Al igual que los perros, los lobos también tienen capacidad para mostrar afecto hacia las personas, según revela un nuevo estudio publicado en la revista ‘Ecology and Evolution’. Los resultados se obtuvieron cuando los investigadores de la Universidad de Estocolmo (Suecia) sometieron a 10 lobos y 12 perros a una prueba de comportamiento diseñada específicamente para cuantificar las conductas de apego en los cánidos.
Durante esta prueba, los lobos de 23 semanas de edad discriminaron espontáneamente entre una persona conocida y un extraño tan bien como los perros, y mostraron más comportamientos de búsqueda de proximidad y de afecto hacia la persona conocida.
Además, la presencia de la persona conocida actuó como amortiguador del estrés social para los lobos, calmándolos en una situación estresante. Estos descubrimientos se suman a un conjunto de pruebas que se acumulan lentamente y que contradicen la hipótesis de que las capacidades necesarias para establecer vínculos con los humanos surgieron en los perros sólo después de que los humanos los domesticaran hace al menos 15.000 años.
Científicos revelan cómo la domesticación de lobos afecta a su comportamiento y son capaces de sentir afecto por los humanos. https://t.co/pRmGXsDgx7
— Forbes México (@Forbes_Mexico) September 20, 2022
«Pensamos que era necesario comprobarlo a fondo –explica en un comunicado la doctora Christina Hansen Wheat, doctora en etología por la Universidad de Estocolmo–. Junto con estudios anteriores que han hecho importantes contribuciones a esta cuestión, creo que ahora es apropiado considerar la idea de que si existe una variación en el comportamiento de apego dirigido por el hombre en los lobos, este comportamiento podría haber sido un objetivo potencial de las primeras presiones selectivas ejercidas durante la domesticación del perro».
La doctora está interesada en comprender cómo la domesticación afecta al comportamiento. Para estudiarlo, ella y su equipo criaron cachorros de lobo y de perro desde los 10 días de edad y los sometieron a diversas pruebas de comportamiento. En una de esas pruebas, una persona conocida y un extraño se turnan para entrar y salir de una sala de pruebas para crear una situación algo extraña y estresante para el animal. La teoría que subyace a la prueba, desarrollada originalmente para evaluar el apego en los bebés humanos, es que al crear este entorno inestable se estimulan conductas de apego, como la búsqueda de proximidad.
Lo que los investigadores buscaban en esta prueba de situaciones extrañas era si los lobos y los perros podían discriminar entre la persona conocida y la extraña, es decir, si mostraban más afecto y pasaban más tiempo saludando y en contacto físico con la persona conocida que con la extraña. Si los lobos y los perros lo hicieran por igual, esto apuntaría a que esta capacidad no es exclusiva de los perros, es decir, que no ha evolucionado específicamente en ellos.
«Eso fue exactamente lo que vimos –destaca Hansen Wheat–. Estaba muy claro que los lobos, al igual que los perros, preferían a la persona conocida sobre la desconocida. Pero lo más interesante fue que, mientras los perros no se veían especialmente afectados por la situación de prueba, los lobos sí. Se paseaban por la sala de pruebas».
«Sin embargo –prosigue–, lo más sorprendente fue que cuando la persona conocida, un criador de manos que había estado con los lobos toda su vida, volvió a entrar en la sala de pruebas, el comportamiento de paseo cesó, lo que indica que la persona conocida actuó como un amortiguador del estrés social para los lobos. Creo que nunca antes se había demostrado que esto fuera así en el caso de los lobos y esto también complementa la existencia de un fuerte vínculo entre los animales y la persona conocida».
Hansen Wheat añade que las similitudes entre perros y lobos pueden decirnos algo sobre el origen del comportamiento que vemos en nuestros perros. Y, aunque puede ser una sorpresa para algunos que los lobos puedan conectar con una persona de esta manera, dice que en retrospectiva también tiene sentido. «Los lobos que muestran un apego dirigido a los humanos podrían haber tenido una ventaja selectiva en las primeras etapas de la domesticación de los perros», afirma.
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Ahora la investigadora continuará ahora trabajando con los datos que ella y su equipo han recogido durante tres años de crianza manual de lobos y perros en condiciones idénticas para aprender aún más sobre sus diferencias y similitudes de comportamiento.