El proyecto es liderado por mujeres del poblado de San Antonio Aguascalientes, Sacatepéquez. Foto: Alisa Handmade
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A través de la creación de empleo para la manufactura de joyas y piezas ornamentales, Alisa y Milvia, madre e hija, apoyan el proyecto Chok’ojol Juyú, que preserva los tejidos guatemaltecos a través de la educación, liderado por mujeres del poblado de San Antonio Aguascalientes, Sacatepéquez.

Todo comenzó en 2019 como un juego para Alisa de León. Tenía 16 años cuando decidió elaborar joyería por el simple gusto de hacerlo. Solo dos años han pasado, y ya es un proyecto consolidado, con nombre propio: “Alisa Handmade” y ella, reconocida como “Emprendedora del año”, por Agexport, junto a Milvia, su mamá.

“No pensé que sería tan grande, pero me di cuenta de que a las personas les gustaba el producto, y lo que hacíamos. Ya en 2020 le dimos un logo e identidad a la marca. Nuestro logo es un sol, con una A, de Alisa y el sol que significa luz y esperanza para nuestra Guatemala. Me uní con mi mamá, ella ve todo lo relacionado con la materia prima, yo con la creatividad, porque no solamente es mi sueño, es el de ambas, poder ser generadoras de trabajo”, dice en una entrevista concedida para Mujeres La Hora.

 

El emprendimiento, explica Alisa, no es solo para generar ingresos propios sino para crear fuentes de trabajo. Además de joyería se expandieron a la manufactura de accesorios, con materia prima 100 por ciento guatemalteca, por eso trabajan de la mano de Milly, Mishell y Rosalinda, fundadoras de la escuela gratuita de teijdo Chok’ojol Juyú, que se ubica en San Antonio Aguascalientes, Sacatepéquez.

“Nos agrada la idea de mantener la costumbre del tejido porque se está perdiendo. Milly, Mishell y Rosalinda impulsan a los niños a aprender y a que continúen con esa tradición tan linda.Por medio de ellas, pudimos ubicar a más artesanas, que son mamás de sus alumnos, como Olga Chiroy. También encontramos a don Oscar, un artista en madera quien fabrica pequeñas piezas que le dan el sentido y significado a cada pieza”, explica Milvia. Esas “esculturas en madera” a las que se refiere, son las bendiciones de puerta, producto estrella de Alisa Handmade.

SUS PRINCIPALES RETOS

Ser joven en un mundo empresarial de adultos ha significado todo un desafío para Alisa. “Tuve que aprender de finanzas y contabilidad, inclusive ingresamos en el programa de la ruta del exportador, para saber cómo manejar la empresa. Me costó porque son cosas que no te enseñan en el colegio. Incluso si no tienes un emprendimiento, te sirve para la vida propia. Puede que venda, pero si no sé manejar el dinero no puedo siquiera repartir los salarios”. Era la más pequeña del grupo y según confiesa “le costaba más, entendía más lento y no sabía lo que pasaba allí, pero se puede si uno se lo propone”.

Por su parte Milvia dice que algo que les ha costado es abrirse camino, en el sentido de llegar a su cliente objetivo. “Es un trabajo de picar piedra, lo hemos sentido lento, sin embargo, vemos que ya ha tenido sus frutos. No hay que desesperase, si seguimos trabajando lo vamos a lograr, porque tenemos todo: los procedimientos, los artesanos, los productos, pero si no logramos vender, pues todo se queda allí”. Para alcanzar sus objetivos tanto Alisa como Milvia se han apoyado en las redes sociales, incluso lanzaron su sitio web y tienen un Costumer Brocker (punto de venta), en Miami, con una pequeña cantidad de accesorios, que también se pueden comprar en línea.

SU MENSAJE PARA OTRAS MUJERES

Alisa dice a otras jóvenes que lo primero es empezar, sin pensar en lo que digan lo demás. “Hay que lanzarse. Si uno tiene una idea, hay que hacerla. Las opiniones a veces pueden ayudar, no hay que rendirse”.

Milvia recalca la importancia de buscar ayuda profesional. “Hay que saber encaminar los proyectos, en especial la parte administrativa y financiera. Tener los conceptos claros, saber hacia dónde se va”.

 

RESCATANDO LA CULTURA DEL TEJIDO

Como han expresado Alisa y Milvia, su meta es ser generadoras de empleo a través de Alisa Handmade, algo que han hecho con el proyecto Chok’ojol Juyú (rodeado de montañas en Kaqchiquel). No solo se empoderan ellas, sino también a Milly, Mishell y Rosalinda, quienes se unieron para apoyar a su comunidad y establecer la escuela gratuita de para niños y adolescentes en la aldea, con el fin de mantener la tradición del tejido al enseñar a las nuevas generaciones. «El arte de tejer», dicen y por eso quieren darle el valor que se merece. Con esto en mente, también quieren generar interés en ser una forma de trabajo para que cuando esos niños y niñas que hoy aprenden a tejer, al crecer quieran quedarse en Guatemala.

“Desde abril diseñamos junto a ellas nuestros productos. Ha sido una experiencia hermosa, compartir nuestras habilidades y aprender unos de otros. A través de ellas hemos tenido contacto con los padres de sus alumnos que necesitan trabajo, y es así como los hemos incorporado a nuestro equipo, generando ingresos adicionales”, cuentan Alisa y Milvia. Entonces, la escuela Chok’ojol Juyú también se beneficia con la venta de cada uno de los productos hechos a mano de Alisa.

La iniciativa no se parece a ninguna otra asociación de tejedores. Porque no solo enseñan a tejer, también estudian su idioma nativo Kaqchikel. La escuela tiene un área para mostrar a los visitantes y turistas los aspectos positivos de un modelo de trabajo que anima a las nuevas generaciones a sentirse orgullosas de su patrimonio, cultura y tradiciones.

Este año tienen una nueva generación de 22 alumnos entre los 8 y los 12 años. Para que este nuevo grupo se gradúe, Milly y sus hermanas buscan fondos para comprar materiales y contratar más instructores. Esperan contratar abuelas, a menudo pasadas por alto y que luchan por encontrar otras oportunidades laborales. Porque las abuelas son las verdaderas guardianas de sus tradiciones, y las que pueden enseñar a los demás con paciencia y amor.

Previo a concluir con la entrevista, Alisa afirma que esto es a lo que se quiere dedicar el resto de su vida. “Me encanta el proyecto. Ahora somos un equipo pequeño nada más, pero hay muchísimas personas que tienen talento para hacer el equipo más grande”, concluye.

Mujeres La Hora ve en Alisa y Milvia un espíritu fuerte para emprender, valoramos su relación de madre e hija, al mismo tiempo que aplaudimos el apoyo y visibilidad que brindan al proyecto del rescate del tejido artesanal Chok’ojol Juyú, liderado también por mujeres que desean resguardar nuestro patrimonio cultural, a través de las nuevas generaciones.

 

¿CÓMO PODEMOS AYUDAR?

Seguirlas en las redes sociales: @alisahandmade.gt y @chokojol.juyu compartirlas con sus amigos y seres queridos. ¡Hagamos correr la voz y ayudémoslas a mantenerse con vida y volverse más fuertes!

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