Chichicastenango es un destino turístico por excelencia en Quiché. Foto La Hora/Carlos López Ayerdi
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Por Ana Lucía González
agonzalez@lahora.com.gt

Misticismo, color y tradición son parte de lo que mejor describe el crisol cultural que caracteriza al municipio de Santo Tomás Chichicastenango, Quiché. Un viaje imperdible para quien busca adentrarse en la identidad del pueblo maya k’iche’. Su nombre significa Chuwila o “lugar de las Ortigas” y fue fundado en el siglo XVI como pueblo de indígenas.

La recomendación para visitar este municipio, ubicado a 145 kilómetros de la capital en la ruta Interamericana CA-1, es en los días de mercado: jueves y domingos, uno de los más grandes de la región. “Aunque durante la Semana Santa esta costumbre se traslada a los miércoles y domingo”, explica Mark Rogers, del hotel Mayan Inn.

El visitante puede trazar una ruta que comprende desde conocer la religiosidad maya, sus tradiciones, el colorido de su indumentaria, visitar el museo arqueológico y degustar algunos platillos ancestrales, acompañado de la cálida bienvenida de sus pobladores.

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Una de las características principales de sus habitantes es que han integrado sus antiguas creencias con la doctrina católica. Se conoce como sincretismo religioso. La iglesia de Santo Tomás es una muestra. En sus gradas se comienzan los rituales mayas, y al finalizar rezan al Dios católico. El fuego es un protagonista en ambas ceremonias.

El municipio cuenta con varios hoteles y restaurantes, así como agencias de turismo en las que se puede solicitar algún recorrido por la zona. Aquí algunos lugares y datos de interés.

COCINA GOURMET MAYA

El echintal envuelto en huevo, pepitas de chilacayote tostadas, hierbamora en pulique, pacayas o flor de izote, son parte de los platillos de temporada que ofrece “Proyecto Tux: cocina gourmet de origen”, un restaurante que pone a disposición una oferta gastronómica enfocada en talleres y degustaciones en Chichicastenango.
María Jacinta Xon es la encargada de este proyecto. Es historiadora de la ciencia y se dedica al rescate y perfeccionamiento de las técnicas culinarias ancestrales. Reconoce que la industrialización ha cambiado la dinámica alimenticia y muchos de estos platillos ya no se consumen porque no se conocen y van desapareciendo con el tiempo.

Este lugar es reconocido por sus diversas opciones para visitar. Foto La Hora/Carlos López Ayerdi

Enumera varias amenazas en esta dinámica, como el uso de abonos químicos, los monocultivos, la comida procesada, así como la pérdida de territorios indígenas. Por eso, para esta investigadora, el objetivo es reivindicar la ciencia de las mujeres. “La cocina ha sido un espacio de opresión, pero al final también es de resistencia. De esa cuenta, ese conocimiento ancestral permite, al final, la soberanía alimentaria de los pueblos”, añade.

Xon comenta que se atiende solo por reservación. “Ofrecemos una degustación de seis platillos preparados con las técnicas y los conocimientos de la ciencia de las mujeres indígenas. Los ingredientes para la elaboración de los platillos son los que se disponen en la temporada localmente (flores, hongos, hojas, semillas, etc.)”, indica.

PUNTO DE ENCUENTRO

El hotel-museo Mayan Inn se ha convertido con los años en un punto de encuentro para los viajeros que llegan a Chichicastenango. Fue fundado por el estadounidense Alfred S. Clark y es de los más antiguos de Guatemala: se inauguró en junio de 1932, explica su nieto y propietario, Mark Rogers.

Uno de los atractivos de este lugar cuatro estrellas es que dispone de 30 habitaciones, cada una decorada totalmente distinta a la otra, debido a que su primer propietario era un coleccionista de antigüedades. “Todas celebran siglos de arte colonial y guatemalteco con antigüedades auténticas, obras de arte, mobiliario y telas coloridas que les dan un toque de encanto”, señala Rogers, quien se aventura a decir que quizás sea la colección más grande de Latinoamérica.

Chichicastenango, como muchos otros pueblos de Guatemala, lucha por mantener su identidad cultural a través de las celebraciones religiosas y fiestas patronales, donde el turismo es uno de los incentivos para que las nuevas generaciones continúen dando vida a estas tradiciones.

Se deben tener ciertas consideraciones para aprovechar al máximo la experiencia, por ejemplo, conocer los días de mercado. Foto Cortesía Jorge Mario Chajón

LA CUNA DEL POPOL VUH

• Fue en 1688 cuando el párroco de Santo Tomás Chichicastenango, el dominico Fray Francisco Ximénez, llegó a este pueblo. Fue en este lugar donde recogió y transcribió a principios del siglo XVII el Popol Vuh, el libro sagrado de los k’iche’s, conocido también como Manuscrito de Chichicastenango.

• Su fiesta principal se realiza del 17 al 21 de diciembre, en honor a Santo Tomás Apóstol. En la iglesia católica se rinde tributo a su imagen con una misa y procesión por las calles del pueblo.

Visitar Chichicastenango representa para los turistas una experiencia inolvidable. Foto La Hora/Carlos López Ayerdi

• Desde 1871, Chichicastenango es de los pocos municipios de Guatemala que tiene dos formas de gobiernos reconocidos: la alcaldía mixta, una ladina, electa por voto popular y la alcaldía indígena, según el Archivo General de Centroamérica. Esta es una institución ancestral muy respetada por los pobladores, donde sus autoridades son electas en forma vitalicia. Uno de los objetivos de sus autoridades es que el Estado de Guatemala respete los derechos de los pueblos indígenas.

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