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Por JAMES ELLINGWORTH
MOSCÚ
Agencia/AP

Los líderes de Rusia advierten que el gobierno tendrá que reducir aún más sus gastos si el país quiere evitar una crisis financiera como la de 1998, que fue el mayor golpe económico al país desde que desapareció la Unión Soviética.

La economía, que en gran parte depende de su gran industria petrolera y de gas, se ve afectada por la caída mundial de los precios del petróleo. Los ingresos públicos se acaban y el costo de vida agobia a los rusos al caer su moneda.

Ante la idea de una economía que languidece rumbo a la recesión en un año electoral, el gobierno buscó el miércoles reducir las expectativas.

«Nuestra tarea es poner el presupuesto en línea con las nuevas realidades. Si no hacemos eso, lo que sucedió en 1998 y 1999 volverá a suceder, cuando la gente pagó con una inflación lo que no hicimos», citó al ministro de Finanzas Anton Siluanov la agencia de noticias oficial Tass.

En esa época, Rusia devaluó su moneda e incumplió con sus deudas, medidas que causaron una inflación de como 85%. Los analistas dicen que la situación de Rusia no es extrema, ya que tiene muy poca deuda. Pero sus perspectivas económicas se vuelven más oscuras al caer los precios de energéticos.

En noviembre el Fondo Monetario Internacional pronosticó que la economía rusa caería un 0,6% durante el 2016. Desde que se hizo ese cálculo, los precios del petróleo cayeron 40% más, a unos 30 dólares el barril. El presupuesto ruso elaborado en octubre se basa en un precio de 50 dólares.

Eso deja pocas oportunidades para la generosidad tradicional del gobierno hacia los votantes previo a las elecciones parlamentarias de septiembre, una prueba clave para el gobernante partido Rusia Unida, cuyos niveles de popularidad son mucho menores que las elevadas calificaciones personales del presidente Vladimir Putin.

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