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Brasilia
Agencia (dpa)

La economía brasileña volvió a crecer en 2017 tras dos años de una dura recesión, y alcanzó un incremento de un uno por ciento, según las cifras oficiales publicadas hoy por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).

Entre otras alzas, el Producto Interno Bruto (PIB) brasileño registró un claro crecimiento del 2.1 por ciento en el último trimestre del año pasado en comparación con el mismo periodo de 2016.

En total, el PIB de la principal economía latinoamericana llegó a los 6.6 billones de reales (unos dos billones de dólares). Sobre todo el sector agropecuario registró buenos resultados. Las cifras parciales de los meses anteriores ya señalaban que Brasil había salido de la recesión el año pasado.

Según los datos del IBGE, la economía brasileña se había desplomado en un acumulado de 7.0 por ciento entre 2015 y 2016, en una de las peores recesiones de la historia brasileña.

El deterioro económico a partir de 2015, tras un «boom» de alrededor de una década impulsado por los altos precios del petróleo, derivó también en una grave crisis política.

Después de la destitución en 2016 de la presidenta Dilma Rousseff, del izquierdista Partido de los Trabajadores, su sucesor, el conservador Michel Temer, impulsó un duro programa de ajustes para intentar reflotar la economía.

«Asumimos (el Gobierno de) Brasil con una recesión fuerte y hoy estamos con índices muy favorables», celebró el presidente hoy en su cuenta de Twitter.

Temer privatizó varias empresas del sector público e impulsó la flexibilización de las leyes laborales. Su principal proyecto de 2018 es una reforma del deficitario sistema de pensiones, muy rechazada por la mayoría de los brasileños y para la cual Temer no tiene garantizada aún un apoyo mayoritario en el Parlamento.

Organizaciones medioambientales critican también los planes del Gobierno de reducir zonas protegidas y reservas para dar más espacios a grandes empresas de la ganadería y la agricultura, dos de las grandes industrias del gigante sudamericano.

Temer, que cierra el 31 de diciembre el mandato para el que fue elegida originalmente Dima Rousseff, es altamente impopular entre la población brasileña. Las últimas encuestas situaban su popularidad en un seis por ciento.

PIB incrementó
2.1 por ciento
en el último trimestre del año pasado.

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