaciones telefónicas para poder espiar de manera específica a sospechosos.

La plataforma de filtraciones también dijo que los 8 mil documentos prueban que la CIA y el servicio de seguridad británico MI5 desarrollaron software malicioso para infiltrar smart TVs de Samsung y convertirlas en dispositivos de escucha.

Assange señaló que la CIA está investigando a agentes de agencias de inteligencia aliadas como el GCHQ en el Reino Unido y el DGSE en Francia.

Apple y Google, entre otras empresas, habían afirmado que una parte de los puntos débiles en los sistemas ya habían sido detectados y solucionados y que estaban buscando otros posibles agujeros de seguridad.

Sin embargo, el trabajo se ve dificultado por el hecho de que las empresas no cuentan con los detalles técnicos concretos sobre los agujeros. Cerrarlos es importante para que no sean aprovechados no solo por la CIA, sino por otros servicios secretos y hackers.

Assange explicó que las informaciones sobre el equipo de hackers de la CIA ya se conocían antes de que WikiLeaks recibiera las informaciones. Además, el australiano habló a favor de acuerdos sobre ciberarmas. Assange señaló que el consulado estadounidense en Fráncfort es una «base hacker» desde la cual actúan espías estadounidenses en Europa y Medio Oriente.

El Gobierno estadounidense no confirma ni desmiente la autenticidad de estos papeles, pero los expertos creen que tienen bastante credibilidad.

Un portavoz de la CIA dijo sobre las declaraciones de Assange que el fundador de WikiLeaks «no es justamente un bastión de verdad e integridad». La CIA sigue recabando «agresivamente» informaciones fuera del país para «proteger a Estados Unidos de terroristas, Estados enemigos y otros opositores».

Por otra parte, los expertos del sector determinaron tras un análisis más exhaustivo que las herramientas de espionaje se emplearon en aparatos viejos o sobre agujeros de seguridad ya solucionados.

Mientras, la Policía Federal estadounidense, el FBI, está buscando a la persona que filtró los numerosos documentos de la CIA a WikiLeaks, informó hoy el diario «The New York Times».

Los investigadores creen que se trató de un insider. El FBI interrogará a todo aquel que haya tenido acceso a los documentos, es decir, a varios cientos o incluso miles de personas.

Según fuentes de la investigación, por ahora no se descartan colaboradores externos ni empleados directos de la CIA. Pero la CIA considera que la filtración no parece hasta ahora obra de un Estado enemigo.

El presidente Donald Trump se reunirá hoy con el director de la CIA, Mike Pompeo, y con el secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, para analizar la situación.

Durante la parte más álgida de la campaña electoral, Trump se vio beneficiado por una filtración de emails del Partido Demócrata en WikiLeaks, porque dejaban mal parada a su rival Hillary Clinton.

Las autoridades sospechan que los responsables de esas revelaciones fueron hackers vinculados al servicio secreto ruso. La sección de la CIA afectada por los documentos actuales participa en las investigaciones sobre los presuntos contactos entre el entorno de Trump con Rusia.

Como consecuencia de las revelaciones, la CIA se vio obligada a interrumpir determinados proyectos mientras hace balance de los daños y las opciones para reducirlos, según el periódico.

Las revelaciones «dan a nuestros adversarios herramientas e informaciones para causarnos daño», dijo un portavoz de la CIA al «New York Times». La agencia no tiene permiso para espiar a ciudadanos dentro de Estados Unidos y no lo hace, añadió.

Una vez más quedan en primer plano las relaciones de los servicios secretos con colaboradores externos. Ese fue el caso de Edward Snowden, quien reveló la trama de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), de la que era empleado externo pero tenía acceso a documentos clasificados.

El «Wall Street Journal» señaló que hay más de una decena de firmas que trabajan para la CIA en el desarrollo de herramientas de ciberespionaje. Una gran parte de ellas se encuentra en Dulles, Virginia, y no en el cuartel general en Langley. La CIA ya descubrió el año pasado que habían sido atacados datos sobre sus actividades de hackeo, pero se vio sorprendida por la filtración de WikiLeaks.

Artículo anteriorSus muertas, Presidente
Artículo siguienteVW se declara culpable en escándalo de emisiones